Días de vino y prosa – Encuentros con entidades
Por Mariano Fisac
Con escasa frecuencia hablo de mis gustos musicales. Supongo que esencialmente por una clara y manifiesta falta de criterio, sin embargo hoy me lanzo con el nombre que da título a este artículo, y que procede del disco de un grupo con el que disfruto mucho: Los Planetas.
Raros como ellos solos.
Como raros son también, o al menos lo eran para mí, ciertos elementos que me he animado a usar recientemente, pero que quizás llevaban toda la vida delante de mis narices.
El primero es el hinojo. Un extraño bulbo que yo solo conocía como la hierba aromática que le sobresale, y que sin embargo oculta bajo tierra todo un potencial de sabor y posibilidades. Además, no les voy a engañar, estoy a dieta y tengo que echarle un poco de imaginación para no morir deprimido.
No tiene sentido que les hable de la filiación botánica del elemento en cuestión con toda la información que hay en la red, aunque sí les diré que sus propiedades digestivas son francamente interesantes. Y es que cuando uno se pone a plan, con toda esa verdura, el tema de los gases puede convertirse en un problema, ya me entienden.
No dejen de probarlo en una crema, junto con algo de zanahoria, patata y aceite de oliva. Además de que está bueno, les sentará mucho mejor, y para quedar un poco más finos, pueden coronarla con una cucharada de yogur griego a modo de quenelle y una ramita de la propia hierba de hinojo.
Hablando de rarezas, ahora se está poniendo de moda la recuperación de ciertas variedades en Rioja, y en esa línea me ha gustado bastante el Tempranillo Blanco que elabora Bodegas Valdemar. Su Inspiración TB 2009 se encuentra ahora en estado de gracia, con mucha fruta que se impone a algún recuerdo tostado y con una acidez formidable que lo hace fresco. Además resulta complejo y promete buena evolución en botella. La potencia sápida de este vino resulta fundamental para no caer ante los aromas del hinojo, por eso con la crema se entendió de maravilla.
Volviendo a lo sólido, harto de atroces latas y decepcionantes congelados, el otro día topé con la modalidad seca del guisante, que hasta ahora no conocía. Lo cierto es que me detuve un buen rato mirando a esas pequeñas criaturillas sin terminar de decidirme sobre cómo prepararlas. Finalmente opté por un potaje, parecido a las lentejas, que no quedó nada mal. Posiblemente den más de sí con otras preparaciones, pero lo cierto es que ese deje dulzón que tienen le da al guisote un punto ciertamente curioso. Si al contrario que yo, no están a dieta lo pueden coronar con algo de foie.
Pero para acompañar lo tuve más claro. Un contrapunto dulce-ácido nunca falla, y nada mejor que la sauvignon blanc de verdad, que es la que se hace en el Loira, y que en ausencia de levaduras seleccionadas sabor maracuyá, chupa cada piedra del terreno para demostrar lo que un suelo puede dar de sí.
Sancerre es una de mis zonas favoritas en este sentido, y Domaine Vacheron una garantía de que este 2005 estaría en un momento perfecto. Afilado, pero ya mas contenido, complejo y muy mineral. Si quieren algo más sencillo para empezar en el Loira, el Sancerre básico de F. Crochet está fantástico y a un precio muy atractivo. Ambos los comercializa Coalla Gourmet.