Darío Jaramillo: Antología de Crónica Latinoamericana Actual
“La crónica no busca, primariamente, la trasmisión de información, es más, una de las gracias de la crónica es atrapar lectores que no buscan informarse sino entretenerse”.
Por: Ana Velázquez
Darío Jaramillo, ensayista, novelista y poeta ganador del Premio Nacional de Poesía en 1978 por Tratado de Retórica, nació en Colombia en 1947.
En su más reciente publicación “Antología de Crónica Latinoamericana actual”, invita al lector a entretenerse y contagiarse de los textos más atractivos de los autores más notables dentro del Universo de la crónica Latinoamericana.
1. ¿Cómo fue el proceso de creación de la antología? ¿Cómo surgió y cómo fue evolucionando?
La antología fue idea de un editor, Juan Camilo Sierra, él me la propuso y me contrató.
Estuve alrededor de dos años leyendo crónicas. Leí las colecciones de Malpensante, Gatopardo, Soho, Etiqueta Negra. Leí antologías temáticas o de autores, leí libros monográficos de crónica. Me sumergí en el tema, que me robó y me apasionó.
2. ¿Cómo fue la selección de autores?
El criterio de selección fue la calidad literaria de las crónicas. El límite cronológico fue con autores posteriores a los clásicos vivos como García Márquez, Elena Poniatowska, Tomás Eloy Martínez y Carlos Monsiváis. Quedó entonces una lista muy amplia, que no cabría en un solo volumen, encabezada por unos imprescindibles que, para el caso, son Juan Villoro, Leila Guerriero, Martín Caparrós, Alberto Salcedo, Julio Villanueva Chang y Pedro Lemebel.
3. En la actualidad la crónica se extiende pero ¿cuál cree que sea el futuro de la crónica en Latinoamérica?
Hay ya una economía de la crónica: medios exitosos comercialmente, que le pagan a un cronista lo que la crónica vale en tiempo, en dedicación y hasta en riesgos. Estos medios existen porque tienen lectores (que justifican la inversión de los anunciantes) y que han ido creciendo y multiplicándose. Con el tiempo, han surgido otros elementos que le dan continuidad a la república de la crónica: hay fundaciones que la apoyan, hay premios para crónicas, los cronistas famosos han ido construyendo una teoría que se expande a través de simposios, seminarios, cursos y cursillos, los estudiantes de periodismo admiran y leen a los cronistas.
Estamos, pues en un período de expansión que creo que continuará mientras se sostenga la calidad de las crónicas, que es lo que, en últimas, garantiza la existencia de los lectores.
4. ¿Cuál es su opinión de las nuevas tecnologías? Donde “cualquiera puede ser periodista”, cualquiera puede compartir información.
Celebro la democratización que implica la red, pero tengo nostalgia de los editores, que son un filtro de calidad y de profesionalismo, filtro escaso en la inmensa mayoría de blogs y revistas electrónicas. Eso hace que las búsquedas sean las de una aguja entre un pajar. Pero, de hecho, existen magníficas crónicas que se publicaron inicialmente en la red. En mi antología están los casos del mexicano Carlos López Aguirre y del dominicano Frank Báez.
5. ¿Usted diría que el propósito de esta antología es entretener al lector?
Sí, creo que es un libro idóneo para llevar a una isla desierta, en caso de que todavía existan robinsones. En su defecto, sirve para esperas largas en aeropuertos o estaciones, en hoteles o antesalas. Sirve de entretenida compañía a cualquier persona que lea por placer. Además puede ser útil para estudiantes y profesores de periodismo y comunicación.
6. ¿Cuáles son sus siguientes proyectos? ¿Hacer otro tomo de “Antología de crónica latinoamericana actual”?
Creo que seguirán más antologías de crónica latinoamericana porque es un género vivo, en el que se están produciendo magníficos materiales, pero no estoy seguro de que sea yo quien las haga. Por ahora, vuelvo a lo más mío, que es pelear con borradores de poemas, con novelas en proceso de escritura, con ensayos en marcha.