Latinoamérica

La masonería está de moda

Por Dinorah Polakof.

A partir de un título aseverativo es menester  aclarar  su razón de ser.  Para  hablar sobre el tema, llevo leídos  unos cuantos textos informativos, ensayos, páginas en internet o  los thrillers de Dan Brown  que aportan un pantallazo de cómo el lenguaje de los símbolos logró captar la atención de no pocos humanos.  

Descifrar códigos, convocar a miembros de la hermandad, logias y templos;  son acciones que dialogan entre sí y demarcan un territorio propio en aras de iluminar al lector.  Es el  tipo de nomenclatura  reunida por  el escritor Fernando Amado en su investigación La masonería uruguaya. El fin de la discreción. Rhm, Editorial  Sudamericana, año  2011,  donde se ilustra sobre el colectivo aportando datos desde sus orígenes en nuestro país.

Para abordar el libro hace falta expresar que Amado es montevideano, licenciado en Ciencia Política por la Universidad de la República,  diputado por el Partido Colorado, politólogo, y  le gusta profundizar  en aguas donde figuras de la política,  nadan afín o “a contra corriente”.  Es así que en sus trabajos escritos desfilan candidatos a la presidencia, ex presidentes y ministros.

Dentro de los ámbitos masones  existen personas de las más altas cúpulas pertenecientes a grupos sociales diversos que,  dados  el  re-nombre y re-conocimiento,  incitan al lector a  saciar su curiosidad.   Es importante destacar que unos años antes  el escritor concibió  un precedente sobre esta  temática titulado En Penumbras, La masonería uruguaya abarcando el período 1973 – 2008.

Asimismo  toda su obra se mantiene en la cima  entre ediciones aumentadas, reediciones, y premios recibidos. Es que la convocatoria seduce desde el vamos: Desconfianza infinita: Lacalle, Sanguinetti, Batlle y Vázquez y la elección de sus cúpulas militares; El peso de la cruz. Opus Dei en Uruguay; Oscar Magurno. El Padrino.  En este mismo mes, noviembre, sale un nuevo libro sobre la colectividad judía en Uruguay (lo reseñaremos en próxima oportunidad).

Si regresamos a los masones, involucramos a lo secreto, remitimos a lo oscuro, las penumbras. No obstante con El fin de la discreción  inferimos que se ha corrido el velo de la incógnita. Amado se pregunta por qué la masonería ha duplicado sus seguidores a partir de 2009. Ofrece respuestas a la pregunta y a un sinfín de cuestiones que provoca en el ciudadano común dicha institución.  Indaga sobre la permanencia de la masonería en Uruguay  y sus redes tendidas, en dictadura y en democracia, invitándonos  a descubrir que la discreción ha sido abandonada por algunos.

Fernando Amado se vio cautivado por el  ramal  masónico a partir de 2007. Luego,  el árbol  brindaría sus reflexiones y consideraciones oportunas.  En una entrevista reciente (La Diaria) declaró que es consciente de que sus teorías le han creado enemigos pero no lo desvelan.

Ahora bien, he nucleado la información pertinente como para atraer al público lector y del otro, sin que suene peyorativo,  puesto que debido a  la temática o interés general estimo que La masonería uruguaya. El fin de la discreción, conformará un justificado entretenimiento.

A saber,  en el acto introductorio el autor explica la razón que lo llevó a investigar. Para completar la lectura, cooperamos cuando Amado conceptualiza entre  Gran Logia, la Orden,  lo profano, el  poder, contribución a la sociedad, el ingreso del ex Presidente Vázquez, de los militares, la Gran Logia Femenina, católicos vs.  masones, Grado 33, el águila bicéfala, actores y detractores, el templo de la calle Cassinoni, los “parvenses”, el Colegio José Pedro Varela, el Ateneo.

Ah, ¿quiere más?  Las librerías a disposición.

 

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Foto vía: megustaleer.com.uy

 

One thought on “La masonería está de moda

  • Creo que ha de ser interesante, la historia les debe mucho a esa ideología, grandes presidentes pertenecieron a diversas logias de europa. Lograron hacer grandes cambios. Que pena que los presindtes de hoy no tengan la misma forma de pensar. Estaríamos en otro sitio.

    Quiero pensarlo así. Aclaro, no soy masón…

    Saludos

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