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Nueva York “en pañales”

Por Luis Cáceres

El Archivo Municipal de Nueva York hace públicas más de 870.000 imágenes captadas por funcionarios de la ciudad desde el siglo XIX hasta los años 80.

Fue Eugene Atget quien, a inicios de 1900, recorrió los callejones de París, con su cámara y su trípode, para documentar a la manera de un taxidermista de lo urbano muchos de los rincones de la capital francesa. De estas instantáneas, con las que Atget formó su particular archivo de la ciudad, Walter Benjamin diría en su «Pequeña historia de la fotografía» que podrían ser perfectamente «el lugar de la escena de un crimen».

Algunos años más tarde, los herederos de Atget en los Estados Unidos -aunque no reconocidos- como fueron los fotógrafos Walker Evans, Berenice Abott o el propio Weege tomaron el testigo de ese inmortalizar lo cotidiano de la ciudad. Estos tomaron prestada también la influencia surrealista contaminada por el «umheilich» freudiano, en el que todo lo que nos es cercano y familiar se torna siniestro y extraño en la gran urbe.

Luces y sombras de una ciudad

En la actualidad, el Archivo Municipal de Nueva York, haciendo honor a esta dualidad (cotidiano/siniestro), ha querido compartir con el resto del mundo algunos de los momentos vividos en la Ciudad de los Rascacielos a través de una base de datos que nos presenta imágenes que van desde el trabajo diario de sus ciudadanos, pasando por la pobreza, el mundo de la mafia o del hampa, o las construcciones e infraestructuras. Fotografías todas ellas que conforman la historia de una misma ciudad dentro de dos realidades diferentes.

Hampa y delincuencia en imágenes del archivo

Así, el New York City Municipal Archive, recientemente lanzado, se presenta como un archivo público con más de 870.000 fotografías de la urbe desde mediados del siglo XIX hasta los años 80, a las que se le irán sumando muchas más en el futuro con la idea de llegar a los 2 millones de fotos. Estas se pueden consultar de forma gratuita en la web: http://nycma.lunaimaging.com/luna/servlet

Los documentos no han sido captados ni por un Walker Evans, ni por un Alfred Stieglitz o un Weege. Todo lo contrario fueron realizados por funcionarios anónimos, que haciendo su trabajo de documentar el urbanismo y la arquitectura de la ciudad se convirtieron, sin quererlo, en artistas del fotodocumentalismo.

Para aquellos interesados en seguir la huella de lo siniestro en la urbe, este archivo presenta diversas fotografías relacionadas con el mundo del hampa y la delincuencia. En una de ellas aparece detenido Charles Lucky Luciano, fichado por la policía en 1936, (Luciano fue el cerebro de una red de tráfico de heroína en la ciudad tras la Segunda Guerra Mundial). Otra instantánea muestra el asesinato del mafioso Gaspare Candella, encontrado muerto en un descampado en Brooklyn. Imágenes estas que nos recuerdan por su temática y su estética a las fotografías que Wegee captó en Nueva York por esos mismos años.

El lado menos oscuro lo protagonizan fotografías de trabajadores colgados de los cables del Puente de Brooklyn o del interior de algunos de los edificios más significativos de Nueva York. Estas instantáneas evocan las fotografías de Lewys Hine y su serie «Men At Work», que documentaban el proceso de construcción del Empire State Building.

El archivo Municipal conserva también más de 100.000 imágenes realizadas en los años 80 a los edificios de cada uno de los cinco barrios de Nueva York. Estas se completan con fotografías de los servicios de limpieza, de la estación de bomberos o de hospitales e instituciones de caridad.


Eugene de Salignac, una excepción

En este archivo de la memoria urbana existe sin embargo un fotógrafo identificado con nombres y apellidos. Se trata de Eugene de Salignac, fotógrafo del Departamento de Puentes, Túneles y Estructuras de la ciudad de Nueva York. La propia institución, una vez descubierta su identidad, se puso manos a la obra para clasificar todo su trabajo.

Puente de Brooklyn con trabajadores suspendidos. Eugene de Salignac. 1914

 

Gracias a fotografías como las de Salignac hoy podemos estudiar la transformación de la ciudad en cada uno de sus detalles. Estas suponen documentos únicos que nos sirven para ver la evolución de los modos de vida de los ciudadanos así de como las infraestructuras que habitaron.

A la manera de Gabriele Basilico, que acaba de presentar sus fotografías actuales tomadas en los mimos lugares en los que Piranesi realizó sus grabados de la ciudad de Roma en el XVIII, como ejercicio comparativo de tiempo pasado y presente (fotografías que pueden verse en CaixaForum en la actualidad), en el caso de las fotos del Archivo Municipal de Nueva York, si hiciéramos lo mismo que Basilico, apreciaríamos de manera evidente el frenesí cosmopolita de una ciudad que es escenario pero también icono de sí misma, icono en definitiva de la modernidad.

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