“Música y sentimiento”, de Charles Rosen
Por Ricardo Martínez.
El afamado director y músico Sergiu Celibidache venía a sostener que la música, el arte musical, aún habiendo adquirido su deuda con la técnica –que él exprimía hasta el límite en sus versiones- tiene una relación directa con el espíritu. Es decir, le otorgaba un valor de trascendencia que ha conformado, en buena medida, la realidad de nuestra sensibilidad, y, por tanto, de nuestra identidad.
Y este magnífico libro del profesor Rosen viene, en el fondo, a corroborar tal planteamiento, por cuanto evoca y a la vez invoca a la música no solo como arte interpretativo, sino como alto ejercicio de sensibilidad, de percepción de la realidad. Por lo tanto, y en relación con ello, de comunicación.
Como ejercicio didáctico (y hay muchos ejemplos gráficos de la partitura a que alude en sus comentarios) , hace mención expresa en todo momento a una u otra de estas partituras analizándolas desde su interior. Pero a la vez, en su discurso encontramos a menudo una alusión, más o menos explícita, a otras artes:
“En el Lied ‘Caminé bajo los árboles’ Schumann, a partir de poemas de Heine, nos ofrece un incremento de la tensión tan repentino que podríamos hablar de un cambio de sentimiento, ya que no existe ninguna sensación de contraste u oposición. La continuidad es absoluta y solo podemos experimentar una transformación acelerada de un único sentimiento según va avanzando su curso”.
Y precisa, con un apunte técnico: “El carácter de la línea melódica de los compases 9 y 10 no es en absoluto diferente de los compases 5 a 8, pero la armonía más expresiva que comienza en el compás 9 crea y fuerza la pasión del compás 11”.
Considero que es un privilegio el que un sabio en la materia nos ayude a desentrañar la ‘razón del sentimiento’, lo que añade valor poético, creo, al discurso. De ahí que el oidor profano –y no por ello menos sensible- no se queda a solas con el tecnicismo, sino que la precisión técnica viene bien pronto explicada, al menos en parte: “Una vez que hemos adquirido un conocimiento del lenguaje de Mozart o Beethoven, no deberíamos estar dispuestos a decir que la música de Chopin, List o Wagner es más dramática o más apasionada, sino que debemos reconocer una diferencia de escala”.
La ‘inteligencia sentiente’ como diría el filósofo Zubiri, es bien conocedora de los secretos interiores que siempre, la música, ha sabido propiciarnos. Es más, ¿no podríamos sostener, acaso, que los nocturnos de John Field son música y poesía a la vez?
Una lectura propiciadora, reconfortante.
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“Música y sentimiento”
Charles Rosen
Ed. Alianza, 2012
144pp., 16€