La televisión puede innovar gracias a la literatura (Festival CIBRA 2012)
Por David Felipe Arranz
Cada año, el cine club “Juan Diego” y el club de lectura “El viento de la Luna”, ambos de La Puebla de Montalbán, impulsan con el Festival del Cine y la Palabra que ya va por su IV edición el estudio y la difusión de las relaciones entre la literatura –en todas sus formas– y el mundo audiovisual.
Como colofón a los encuentros del festival, dedicados a la pionera del cine Alice Guy, se celebró el pasado sábado en el Hotel San Juan de los Reyes de Toledo, con gran afluencia de público, la mesa redonda “Viaje de ida y vuelta entre el libro y la pequeña pantalla”, en la que participaron los creadores y escritores de las series de televisión más exitosas producidas en nuestro país, cuyo trabajo permanece en muchas ocasiones en el anonimato.
La mesa redonda, moderada por el periodista y profesor David Felipe Arranz, dio voz y puso caras a los padres de las series más notables producidas en televisión en los últimos tiempos: Macu Tejera, Iván Escobar y Javier Olivares, cuyos trabajos en Al salir de clase, Amar en tiempos revueltos, Los Serrano, Los hombres de Paco, El Barco, El Club de la Comedia e Isabel avalan su valía como escritores y, sobre todo, su olfato para saber por dónde caminan los gustos de cada momento.
Durante una hora y media, los asistentes pudieron conocer de cerca aspectos tan interesantes como la gestación del guión y su posterior desarrollo a partir de una idea –hasta 13 o más guionistas pueden llegar a intervenir en la elaboración de la escritura de una serie–, el difícil equilibrio entre la figura del productor y el autor de la obra –en las series casi siempre termina siendo colectivo– y la búsqueda de modelos en las televisiones extranjeras.
Los tres guionistas coincidieron en que a partir de la invención de la historia, necesitaban de los ejecutivos para hacerla realidad: “No creo que haya una barrera marcada en el suelo y a un lado están los buenos y al otro los malos –declaró Iván Escobar–: esto nos es Mordor, al otro lado no hay un Señor de los Anillos ni todos ellos poseen intenciones maléficas. Quieren lo que queremos todos: un éxito”. Con relación a las imposiciones externas, Escobar hizo hincapié en que venían dadas por el deseo de alcanzar a una mayor audiencia: “el mundo de la creación es esquizofrénico, duro, voluble, apasionante, enriquecedor… y en el ámbito de la televisión tiene poco que ver con la autoría”.
Javier Olivares, por otra parte, señaló que hay que tratar con respeto al espectador y cuidar al guionista que tenga algo que contar… para que finalmente lo cuente. Macu Tejera se unió a esta propuesta pidiendo a los productores que se arriesguen más, que dejen a los guionistas desarrollar proyectos más personales y no se limiten sólo a copiar del extranjero: “muchas veces los productores sólo piden clones o réplicas de series que han funcionado”.
Hubo tiempo también para que los guionistas hablaran de sus referentes de adaptación emblemática, su particular canon de las relaciones entre la literatura y el cine: Los santos inocentes (1984), de Mario Camus, y El león en invierno (1968), de Anthony Harvey, para Iván Escobar; El secreto de sus ojos (2009), de Juan José Campanella, y Matar a un ruiseñor (1962), de Robert Mulligan, para Macu Tejera; y Trainspotting (1996), de Danny Boyle, y El castillo de mi madre (1990), de Yves Robert, para Javier Olivares.