‘Noche de reyes’ antes de Navidad

Por Meritxell Álvarez Mongay

Ya falta menos para Navidad. Dentro de nada, turrones y panetones se aliarán para invadir la despensa de nuestro hogar, centenares de bombillas LED iluminarán el centro de la ciudad, los niños de San Ildefonso cantarán el Gordo y nos obligarán a escuchar villancicos en el centro comercial. Y si viviésemos en la Inglaterra medieval, pronto prepararíamos un cake tradicional cuya receta nos puede resultar algo familiar, pues entre sus ingredientes nunca podía faltar una alubia o un guisante que designara al Lord of Misrule de la Twelfth Night. Quien se encontrara un tirabeque dentro del pastel se convertiría durante todo un día en el rey del mundo al revés, y, acompañado por una corte de vasallos, sería el encargado de organizar una fiesta de disfraces para despedir las Navidades.

 Fernando Sendino, José Ramón Iglesias y Arturo Quejereta en 'Noch de reyes'.El 5 de enero, los señores se convertirían en siervos; los plebeyos, en nobles; los hombres se pondrían rímel y las mujeres, bigote. Y todos ellos adorarían a Don Desorden, en una noche de juegos, bailes, bromas y largas celebraciones. Algo semejante a lo que sucede en Noche de reyes, comedia en cinco actos de William Shakespeare que, hasta el 4 de noviembre, se representa en el Teatro de La Abadía de Madrid 

Aunque la obra fue escrita para formar parte de las saturnales navideñas, la primera vez que se representó ya no quedaban polvorones sobre la mesa. Fue el Día de la Candelaria de 1602 en el auditorio de un colegio de abogados londinense, el Middle Temple Hall. Lo sabemos porque entre el público se encontraba John Manningham, un aplicado estudiante de Derecho que tomó notas del espectáculo en su diario. La historia le recordó a un par de piezas que habría visto en otra fiesta: Menaechmi, de Plauto, y La comedia de las equivocaciones, también de El Bardo, pues en las tres comedias hay gemelos, naufragios y marañas provocadas por un juego de identidades falsas donde, como dice el bufón Feste (maravilloso Arturo Querejeta), “nada es lo que es y nada es lo que parece”.

En los inicios del siglo XVII, Shakespeare pone sobre las tablas que sexo, profesión y clase pueden alterarse con un simple cambio de ropaje. Remplazando el esmoquin por unas ligas cruzadas, el criado estirado hace un striptease sobre un piano (genial actuación de Héctor Carballo) y se declara a su jefa en calzas  antes de que le encierren por chiflado. No se cambian de ropa ni Don Tobías ni don Andrés, pero a los señores les basta una botella de vino para marcarse una jota extremeña y recitar un hilarante cancionero. No hay palabras –sólo risas– para calificar a Fernando Sendino, José Ramón Iglesias y Arturo Quejereta pegándose una juerga madre bajo la ventana de la condesa:

A la tu ventana hay un pajarillo

con el rabo tieso y el pico amarillo.

El pico amarillo, la pechuga blanca

Mira, mira, mira, mira como canta.

Yolanda Pallín no podía haber adaptado mejor el humor isabelino al español castizo.

Beatriz Argüello y Rebeca Hernando en 'Noche de reyes'.Pero es Viola, la hermana gemela de Sebastián, quien mejor domina el perverso arte del disfraz. Después de naufragar y de que los mellizos se pierdan la pista en el fantástico reino de Iliria, la joven se disfraza de hombre camuflándose en el cuerpo andrógino de Beatriz Argüello. ¡Cuánta belleza dentro de un traje chaqueta! ¡Y cuánta sensibilidad enmarcada en las facciones de un chaval! Todo un dandi en las formas de caminar. ¿Quién se resistiría a tanta ambigüedad? Desde luego, no la condesa Olivia (sensual Rebeca Hernando), cuya frialdad se torna fogosamente lésbica ante tal combinado de gentileza y encanto. La dama ignora que el objeto de sus deseos tenga –aunque pequeños– como ella pechos. Tampoco el duque Orsino (Daniel Albaladejo, sobrio y distinguido) es consciente de hasta qué punto es femenino su joven cupido.

