Latinoamérica

Festival de la luz

Por Fernando García Malmierca.

 

«Momia roja en el desierto blanco», Alfredo Stéfano.

Durante los meses de agosto y septiembre de 2012 se celebró en Argentina los VII Encuentros Abiertos, FESTIVAL DE LA LUZ. Se trata de una serie de actividades y exposiciones sobre fotografía, que se desarrolla cada dos años en Buenos Aires y otras ciudades argentinas.

El evento tiene una vocación global y globalizadora desarrollándose conferencias, mesas redondas, una revisión histórica de la fotografía y la puesta en valor de nuevos autores, sin olvidar la vertiente editorial. Esta edición ha tenido como tema general  La pasión, de la afición a la locura.

Gracias al mecenazgo cultural de la Ciudad de Buenos Aires y bajo la dirección general de Elda Harrington y la dirección artística de Silvia Mangialardi, se suceden conferencias sobre temas técnicos y teóricos sobre la fotografía y sus repercusiones,  derivaciones y extensiones. Se trataron temas de “Copyleft”, de estética, sobre el documental y sus nuevas expresiones, la curaduría en foto y, en general, sobre la vitalidad del género y sus  retos en el nuevo medio digital.

Al ser La Pasión el tema de la muestra se invitó de forma participativa a recoger los momentos entrañables de besos y abrazos, frente o en los bares míticos de la ciudad de Buenos Aires, para después ser publicados en el Facebook del evento.

Uno de los aspectos más interesantes es la vocación de impulso a los autores emergentes que promociona  El festival de la Luz, realizando un foro internacional de Portfolios, donde revisores de distintos países como Anne Tucker,  curadora del Museum  ofFine Art de Houston o los directores Wendy Watriss y Fred Baldwin de la bienal FotoFest, Juan Travnik de Argentina o Paco Salinas de España , eligen a tres autores que tendrán un lugar destacado en la siguiente edición en forma de participación en una futura exposición del Festival de la luz, publicación o beca para El FotoFest  de Houston en 2014.

También se organizan talleres de un día de duración  que abarcaban temas desde la edición  (Julio Pantoja), estudios sobre el paisaje (Alfredo de Stèfano o Fernando Rivera Luque)) o la curaduría (José Antonio Navarrete).  

«Cortázar», Sara Facio.

En el capitulo expositivo  se celebraron alrededor de noventa exposiciones entre la capital y distintas sedes de otras ciudades. Pasamos a repasar algunos de los artistas expuestos, comenzando por la muestra de Sara Facio, que se inauguró en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires . Sara Facio es una fotógrafa mítica en Argentina, país plagado de mitos modernos, por su cámara han pasado un Cortàzar joven, bonaerense, muy distinto del Cortàzar parisino a cuya imagen estamos acostumbrados. Borges aparece como un gentelman  entre libros, en su infinito mundo de libros. Tambièn hay  fotos de manifestaciones peronistas y de  Peròn o de Goyeneche y Piazzolla interpretando su música mágica. Todos  retroalimentan la cultura de lo argentino desde Argentina, el mito al alcance de la mano, en su hábitat cercano.

El mexicano Alfredo De Stèfano nos propone un recorrido por la aridez del desierto en unos paisajes ligeramente intervenidos, donde las extensiones transcienden la medida humana, para darnos una visión estética de lo inhóspito, no se trata de un paisajista en el sentido clásico, sus intervenciones cercanas al Land art nos ponen en la ambigüedad visual de lo paisajístico frente a la intervención artística, no se limita a registrar documentos sino que captura el alma del paisaje, para devolvérnosla rehecha, transformada, lista para su asimilación por el lado artístico pero sin descuidar  el poder oculto de la Naturaleza.

Por último, quiero hablar de Catherine Balet (Francia) que con sus foto-tableaux , Strangers in the Light, recorre la cultura pictórica francesa para devolvernos una inquietante visión de la actual sociedad occidental, donde toda la información la recibimos a través de pantallas y toda la comunicación es a través de las mismas, habiendo renunciado al contacto real, pera ser seres incapaces de la comunicación sin artefactos.También trata el sistema social panóptico, donde la vigilancia digital se convierte en una patología cotidiana.

 

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