Entrevista a Emylia Hall por su novela «El libro de los veranos»
Por Benito Garrido.
A propósito de su libro titulado El libro de los veranos (Editorial Suma de Letras, 2012), hemos entrevistado a la escritora inglesa Emylia Hall.
Emylia Hall nació en 1978 y creció en la campiña de Devon. Es hija de un artista inglés y una bordadora húngara. Después de estudiar en la Universidad de York y en Suiza, Emylia trabajó durante cinco años en una agencia de publicidad londinense. Se terminó mudando a los Alpes franceses, y fue allí donde comenzó a escribir. Ahora Emylia vive en Bristol con su marido, que también es escritor. El libro de los veranos es su primera novela, inspirada en sus propios recuerdos de las vacaciones que pasó de niña en Hungría.
El libro de los veranos. Emylia Hall. Editorial Suma de Letras, 2012. 432 páginas. 19,95 €
Un día que aparentaba ser normal en la vida de Beth, de pronto se vuelve incómodo y triste al recibir inesperadamente un paquete postal. Su contenido le hará bucear en la memoria: una carta le informa que su madre, de quien ha estado alejada durante mucho tiempo, ha fallecido recientemente. Con ella, un vistoso álbum de fotos titulado El libro de los veranos: fotografías recopiladas cuidadosamente por su madre que la transportan a aquellos siete maravillosos veranos que pasó en la campiña húngara cuando era aún niña. Sus padres acababan de separarse y ella tenía que repartir su tiempo entre dos países muy diferentes: el intenso y cálido verano con su admirada madre húngara, y el resto del año con su reservado y pulcro padre inglés. Hasta el año que cumplió los dieciséis, cuando un descubrimiento desgarrador hace que todo se tambalee.
El libro de los veranos nos va a suponer como lectores una vuelta melancólica a ese pasado de la adolescencia que tanto nos marcó. A través de Beth, una joven inglesa que acaba de recibir una álbum de fotos determinante en su vida, recuperamos esos momentos que siempre quedan en la memoria, esas sensaciones que nos recuerdan espacios, personas, sentimientos. A modo de evocación en primera persona, viajamos hasta aquellos lugares de la profunda Hungría en los que la joven pasaba sus veranos. Días celebrados de niñez y adolescencia donde todo se magnifica y el amor, filial y romántico, nos impresiona ese paraje de nuestro cerebro que supone el paso a la madurez.
En esta novela que consigue enganchar hasta sus últimas páginas, el lector descubrirá ese poder destructor que tienen los silencios, los dilemas de una niña obligada a elegir entre sus padres, y la huella imborrable que el pasado vivido deja siempre aún a costa del tiempo. Una primera novela francamente redonda que nos hará escudriñar en las oquedades de la memoria.
Entrevista:
P.- ¿Cómo te planteaste novelar este cercano álbum de recuerdos?
Todo surgió de mis propias memorias: todos los veranos viajaba con mi familia a Hungría, y esos días se convirtieron en algo que verdaderamente me definieron como persona. Me sentía fuerte por tener esas experiencias. Mi padre era profesor de arte, y cuando llegaba el verano teníamos tiempo suficiente para cruzar en coche toda Europa, hasta llegar a Hungría. Cuando me planteé dedicarme a escribir, tenía claro que primero debía buscar una historia que tuviese dentro, que formase parte de mi propia vida. Yo recordaba perfectamente esos magníficos veranos y me propuse utilizarlos como origen de mi primera novela. Pero en lugar de verlos con cariño, busqué un enfoque que me hiciese verlos como algo doloroso.
P.- Entonces, ¿podríamos decir que tu novela tiene mucho de autobiografía?
Mi padre es inglés y mi madre húngara, y los viajes por Europa también son reales. De ahí, exageré un poco y me inventé una ficción que no soy yo. La experiencia personal es como el telón de fondo: las imágenes, los colores, las vistas, los sonidos, pero la parte emocional y el argumento central son ficticios.
P.- Libro de los veranos como libro de recuerdos… ¿Es la adolescencia y ese despertar a la madurez un tema universal que resulta atractivo para todo lector?
Sí, creo que sí. Nuestra relación con los recuerdos y las imágenes que nos evocan siempre son de interés, al menos para mí, y nos forma como personas, como adultos. En ese sentido, existen muchos puntos que nos provocan nostalgia, que nos hacen volver a la infancia o la adolescencia para rememorar esos episodios que nos han hecho ser como somos.
P.- ¿Cómo una madre tan imperfecta y egoísta como Marika puede resultar a la vez tan atractiva no solo para la joven Erzsi, sino también para el lector?
Quise crear en Marika un personaje que fuese atractivo pero igualmente irritante. Quería dibujar un espíritu libre, una persona admirable en ese sentido, pero también quería mostrar las consecuencias que esa actitud tiene sobre las personas que la rodean. Y a partir de ahí, era cuestión de buscar el equilibrio. Ella es una víctima de su propia pasión y de sus añoranzas.
Pasa un poco lo mismo con el padre, que siempre tiene buenos propósitos pero se equivoca. Todos se equivocan. Este hombre es esclavo de sus recuerdos.
P.- En general todos los personajes producen mucha cercanía, quizás es la Beth adulta la que más extraña por esa actitud distante y dura con su padre.
Sí, su actitud es terrible. Beth es una mujer fría y distante, con su padre no es nada buena, más bien cruel. Rechaza sus recuerdos, pero al asumir la pérdida de Marika, recupera esa visión cálida y agradable que hasta ahora ha ido ocultando como si de una fachada se tratase. Es un personaje dañado por su pasado, que hasta ahora ha chocado con el mundo. Si hubiese una continuidad a esta novela, ella sería diferente, abriría su corazón a esa época y buscaría ser más comunicativa y sincera.
