Brave (Indomable) (2012) de Mark Andrews y Brenda Chapman
Por Iñaki Rodríguez
Una película de Pixar es siempre una especie de catarsis, puedes presenciar y compartir espacio con la estrella más luminosa del universo o por el contrario sumirte en un interminable agujero negro. En el caso que nos ocupa, estamos más cerca del borde de un agujero negro que de una estrella en medio del infinito, al estilo de la soporífera Bichos o la americanada Cars.
Después de ver Brave muchos se preguntarán si el abaratamiento del despido ha afectado también a Pixar y se han desprendido de sus mejores guionistas. La genialidad de Toy Story, Monstruos S.A., Los Increíbles o Up no se encuentra por ningún lado.
Brave lo tenía todo para ser una obra maestra. El tema escogido es muy del agrado del espectador (Escocia con sus highlands y la libertad por bandera), el dibujo, el colorido, el movimiento, la luz crepuscular de los bosques… Todo el trabajo técnico en general es una auténtica maravilla, pero debido a que el listón en Pixar está muy, pero que muy alto, Brave se queda en un mero entretenimiento. Incluso hay momentos en los que se hace pesada y puede darse el caso de que se escape algún bostezo.
Ya no basta con un trabajo técnico de altura, pues la competencia está golpeando muy fuerte. Incluso las películas españolas de animación con muchísimo menos presupuesto y también menores recursos están llegando a unas cotas realmente altas.
Quienes lean esta crítica pueden pensar que esté escrita desde el punto de vista y la reflexión de un adulto, pero por desgracia no es así, pues decidí ir al cine con mis hijos para ver sus reacciones y les aseguro que, durante el metraje, quisieron compartir impresiones conmigo, algo inimaginable si la película les engancha porque entonces me mandan callar a la primera. Además, lo que realmente me convenció de que la película no les impactó fue que ninguno al salir de la sala se puso a luchar como si fuese el mismísimo William Wallace y ni tan siquiera me pidieron que les comprara un mísero arco.
Lo de la princesa caprichosa y rebelde que se niega a admitir las normas escritas desde antaño está muy trillado en los últimos trabajos de animación infantil. Por otro lado creo que Disney ya ha saturado el mercado de princesas. A mi hija no le queda ni un diminuto hueco en su estantería para poder encajonar otra más.
Pero volviendo a la historia, es cierto que en este caso la princesa tiene toda la razón para dejarse llevar por los aires del cambio, el problema es que la forma en la que se soluciona la trama no debe ser un ejemplo a seguir por nuestros hijos.
Después de ver a la princesa Merida y sus andanzas me imagino que Rob Roy y Braveheart deben estar retorciéndose en sus tumbas por cómo se trata a los escoceses: de simples, bárbaros e incluso estúpidos. Por ello me imagino que Connor Macleod debe estar buscando al guionista para enseñarle como se las gastan los auténticos “highlanders”.
Iñaki, cada dìa te quiero más. No he visto la película pero, conociendote, no dudo de la justicia de tu análisis. Por otro lado me parece que la manera de expresarla es, no voy a decir que exacta, pero cuabdo menos muy acertada. Un abrazo de corazón. te deseo lo mejor. por poco tiempo pero nos seguimos viendo.JMC