Crónicas ligerasEscena

Usted tiene ojos de… tinto de verano

Por Mariano Velasco

No sin asumir ciertos riesgos, la compañía Impromadrid, especializada en improvisación teatral, se ha atrevido a versionar y actualizar en el patio del Teatro Galileo de Madrid –con la opción de cena o copas al aire libre –uno de los primeros éxitos de Enrique Jardiel Poncela, Usted tiene ojos de mujer fatal, un texto que cuenta ya con la friolera de más de ochenta años, que es que hay que ver cómo pasa el tiempo.

Escena de 'Usted tiene ojos de mujer fatal', de Jardiel Poncela.

Pasa el tiempo para Jardiel, quien pese a seguir siendo uno de los principales de la escena española y figurar, junto a Miguel Mihura, entre los grandes  renovadores de la comedia con un particularísimo sentido del humor de los que crean escuela y adjetivos (veáse si no “jardielino”), leído a día de hoy podría decirse que sus textos –no tanto su concepto de la comedia, sino más bien sus contenidos –comienzan a sufrir los estragos de la edad.

Y para muestra, un botón: Usted tiene ojos…, adaptación teatral de la novela del mismo Jardiel Pero, ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?,  aborda precisamente el mito de Don Juan, muy recurrente en la época, pero al que hoy en día, a estas alturas del siglo XXI, no le vendría nada mal, no le viene, ser tratado con algo más de ironía y que, en definitiva, se le ponga claramente en ridículo, como consigue no tanto el propio Jardiel, pero sí el equipo de Impromadrid con su particular montaje.

Hay en el texto de Usted tiene ojos… chistes que han perdido toda o casi toda su gracia, pero también es verdad que se trata éste de un defecto menor debido a que el humor de Jardiel consiste, más que en una sucesión de chistes con más o menos chispa, sobre todo en el encadenamiento de situaciones absurdas e inverosímiles y personajes extravagantes, que aquí los hay y muchos, muy acertadamente exagerados por Impromadrid. 

Mención aparte merece el personaje de Oshidori, uno de los grandes aciertos del propio Jardiel, a quien parecían dársele especialmente bien los criados y mayordomos, como sucede con el Fermín de Eloisa está debajo de un almendro –probablemente su mejor obra, muy por encima de esta –y ahora con el susodicho Oshidori, con perdón por juntar “susodicho” y “Oshidori”. Magnífico el trabajo aquí del actor de origen británico Richard Collins Moore, una apuesta segura al tratarse del personaje que adquiere el papel de motor de la obra, muy por delante del donjuanesco Sergio.

Entre los más acertados recursos de los que echa mano Impromadrid para añadir un plus de ridiculez y comicidad a las situaciones que se nos presentan destaca la utilización de un ambiente escénico muy cercano al comic, con la creación de una serie de personajes que ven reforzada su condición de caricaturas gracias a un alocado y colorido vestuario con cierto aire almodovariano, por seguir tirando de adjetivos de nuevo cuño, y con algún que otro cambio de identidad en el reparto que lleva a que el alocado personaje de Francisca, nacida para sufrir, la pobre, sea interpretado por un tal Borja Cortes. Y digo “un tal” no en sentido despectivo, que lo hace un rato bien, sino por subrayar su condición de varón. Lo cierto es que le sienta muy requetebién a la obra todo este ambientillo caricaturesco, que contribuye en gran medida a despojar al texto jardielino de cierto tufillo machista tan propio de la época, y de quien tuvo que defenderse por escrito en alguna ocasión de más de una acusación de misoginia.

Los grandes momentos de la obra, que va primero de menos a más y luego otra vez de más a menos, están en el final del primer acto y en el comienzo del segundo, cuando los personajes aportan un mayor ritmo a la escena, coincidiendo no por casualidad con la aparición del personaje del barón de Pantecosti, con el que un magnífico Rulo Pardo mete la directa, acelera la trama y se echa sobre sus espaldas el peso de la obra, que hasta entonces soportaba el bueno de Oshidori. A partir de ahí ya es para mearte de la risa. Vuelve a decaer, no obstante, la obra en su último tramo, pero es que el texto de Jardiel flojea precisamente por recurrir a un final algo precipitado.

Habrá quien opine que la versión de Impromadrid poco o nada tiene ver con el espíritu original de la comedia de Jardiel, y que si el dramaturgo levantara la cabeza no estaría muy de acuerdo con lo que la compañía ha hecho con su obra. Pero otra cosa buena que tiene este montaje es que si uno es de esta última opinión, siempre queda el recurso de refrescarse tomando algo mientas se deja que transcurra el espectáculo. Corriendo el riesgo, eso sí, de que camino a casa algún control policial nos pare y nos diga que usted tiene ojos de… tinto de verano.

Usted tiene ojos de mujer fatal

Teatro Galileo (C/ Galileo, 39, Madrid)

Desde el 20 de junio

Autor: Enrique Jardiel Poncela
Versión: Impromadrid
Dirección de escena: Impromadrid – Ignacio López y Jorge Rueda
Intérpretes: Richard Collins Moore, Rulo Pardo, Nacho Soriano, Juanma Díez, Maria Besant, Borja Cortés, entre otros.

Nota: Conviene ir con tiempo si se quiere cenar. El restaurante sirve sólo antes del comienzo de la actuación y durante el descanso. Aforo de 400 sillas con mesa para cenar o tomar algo (la cena o consumiciones no están incluidas en el precio de la localidad).

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