Fuimos plantas, por Esther Aguirreche Domínguez
Esther Aguirreche Domínguez (1990, Zamora), está terminando la carrera de Psicología en la Universidad de Salamanca. Intenta poner en su vida más noches que días y son las palabras quienes la mantienen despierta. En su blog describe las incoherencias del mundo en forma de delirios de libre interpretación.
FUIMOS PLANTAS
No sé si nos estamos moviendo
o simplemente es la desnudez
la que nos hace crecer
e inusitar el camino siendo plantas,
flores por polinizar
vibrantes de sexo.
No sé si estamos dentro de un sueño
o las pastillas ya hicieron efecto
justo en el reverso de la noche.
Quizás eran hormonas
o un extracto de polen con el que creímos florecer,
con el que creímos medir cuatro metros,
y vislumbrar nuestra huella
rozando la memoria de alguien,
influenciando con su perenne legado
a una familia de hormigas,
a un ratón tuerto
o a un colibrí huérfano de padre.
No sé si eso es sangre,
pero tus párpados están planos,
vacíos,
estáticos,
y yo sigo siendo planta,
mientras que tú mutaste
en el pestañeo del amanecer,
justo cuando algún lugareño
violaba tu esencia
y te asfixiaba las hojas
en la profunda hipnosis que me produce
el traqueteo del despertar de las aves.
Dime algo,
tengo más pastillas,
más polen,
más vida.
Tengo todo excepto un acompañante,
y sola no puedo,
sola dejo de creer
que no nos rodean
sólo imposibles irresolubles.
Dejo de creer
en la fecundación de las almas.