Reglas, usos y costumbres de una sala teatro
Tómese una caña en el bar de la Sala Cuarta Pared antes de que empiece la obra que va a ver. No olvide pagar a la camarera su consumición y la del compañero/a que, es posible, no descartable, sufragara las birras la última vez. Mastique con la boca cerrada el pastel de salmón con bechamel, y no diga palabra hasta que la tarta, bien triturada, haya desaparecido por su garganta. De esta forma, se asegurará no salpicar de hojaldre la camisa de su acompañante. En el preciso instante en que abran las puertas de la sala, haga cola de forma metódica y ordenada. Pudiera ocurrir, no es descartable, que algún salvaje un empujón le propinase. En tal caso, debe mantener la calma y recordar cortésmente a su atacante que las localidades están numeradas y que no entra dentro de sus planes invadir otra butaca que la que figura en su entrada.
Después de tomar asiento, y para hacer tiempo, leerá el programa de mano que le han facilitado, y nunca, jamás, lo tirará en las papeleras del teatro, pues la gente podría pensar que en la obra no está interesado. Si se quiere deshacer del papel, es conveniente que lo haga cuando llegue a su casa, lejos de indiscretas miradas. Mientras tanto, guárdeselo en el bolso, en la cartera, en el bolsillo del pantalón o en el de la chaqueta. Donde quiera.
Por último, antes de que dé comienzo la función, es imprescindible –y en esto sí que no hay concesión– que desconecte su teléfono, su blackberry, su Smartphone y la alarma de su reloj. En el caso probable, no descartable, de que, justo en el momento culmen de la pieza le llamara su abuela, su tía, su jefa, la vecina, el electricista… no sé, cualquiera…, no es recomendable disimular y hacer ver que es de otro la música que suena: apague cuanto antes su celular y dirija una mirada turbada, un tanto desconcertada pero sin llegar a ser apocada, a los espectadores que en la platea flanquean su derecha y su izquierda. De lo contrario, el auditorio se enfurecerá, por haber interrumpido y alterado el elocuente discurso de la baronesa Staffe en Reglas, usos y costumbres en la sociedad moderna, un monólogo protagonizado por Lina Lambert, hasta el 8 de diciembre, en la Sala Teatro Cuarta Pared.
La baronesa Staffe, que en realidad se llamaba Blanche-Agustine-Angèle Soyer y no disponía de ninguna baronía, era una pequeña burguesa con aires de grandeza que se propuso adoctrinar a la sociedad francesa en el arte de las buenas maneras. A finales del siglo XIX, principios del XX, sus libros se vendían cual ahora la revistas Vogue, Pronto y compañía. Mes secrets pour plaire et pour être aimée, La maîtresse de maison, Les hochets féminins, Indications pratiques pour obtenir un brevet de femme chic, La véritable élégance, Traditions culinaires et l’art de manger toutes choses à table… son algunos de los títulos que la aristócrata apócrifa escribió; pero fue con Usages du monde: règles du savoir-vivre dans la societé moderne con el bestseller que arrasó. En 1889 se publicó la primera de sus múltiples ediciones, y en 1994, Jean-Luc Lagarce llevó el manual al teatro:
“Nacer no es complicado. Morir es muy difícil. Vivir entre estos dos acontecimientos no tiene porqué ser imposible”, señaló en su momento quien, actualmente, es en Francia el autor contemporáneo más representado. Sólo es cuestión de seguir unos principios y unas reglas para dar respuesta a aquellos ínfimos problemas que –unidos a los de pagar la hipoteca– compondrán nuestro día a día desde que nos expulsen de las entrañas maternas hasta que nos vuelvan a meter en las de la tierra. “Basta con saber que hay una solución para cualquier circunstancia, una forma de reaccionar y de comportarse.” Y basta con que este protocolo te lo recite con ironía y gracia una dama como la Staffe, en un monólogo que se ríe de la falsedad y del sinsentido de la sociedad.
Con la baronesa aprenderemos que es indispensable declarar el nacimiento de un recién nacido, haya nacido el niño muerto o vivo. Sin olvidar la importancia de buscarle un padrino dispuesto a cargar con los inconvenientes de tan honorífico título. Qué nombre elegir, es primerísimo para el bautizo. A continuación, se nos ilustra con un capítulo sobre el negocio matrimonial, que incluye pedida de mano –éste, quizá, el punto más desfasado, junto al de la composición del ajuar–; la firma del contrato ante notario y la llegada de la novia al altar, sencillez virginal. Y, para acabar, el baile que precede a la luna de miel, recordándonos, además, que…
“Las bodas de oro se celebran después de 50 años de feliz unión. Incluso en el caso de que la unión no haya sido feliz, si dura 50 años se celebra de todos modos.”
Siempre con cuidado de que el guateque organizado no acabe convirtiéndose en un funeral. Cosa que, por otro lado, podría ocurrir. Sería oportuno entonces consultar el capítulo que regula cómo manifestar públicamente dolores y penas.
En 60 minutos habremos adquirido prácticos e hipócritas consejos para consumirnos en una casa de muñecos. Dichas normas se establecieron por decreto titiritero un par de siglos atrás, pero continúan tan vigentes como cuando las publicara la baronesa Staffe, porque así es como ocurren las cosas y así es como ocurrirán.
Cuando finalice la función, deberá aplaudir, moderadamente o con fervor. Eso se deja a su elección, dependerá de si la obra le ha gustado o no. Si bien, siempre es recomendable, aconsejable, deseable… que sea prudente en lo que a la revelación de sus emociones se refiere, procurando sondear la opinión de su acompañante para que sus diferencias no den al traste con lo que podría haber sido una velada agradable. Si la obra termina tarde y usted tiene hambre, por favor, aguante y no se levante aunque las ovaciones a la actriz se alarguen. Mención especial y aparte si el visitar la toilette se convierte en una cuestión acuciante, así de repente e inesperadamente. Posible, bastante probable, para nada descartable, pues se me olvidó recordarle que orinara antes.
Reglas, usos y costumbres en la sociedad moderna
Autor: Jean-Luc Lagarce
Versión: Fernando Gómez Grande
Compañía: Teatre Tantarantana
Dirección: Roberto Romei
Reparto: Lina Lambert
Lugar: Sala Cuarta Pared
Fechas: del 28 de noviembre al 8 de diciembre
Horario: 21.00h
Duración: 60 minutos
Precio: 14 euros