El desorden ruso ocupa el Santa Mónica
Por Ana M. Caballero
Kandinsky, Malevich… y pocos más. Apenas nos suenan algunos nombres de artistas rusos y, precisamente, ya no son demasiado contemporáneos. Las vanguardias soviéticas tuvieron una gran repercusión internacional, sin embargo, el arte ruso actual casi no tiene visibilidad en el exterior. Justamente, con la intención de dar mayor difusión en el extranjero, pero también con el objetivo de abrir los ojos del público ruso a su arte contemporáneo, la fundación ArtChronika creó hace cinco años el Premio Kandinsky. Un certamen al margen del poder político y de las leyes fluctuantes del mercado, que en la actualidad se ha convertido en un símbolo de las tendencias del arte ruso contemporáneo. Barcelona acoge una muestra de las obras finalistas del Premio Kandinky bajo el sugerente título En un desorden absoluto.
La exposición, que se podrá ver hasta el 29 de septiembre, ocupa cuatro espacios del centro Arts Santa Mónica y sorprende por la radicalidad de los discursos. El caos de las instalaciones quiere reflejar las turbulencias sociales, políticas y económicas que azotan Rusia, pero sin dejar de lado la poética.
El sarcasmo es una de las principales marcas de la muestra, pese al riesgo de que fuera del país de origen no se captan todos los matices; pero, incluso prescindiendo de ciertos referentes culturales, el público es capaz de descifrar la agudeza de los artistas. «Indiferencia no es una palabra que se pueda utilizar para esta exposición» afirma Esther G. Mecías, miembro de Les Salonnières; «Si alguien se va indiferente es que no ha entendido absolutamente nada. Es imposible, hay obras que son más difíciles de comprender que otras, pero algunas simplemente leyendo el título y observando que hay en la instalación ya te da algunas pistas».
El colectivo Les Salonnières ofrece una visita guiada a la exposición los sábados por la tarde. La actividad es gratuita e intenta ser interactiva a través de preguntas y reflexiones. Esther, con una camiseta con el lema «Free Pussy Riot», inicia la visita ante «He olvidado dónde he dejado mis llaves» de Mish – Mash, como paradigma del «orden en el caos».
La exposición arroja mensajes punzantes contra el status quo. No se trata sólo de cómo dentro de un caos social y político absoluto se puede encontrar un orden aparente sino de las paradojas en la Rusia actual. Aun así, el humor y la metáfora son primordiales en estas obras hasta el punto de encontrar un León Tolstoi excretado por gallinas.
Tras una visita a En un desorden absoluto, queda altamente definida la potencialidad del arte ruso contemporáneo con unos artistas críticos y arriesgados, que no temen a la censura, ni tan siquiera a la pérdida de libertad.