Bosquejo de Vinyes

Por Raúl Fernández de la Rosa

Delinear la figura de Ramon Vinyes – no es que haya olvidado el acento – es lo que buscan estos rápidos – por poco profundos – trazos. Se trata de recordar o de descubrir – dependerá del caso – una figura gozne entre la literatura en letras catalanas y la latinoamericana; luego, por qué no, la hispánica, la universal, caminos de ida y vuelta. No sería de extrañar que muchos se hayan encontrado ya con la sombra del hombre hecho personaje. Porque han sido tantos los lectores de la historia.

“Tenía una hermosa cabellera plateada que se le adelantaba en la frente como el penacho de una cacatúa, y sus ojos azules, vivos y estrechos, revelaban la mansedumbre del hombre que ha leído todos los libros”, así lo pintó Gabriel García Márquez en ʻCien años de soledadʼ. El “sabio catalán”  fue crucial en la vida de Gabo y en la de Colombia. El grupo de Barranquilla creció a la luz de su amor por la literatura universal. Fue a través de sus tertulias y conocimiento – en la librería o el café – que la Generación perdida llegó a este grupo y de ahí al mundo (líneas feroces y erráticas tienen los bosquejos).

Vinyes nació en 1882, en Berga. Escribió en catalán; por razones políticas, dijo en una ocasión. Lo cierto es que, fue un librero que, habiendo absorbido la literatura universal, llevaba su teatro fuera del convencionalismo que surcaba no sólo Cataluña, sino España. Un hombre que tomó partido por la lucha no sólo de su pueblo, sino del hombre, de ahí su literatura fue llegando al compromiso. Más tarde pasaría a adentrarse en lo carnavalesco – Bajtín -. Su obra también estuvo marcada por el exilio, no podía ser de otra manera: anduvo en idas y venidas de su Catalunya añorada a su Barranquilla descubierta.

Hombre sapiente que cultivó la narrativa, el teatro, la poesía, el ensayo y la crítica. Olvidado por su tierra, venerado por Colombia: El grupo de Barranquilla, la revista Voces o su actividad como profesor dejaron una honda huella ʻEntre sambes y bananesʼ. Años más tarde se fue recuperando su figuraba, hoy en día ese trabajo sigue inacabado. Quizás usted quiera colorear mi bosquejo con una literatura de pensamiento que va más allá de nuestra tierra, aunque nazca de ella.

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