P.- El descubrimiento del amor, del primer beso, del miedo… planteados desde una perspectiva diferente, un país diferente, ¿quizás estamos hablando de un estilo de vida y mentalidad diferentes a la occidental?
Sí, el contrasto es evidente y esas dos culturas están en conflicto: los padres son muy distintos y ella necesita volver a su espacio para reivindicar precisamente eso. De hecho, esa es la causa de su ruptura. Pero quise crear un mundo fantástico, sereno, donde los veranos discurren para la niña en una rutina totalmente distinta, alejada de la vida reprimida que lleva con su padre en Inglaterra. Podríamos decir que he tomado los extremos de cada país. Los días que Erzsi pasaba en Hungría daban forma a las ilusiones que la sustentaban el resto del año.
P.- Y de repente un último verano que cambia la vida. ¿Realmente crees que existen acontecimientos que condicionan el resto de tu vida, insuperables, que no se olvidan?
Creo que sí. No he tenido ninguna experiencia personal de ese tipo, pero si me pongo en la piel de la protagonista, veo que tuvo que hacer un gran esfuerzo por aceptar y adaptarse a las nuevas circunstancias que se plantean con la separación de sus padres. Por eso cuando ese verano descubre el secreto que le llevan ocultando tanto tiempo, todo se tambalea en sus percepciones, y todos los esfuerzos realizados por comprender se vuelven contra ella.
P.- Bucear en el pasado es siempre una buen método para analizar o psicoanalizar nuestro presente. ¿Escribir este libro ha sido una buena terapia para Emylia Hall?
No utilizaría la palabra terapia… lo que sí ha sido escribir este libro, es un verdadero placer. He disfrutado mucho como persona nostálgica que soy (mis fotos, mis vacaciones de verano…), he creado algo nuevo sacado de esas experiencias, y sin ser las mismas, he conseguido recrear imágenes de esos momentos perdidos en el tiempo. Esto es algo que me ha enriquecido mucho.
P.- Escritura muy visual, plagada de imágenes, de fotos que se pueden ver, disfrutar… Es tu escritura más de sensaciones que de compleja trama argumental.
Sí, creo que sí. Nunca quise escribir una novela con muchas complejidades en el argumento. Se trataba más bien de recrear un mundo donde la gente quiere pasar tiempo, un entorno envolvente donde los personajes se encuentran bien ubicados y eso hace que te intereses por sus actuaciones y como se desarrollan sus vidas. Estamos más ante un argumento emocional que de acción.
P.- Lectura pausada y sugerente que sin grandes estridencias en la trama se lee con mucha soltura llegando a atrapar al lector. Para ser tu primer libro, ¿cómo se consigue eso?
Creo que es cuestión de amar la historia, el mundo que estás creando. Me identificaba mucho con los personajes, y cuando consigues esa conexión, esa sintonía con la trama, todo fluye mucho más cómodo, fácil y sale más de dentro.
Si hubiese buscado un argumento más complejo, con una estrategia más enrevesada, tratando de atrapar a más gente, quizás la historia hubiese tenido más sustancia, pero habría perdido más vínculo emocional.
P.- ¿Con quien crees que encajará mejor esta historia intimista, con el público masculino o con el femenino?
Creo que habrá más lectores femeninos, pero igualmente espero que sea de interés para hombres. Me alegra mucho encontrar hombres que se han identificado con el libro o que han disfrutado con su lectura.
P.- ¿Cuándo y como se planteó Emylia Hall comenzar a escribir? ¿Qué te resultó más difícil?
Siempre, desde niña, me ha gustado leer y escribir. Estudié literatura inglesa en la universidad, pero cuando empecé a trabajar en Londres en una empresa de publicidad, lo dejé todo un poco aparcado. El mundo laboral fue emocionante al principio, pero rápidamente me di cuenta que me absorbía demasiado tiempo. Entonces decidí hacer algo que me llenase más y que estuviese más en consonancia con mis aspiraciones originales: escribir. Dejé Londres, me fui a los Alpes, y allí me plateé la idea de escribir esta mi primera novela. Toda la energía que empleaba en el trabajo anterior la volqué en mi misma y en la creación de mi libro.
P.- ¿Qué supuso para ti, una escritora novel, que una gran editorial se interesase por tu libro?
Un sueño hecho realidad. Cuando mi agente me llamó para contarme el acuerdo, mi marido y yo nos pusimos a bailar y a brindar con champán. Estábamos realmente sorprendidos y muy felices. Fue algo perfecto.
P.- Si tuvieras que recomendar tu libro a nuevos lectores ¿cómo lo harías?
Si como lector te gusta transportarte a otro lugar totalmente distinto que te permita poder olvidar el mundo en que estás… entonces, te gustará el libro. Si te interesa entender a los demás, las imperfecciones de los seres humanos… entonces creo que te gustará pasar el tiempo con los personajes de mi novela.
P.- ¿Influencias literarias de Emylia Hall?
Tengo unos gustos literarios muy variados: desde Carver o Hemingway, hasta Anne Tyler. Y para este libro en concreto, mis mayores influencias han venido de Rumer Godden o Susan Fletcher.
P.- ¿Nuevos proyectos?
Estoy escribiendo mi segunda novela. Y aunque es totalmente diferente, quizás tenga similitudes en cuanto a los temas que me interesan como escritora. En este caso abordo el comportamiento de la gente cuando se traslada al extranjero.