Encuentro con un autor: Andrés Neuman
Por Sonia Ordóñez
Conquistando con su humor y su movimiento de gafas, el escritor hispano-argentino Andrés Neuman habló el pasado viernes de sus pareceres a cerca del mundo actual, de la Literatura, entre otros, en una charla con alumnos de la Universidad Popular de Palencia.
Neuman poeta
Ante la pregunta ¿quién es Neuman poeta? dijo: Redescubrir el asombro de lo elemental, subrayar una palabra reparando en su extrañeza es “ser poeta”. Pero confiesa tener el apetito y el vicio de probar todos los moldes, lenguajes, estilos. Hay que morirse habiendo intentado un aforismo, una novela, un poema, un haiku, etcétera.
Y de la misma forma ve las dos caras del oficio: “La palabra atornilla al asiento y también mueve por dentro, significa hacer un viaje interior”.
Influencia del lenguaje de Internet
El lenguaje de Internet sólo refleja lo que ocurre en la sociedad como Stendhal dijo que la novela es el espejo a lo largo del camino, indicó. En este sentido, hay dos posturas enfrentadas que debemos evitar: la apocalíptica que dice que las redes, la televisión y el cine acabarán con la cultura y la integrada que propone que la cultura comienza con Internet. Desde este punto de vista, la desconfianza y el vértigo de la primera postura se contrapone a la ingenuidad de la segunda.
Para Neuman, Internet es tan futurista como conservadora ya que el pasado también está ahí. Por tanto, la red es una aportación más en la infinita historia de la palabra.
Lenguaje machista
Para el escritor y poeta, el diccionario no es la Bíblia, de hecho, está lleno de definiciones anacrónicas y misóginas (en su blog Microrréplicas señala varias). “Es sano consultar el diccionario y también discutirlo”, apostilla. Según Andrés Neuman, habría que reflexionar no sólo con filólogos y académicos sino también con pensadoras de género para corregirlo. “El lenguaje es la herramienta de trabajo del periodista, el maestro, el crítico literario, del académico” y con todos ellos habría que hablar.
Géneros
“Me interesan más las fronteras que los géneros”, al igual que hay poemas que crean personajes e historias, una novela improvisa un breve ensayo o un cuento aparece al igual que un ensayo como en el caso de Borges. “Cada página es un tejido y no hay una página que sea 100% lana”.
Influencias literarias
Neuman, premio Hiperión de Poesía 2002 y Alfaguara de Novela 2009, destacó, ante todo, a los románticos del Círculo de Jena de finales del XVIII y principios del XIX que llegaron a crear una comuna protohippie pero “un escritor se parece a quien puede no a quien quiere” y además “las influencias hay que merecerlas” como solía recordar Gil de Biedma. Además recordó sin dudar al poeta peruano César Vallejo por su experimentación lingüística, su emoción y su compromiso sin ser planfetario ni pesado y por su modestia; a Borges; las canciones de The Beatles y a las escritoras norteamericanas Flannery O’connor y Carson McCullers, mejores que Hemingway según Neuman. Y quiso poner una nota clásica tan importante en su novela El viajero del siglo: “Me gusta conversar con las tradiciones clásicas aunque no estamos en el pasado, tampoco lo hemos olvidado”. Resaltó así la observación psicológica de la novela del siglo XIX porque “espiando a los otros te reconoces” y “conversando descubres tus propias opiniones”.
Crisis
Sobre la situación actual de la economía española lamentó que se insista tanto en datos como la prima de riesgo frente a las estadísticas que puedan afectar al trabajador como si fuéramos especuladores financieros. Asimismo, relacionó la crisis financiera argentina con su vida personal: “Fui concebido alrededor del día del golpe de Estado y nací 9 meses después. Vi cambiar cuatro veces la moneda, subir la inflación un 120% mensual. Mi madre me decía que corriera para comprar el pan antes de que subiera el precio”. Para finalizar: “Ahora Argentina no está tan mal así que si nosotros salimos de ésta, España también lo hará”.
Motivos de El viajero del siglo
Hijo de padres músicos, quiso poner vida a las canciones del Viaje de Invierno de Schubert “porque la historia nunca decía qué pasaba con la chica” inventándose una ciudad del tipo a la de Las Ciudades Invisibles de Italo Calvino y a las laberínticas de Borges o a la Comala de Pedro Páramo y a la Santa María de Onetti, situando al personaje en Wandernburgo, a medio camino entre Sajonia y Prusia, en un viaje a través de la reflexión.