Siguiendo a Fuster, 50 años después
Por Alfredo Llopico.
Se cumplen 50 años de la publicación de dos obras emblemáticas de Joan Fuster El País Valenciano y Nosaltres, els valencians, una intensa reflexión de indiscutible trascendencia sobre quiénes somos. El paso del tiempo ha hecho que las palabras de Fuster se hayan convertido en historia, testimonio y nostalgia. Por eso, ahora es el burrianense Joan Garí, con la colaboración de Joan Antoni Vicent que se ha encargado de fotografiar con belleza y precisión el viaje, el que ha retomado aquellos itinerarios para comprobar los cambios en nuestra piel y en nuestra mentalidad durante estas cinco décadas que han pasado. Todo ha cambiado, pero todo permanece. Así descubrimos cómo, en algunos casos, se ha destruido una parte del espíritu que nos trasmiten las páginas de Fuster, en otros se conserva milagrosamente y en algunos, finalmente, se ha renovado. Y, aunque es cierto que se ha perdido mucho con el paso de los años, también se ha ganado en otros aspectos. Así que, finalmente, el único dolor verdadero es el recuento de las ausencias.
Inevitable en este recorrido por Viatge pel meu país ir a las páginas que marcan nuestro recorrido vital. Ir a buscarnos. Cada lector buscará el suyo, a sí mismo. Por eso no puedo resistir leer qué dice el autor de Onda, el lugar en el que nací; hacer un viaje hacia dentro de mí mismo. Si Fuster inventarió en su época unas treinta fábricas para unos nueve mil habitantes, a día de hoy, tanto la población como el número de fábricas (entre azulejeras y auxiliares) se ha triplicado y cuenta, además, con un Museo del Azulejo dedicado al siempre recordado y estimado Manolo Safont. Pero la industria ya no es el único valor. El núcleo antiguo es conjunto histórico artístico y bien de interés cultural desde 1967 y cuenta con un con un castillo meticulosamente restaurado que en época de Fuster debía dar, ciertamente, un poco de pena.
Somos en buena parte el reflejo de lo que son nuestros pueblos y ciudades. Fuster vaticinaba que en 50 ó 100 años las peculiaridades locales desaparecerían. La conclusión de Garí es que todo se ha modernizado, pero no ha cambiado la mentalidad. Y por eso nos ofrece nuevamente la oportunidad de realizar un recorrido por nuestra comunidad, una orientación para la visita, para el conocimiento vivo y directo de nuestra realidad actual a través de su prosa elegante y fluida, de modo que al final abandonemos el contenido de la letra impresa para buscar en las imágenes de Vicent lo que solo a través del verdadero viaje se nos concede: el goce inmediato y estético, la deleitación del descubrimiento de una realidad que tenemos justo al lado de nuestra casa y que muchas veces nos resulta desconocida.
Fotos: arriba: Onda, Plaça de l’Almodí
Siguientes: València, Mercat Central
Morella (carrer Blasco de Alagón)
Benidorm