Fábulas feroces
Por Ricardo Martínez.
Fábulas feroces. Ambrose Bierce. Alianza, Madrid, 2012.
Bierce ha sido, sin duda, un autor muy original. Y acaso el hecho de que el transcurso de su vida haya ido entre dos siglos, el XIX y el XX, tan distintos entre sí y tan ricos en acontecimientos de todo tipo, le haya llevado, como observado inteligente que ha sido, a dejar este libro a modo de ‘Instrucciones de uso para la vida cotidiana’ o ‘Advertencia de ingenuos’ o como quiera considerársele, porque de todo tiene.
Son, en efecto, fábulas concebidas ‘alla maniera’ didáctica, concebido a sabiendas de los innumerables avatares de que se compone el vivir. Son, en fin, advertencias breves (unas de propia cosecha y otras, ya existentes, ‘adaptadas’ a su tiempo) Están muy bien escritas, lo que hace fácil y ágil su lectura, y, sobre todo, están recorridas por un sentido del humor donde podría decirse que el negro es un color predominante.
En cada uno de ellos es posible deducir una moral, una enseñanza, eso sí, no siempre explícita. Para mí, por ejemplo, la fábula de ‘El león y el buey’ es un reclamo a la advertencia, una llamada a la prudencia. ‘El emperador prudente’, por su parte, es un reclamo inteligente en cuanto al valor del poder y la fuerza. ‘Los dos perros’ es una fábula estrictamente aplicable a la actualidad, y su sentido del humor le dota de una comprensión añadida; constituye toda una crítica social y una advertencia contra políticos. Por su parte, ‘La viuda inconsolable’ es una manifestación explícita de hasta qué punto somos biología. Ello sin dejar de hacer un guiño a una cierta idea del amor.
Una lectura, pues, amena, útil, ingeniosa y entretenida sobre la que, adviértalo el lector, apenas ha pasado el tiempo; de ahí que lo que tiene de feroz es, sobre todo, su humor y su actualidad.