“Los enemigos íntimos de la democracia”, de Tzvetan Todorov
Por Ricardo Martínez.
La actividad intelectual, aquella que, en esencia, consiste en hacer un ejercicio crítico de reflexión permanente sobre una materia, en principio cualquiera que ésta sea, tiene por ello una difícil definición concreta. Un intelectual es, por ello, de algún modo, una profesión (una actividad) genérica; el intelectual lo es por su capacidad de pensar en sentido crítico sea lo que fuere el objeto o sujeto analizado.
Y un ejemplo social bien claro de este espécimen racional podría serlo el profesor Todorov, brillante, incisivo y de planteamientos claros en sus análisis ya sea de carácter social –a propósito del valor del miedo o el sentido de la libertad-; de carácter literario, cual es el caso de sus análisis de la obra literaria tanto en verso como en prosa; de la pintura, de la sociología, de la política…
Es un caso éste, el del intelectual como ejercicio de función social, que ha tenido grandes representantes en Francia y que han contribuido, sin duda, al conocimiento más real, efectivo, cualificado y sereno de la circunstancia socio-político-cultural de un país. En lo que hace a Tzvetan Todorov, se trata de un transterrado por cuanto su origen es búlgaro pero ha ejercido su labor pedagógica y crítica en universidades de Francia y Estados Unidos.
El presente libro es un ejemplo más de su curiosidad omnívora, ahora para adentrarse en el terreno político y analizar los enemigos de la democracia, el método racional que nos hemos dado y en el que se basa nuestra libertad. El texto es breve pero el análisis tan brillante como útil, tan sencillo como necesario al conocimiento: “En el momento de la acción se anuncian objetivos universales y morales –se trata de mejorar la suerte de la humanidad o de parte de ella-, lo que provoca un movimiento entusiasta y facilita el que el proyecto se lleva a cabo (…) Tiempo después, un año o un siglo, nos damos cuenta de que el objetivo presuntamente universal no lo era, que se ajustaba más bien a los intereses particulares de los que lo formularon” O bien, cuando escribe: “El neoliberalismo comparte también con el marxismo la convicción de que la vida social de los hombres depende básicamente de la economía” Son fragmentos que definen la acción de una inteligencia abierta, instructiva
Lo obvio, decía Gide, es lo que hay que repetir, porque por razón de serlo tiende a ignorarse su enseñanza. Y el ciudadano político tiene motivos sobrados para darle la razón.
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“Los enemigos íntimos de la democracia”
Tzvetan Todorov
Ed. Galaxia Gutenberg, 2012
208pp. , 18’90 €