Cruces de parejas, malentendidos, cortejos y desprecios. Una confusión que, para el estudiante de Leyes del siglo XVII, debía de ser aún mayor, pues cuando Manningham acudió al estreno de What You Will, la ley pohibía a la mujer ser actriz. Así, el rol de Viola –y el de todos los personajes femeninos de la obra– lo interpretaba un adolescente –con problemas acneicos, músculos esmirriados y voz de soprano–, poniéndose en la piel de una muchacha que, por exigencias del guion, se disfraza a su vez de varón.

Resulta difícil comprender hoy por qué los señores sí, y las señoras no, se podían entregar a una profesión lasciva, indecorosa y amoral. Y no es que a los ingleses no les gustara ver a una mujer actuando en sus inn-yards. ¡Vaya si les gustaba! Pues bien que disfrutaban cuando las actrices italianas estaban de gira por England. Lo que no querían los británicos es que fueran sus esposas, hermanas e hijas las que se rindieran a la lujuria de la farándula, pues apenas distinguían lo que era un lupanar de un teatro. Más cuando las autoridades londinenses prohibieron las representaciones en la ciudad y las compañías tuvieron que exiliarse al otro lado del Támesis, en la zona de Southwark. Esto sin añadir que tampoco a los actores les hacía gracia alguna acabar en la cola del Inem por que una simple mujer les hubiera usurpado su papel. No sería hasta 1660 –oficialmente, hasta 1662– cuando, después de mucho viajar, la society cambiara de mentalidad y a los puritanos les pesara más el miedo a la concupiscencia homosexual que ver a una inglesa actuar.

Rebeca Hernando y Francesco Cabril en 'Noche de reyes'.Cuando la Mother of all Parliaments decretó el fallo, hacía años que Lord of Misrule había sido destronado. Ni Shakespeare ni John Manningham lo llegaron personalmente a conocer, ya que –dicen– la última fiesta pagana se celebró en 1553, justo antes de que la reina Mary I accediera al poder y, al someterse Inglaterra a las órdenes del Papa, se acabara la parranda. No obstante, basta una representación de Noche de reyes para darle la vuelta al mundo y recuperar el espíritu festivo de Lord of Misrule. Y Eduardo Vasco lo hace muy oportunamente ambientando su montaje en los Felices años veinte

El director es un enamorado de esta época de jolgorio y despreocupación. Entonces, no había recortes ni agencias de calificación; el dinero brillaba tanto como las lentejuelas y los zapatos de charol; la Bolsa crecía a ritmo de charlestón. Todo era diversión. Melodías de music-hall, disfraces de flappers y prósperos especuladores bursátiles coreando melodías de music hall. Lorenzo Caprile en vestuario; Ángel Galán, al piano; todo el elenco, chasqueando deliciosamente los dedos; ágiles y enérgicas transiciones escénicas… ¿Quién necesita mazapanes y matasuegras si Lord Vasco organiza la fiesta?

 

Noche de reyes

Lugar: Teatro de La Abadía

Fecha: Del 10 de octubre al 4 de noviembre

Horario: De martes a sábado, a las 20.00h; domingos,  las 19.00h

Duración: 1h 45min.

Precio: A partir de 17 euros

Director: Eduardo Vasco

Producción: Noviembre Compañía de Teatro y Teatro Calderón de Valladolid

Reparto: Arturo Quejereta, Daniel Albaladejo, Jesús Calvo, Francesco Carril, Beatriz Argüello, Fernando Sendino, Maya Reyes, José Ramón Iglesias, Rebeca Hernando, Héctor Carballo, Ángel Galán

Versión: Yolanda Pallín

Iluminación: MIguel Ángel Camacho

Vestuario: Lorenzo Caprile

Escenografía: Carolina González

Música: Ángel Galán y Eduardo Vasco

Ayudante de dirección: Fran Guinot

 

 

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