Vuela si puedes: Reflexión para todos los públicos

Por Eva Llergo 

Escena de 'Vuela si puedes'. Sala Cuarta Pared.
Sala Cuarta Pared.

Vuela si puedes es, desde el título, una provocación a lo aparentemente imposible. Cuatro pájaros maltrechos, tullidos, agitan desesperadamente las alas tratando de incorporarse al vuelo del resto de su bandada que huye por la llegada de un huracán. Sin embargo, todo es en vano. Ninguno de ellos levanta un palmo del suelo con su torpe aleteo y contemplan impotentes cómo han sido abandonados a su suerte por el resto, los ejemplares sanos y fuertes. En seguida se plantean los problemas básicos: ¿cómo conseguir agua?, ¿y comida? Y surge también inmediatamente el problema esencial: ¿podrán realmente sobrevivir sin la ayuda del resto de la tribu?

En la batalla por la supervivencia, la primera opción es el individualismo. Se suceden entonces diversas luchas de poder en donde todos ocupan en algún momento la posición de líder o la de sometido. Se van tanteando también las diferentes asociaciones: algunas más viscerales e interesadas, otras más espontáneamente desprendidas. Hasta que llega la catarsis: “¿Es que no os dais cuenta de que os estáis comportando como hombres?”, pregunta con rotundidad el pájaro más anciano. Y entonces el final feliz se precipita (en sentido estricto resulta un giro un tanto abrupto para el espectador) y los pájaros consolidan su acuerdo haciendo evidente la máxima o moraleja que subyacía de fondo: “la unión hace la fuerza”.

Desde luego, esta fábula encierra mucha verdad. La antigua y recurrente jugada de la animalización sigue vigente todavía hoy: pone en evidencia nuestros más profundos y vergonzosos defectos como género, sin la violencia o la vergüenza que nos causaría verlos dibujados en piel humana. Funciona como ese distanciamiento brechtiano que nos hace ser conscientes todo el rato de que lo que se nos cuenta es teatro. Así atendemos al conflicto sin miedo, sin cerrar los ojos, pero no por ello olvidamos que es completamente real lo que se nos está mostrando.

Escena de 'Vuela si puedes'. Sala Cuarta Pared.
Sala Cuarta Pared.

Y en este código se nos presenta este espectáculo familiar. ¿Familiar?, se preguntarán, ¿después de todo lo dicho? La respuesta es un rotundo y complejo sí. Rotundo porque no cabe duda de sus destinatarios: el lenguaje, la dramaturgia, las actuaciones, la escenografía, las caracterizaciones… todo trabaja por crear un código lo más abierto e inteligible posible. Por su parte, la complejidad en la construcción de este espectáculo para todas las edades nace de la comunicación que se establece con el público infantil; una comunicación basada en la misma inteligencia y tacto con la que habitualmente se agasaja al adulto. Y esto es algo, como supondrán, poco habitual en el panorama del teatro infantil.

Un ejemplo del éxito de su fórmula es el hecho de que no haya muchas concesiones a la comicidad en la obra. Desde luego, esto puedo sorprender a los mayores de la sala por el etiquetado (“familiar”) del espectáculo. Sin embargo, la trágica comicidad que encierran las minusvalías de los protagonistas es rápidamente captada por los pequeños, que apenas esbozan una suave sonrisa en los momentos más ligeros. Y es que el espectáculo, a pesar de contar con un difuso y lento arranque, consigue el carácter igualador perseguido: conmueve y encandila a todas las edades.

Desde nuestra opinión, Teatro Paraíso, y sus colaboradores belgas Les Ateliers de la Colline, consiguen pasar con nota esta arriesgada prueba demostrando su larga experiencia con públicos exigentes. Vuela si puedes es, en resumidas cuentas, una muestra de profesionalidad con un audaz punto de partida: crear un código teatral apto para todas las edades.

 

Vuela si puedes

Compañía: Teatro Paraíso en colaboración con Les Ateliers de la Colline (Bélgica)

Fecha: hasta el 11 de noviembre

Lugar: Sala Cuarta Pared

Dirección y dramaturgia: Mathias Simons y Dino Corradini

Intérpretes: Rosa A. García, Tomás Fdez. Alonso, Ramón Monje, Eriz Alberdi 

Duración: 55min

Precio: 9 euros

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