TOY: Bendito ruido
Por Gorka Ellakuría.
En la música pasa como en la búsqueda de oro, de miles de piedras aparece una pepita reluciente de un valor incalculable. Sólo hace falta escuchar los tres primeros cortes del disco de debut de la banda británica TOY -TOY 2012- para comprender que estás ante algo grande. El viaje empieza con Colour Running Out, sigue con Reasons Why hasta llegar Dead & Gone, un temazo de casi ocho minutos que se postula, sin lugar a dudas, al trono a mejor canción del año. Luego viene Lose My Way y, de entre tanta maraña noise, TOY logra rescatar una de esas melodías inolvidables que evoca a aquellas armonias de los legendarios The Smiths.
Entonces has de parar, es demasiada la emoción para escuchar el disco de un tirón. Uno no se puede creer que unos debutantes -o casi, antes lo intentaron con una banda llamada The Jing Jang Jong– se atrevan a ser los herederos de esa música british mezcla de ruido, ensoñación, rifs eternos y un inconfundible sonido indie; creado por bandas como The Jesus and Mary Chain, Ride o Echo & the Bunnymen.
El disco, de 12 canciones, va evolucionando y a cada corte los londinenses van perdiendo poco a poco el sonido sucio, apostando por las melodías más claras. Es el caso de la My hearts ships a beat, Strange o la bailable Motoring, que seguro encontrará hueco en las discotecas más indies de Londres y de Madchester.
Makeit Mine, acelera el ritmo de la batería, recordando a los Strokes, cuando estos aún no habían dejado de ser los Strokes. La canción se remata con un teclado al más puro estilo ochentero que aparece en algunas de las canciones y que ayuda a crear una sensación de ensoñación que está presente en casi todo el disco.
Hasta ahí lo bueno, luego el álbum cierra con tres canciones que bien podrían no haber estado, porque no aportan nada y lo alargan en exceso. Es el único pero del estreno de este genial quinteto al que ya se le compara con The Horrors, pero que en realidad apunta mucho más alto.
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