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Muerte en verano

Por Ricardo Martínez.

Muerte en verano. Benjamin Black. Alfagura, Madrid, 2012.

La literatura, el texto escrito, es capaz de suscitar, de propiciar innumerables situaciones emocionales que no son, a la larga, sino sentimientos, enseñanzas, propuestas de inteligencia, de libertad o de sueño. La buena literatura comprende, de algún modo, todas las ramas del saber: la arquitectura y la música, la sicología y la medicina, la estética y la religión… La frase de que el escritor (cualquier escritor, no solo el novelista) porta el espejo que recoge la realidad es esencialmente cierta toda vez que ese escritor es un pensador privilegiado, es portador de una percepción reflexiva que ayuda, sin duda, a hacer más fácil y llevadero el camino del vivir, de la tarea diaria. De ahí que se haya dicho tantas veces que literatura es terapia; sobre todo la buena literatura, esto es, las palabras precisas para exponer son sencillez y claridad una idea, un pensamiento.

John Banville (Benjamín Black para la novela policíaca) es considerado con justicia un gran escritor en la medida en que aúna inteligencia y reflexión, claridad y sencillez. Repara en el matiz como pocos (el lector adicto habrá comprobado la alusión reiterada a los matices de la luz en sus obras) y mira la realidad con una lupa que le hace apreciar hasta los mínimos detalles.

En la lectura de esta obra, sin embargo, he tenido la sensación de que es un mecánico de taller trabajando con traje y pajarita; algo no habitual, casi impropio. Quiero decir con ello que, en un texto muy brillante se acoge una voluntad de novela policíaca que no se imbrican a la perfección. Y es que el llamado género negro exige algo más que estilismo. Es algo así como una variante sicológica, la percepción de una realidad hipotética (basada en una realidad cruda como la existencia del mal) que tiene unas claves específicas muy exigentes. P.D.James en su ‘Autobiografía’ o DorothySayers en su prólogo a ‘El almirante flotante’ lo explican muy bien.

Es decir, como lector me parece más ‘propio’ el Banville de ‘El intocable’ o ‘Los infinitos’ que éste Black venido a escritor de novela policíaca. El caso es que la novela que comentamos resulta muy interesante, correcta, plausible por bien escrita. Sin embargo tengo la sensación, digamos,  que el escritor Banville, que cuadra bien en el escenario de un teatro tradicional, aquí el  escenario –meticuloso- es como si estuviese montado sobre un carro donde se ve el campo alrededor.

Es una percepción; el lector dirásegún su entender.

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