Ganarse la vida en la cultura

Por Mario Sánchez Arsenal.

Muy apropiado resulta en estos tiempos detenerse a reflexionar sobre qué rudimentos son los necesarios para llegar a la realización profesional en este preciso instante convulso en el que todo parece tambalearse y requerir –paradoja absoluta en los sistemas democráticos imperantes– mayor enjundia, mayor especialización, donde todo parece indicar que sin excelencia no se conquista ninguna tierra del quehacer humano. Ganarse la vida en el arte, la literatura y la música (Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores) recoge una serie de conferencias pronunciadas durante el mes de marzo del pasado año en la Fundación Juan March de Madrid. Se trata de una reflexión diacrónica gratamente teñida de una sensibilidad histórica que nos permite valorar, contraponer y sopesar los eternos conflictos que siempre han existido a la hora de valorar económicamente la cultura, pues, como dijo en 1843 un miembro del tribunal durante un litigio entre el banquero José Safont y el compositor Ramón Carnicer, “no tienen tasa las obras del entendimiento”

Así las cosas, es difícil concluir en determinadas posturas definitivas, pues, como todos sabemos, es cuestión peliaguda –lo ha sido siempre– determinar cuál es la línea que separa el fraude financiero y la sinceridad cultural como motivación humana altruista. Por ello, en esta breve compilación de ensayos se da lugar a esta problemática diatriba desde diferentes puntos de vista, partiendo de distintas disciplinas liberales. En el apartado del arte, Francisco Calvo Serraller desgrana magistralmente la locución “ganarse la vida” enfrentando la expresión verbal en sus variadas acepciones y cotejando los matices de significado que ella implica dependiendo de la preposición escogida para formularla. El significado varía según se utilizan determinadas partículas; no es lo mismo decir “ganarse la vida con” que “ganarse la vida en”, o incluso “ganarse la vida del”. Sugerentísimo artículo por el que desfilan Plinio el Viejo, Luciano de Samósata, Leon Battista Alberti, Alberto Durero, Miguel Ángel, Tiziano, Velázquez…, y una plétora de autores a través de los cuales se levanta un edificio, el del oficio de artista y sus rudimentos. Calvo Serraller cuestiona de esa manera la necesidad de un público constituido como tal para que la liberalidad de las artes sea plena en todos los sentidos. Por otra parte destaca el capítulo de José-Carlos Mainer dedicado a la literatura y en el que habla directamente del oficio de escritor y el mercado literario. Nos dice oracularmente el autor: “En el mundo del placer estético, la Modernidad ha entronizado la exaltación de la sorpresa, de la novedad, e incluso el placer masoquista de la provocación y de la desorientación; durante siglos, e incluso hoy, el placer estético ha estado mucho más ligado a la satisfacción de la expectativa previa, al reconocimiento emocional de lo que se sabe y sobre lo que se vuelve”. Mainer hace un sucinto y atractivo recorrido por diversos casos históricos de gran calado, que van desde la Edad Media hasta Gabriele D’Annunzio o Pío Baroja. Asimismo en el apartado musical sobresale el epígrafe firmado por Juan José Carreras, que, con el ejemplo de Beethoven como horizonte primero y último, titula muy provocadora y atinadamente Ganarse la vida “por no hacer nada”, tomando como punto de partida la correspondencia multidireccional del compositor de Bonn. Cada disciplina artística está integrada por dos ensayos, por lo que en el apartado de arte, literatura y música les siguen las aportaciones de Alejandro Vergara, Antonio Gallego y Joan Oleza, respectivamente. En todos ellos encontrarán luz y reflexión, causa inequívoca que hace replantearnos la actualidad misma. 

El filósofo Javier Gomá, a la sazón director de la Fundación Juan March desde 2003, se encarga de organizar la sucesión de capítulos y nos prologa el volumen tejiendo un formidable argumento en clave antropológico-filosófica de la eterna cuestión de la emancipación y la educación de los seres humanos para su ulterior conversión en ciudadanos sensibilizados, civilizados y comprometidos con la cultura y todas sus manifestaciones. Un ejemplar altamente recomendable dada la circunstancia en la que nos encontramos, óbice manifiesto de la falta de capacidad de gestión que en el mundo de la cultura siempre ha gobernado con menor o mayor incertidumbre. No nos queda, por tanto, más remedio que seguir pensando y repensando sin pudor alguno cómo subsistiremos los hombres de cultura en este mundo hipermaterializado donde al parecer, y no sin perplejidad, cada vez hay menos lugar para abrazar los productos humanos porque el consumo lo ha devastado casi todo. 

 

Ganarse la vida en el arte, la literatura y la música

Javier Gomá (dir.) 

253 pp., 20 €. 


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