Ocio

El valle del silencio: susurros de la naturaleza

 

Por Javier Alonso Ezquerra

En estos tiempos donde las prisas, el ruido y el ajetreo de las grandes ciudades inundan nuestra vida, existen aún pequeños paraísos donde los pueblos parecen haberse olvidado del paso del tiempo y el ruido desaparece por completo.

Valle del Silencio

Junto a los montes Aquilianos, en plena comarca del Bierzo (León), encontramos el Valle del Silencio, un paraje único, de naturaleza abundante y pueblecitos silenciosos donde el tiempo pasa muy despacio sin que nada altere su tranquilidad, salvo el rumor del agua y el canto de los pájaros, que anuncian con sus bellas melodías la llegada de la primavera. El lugar ideal para disfrutar de unos días de descanso con tu pareja, amigos o la familia.

Estamos ante un entramado de montañas salpicado por pequeñas cuevas en las que los anacoretas se retiraban en busca de paz espiritual, de ahí que se le conozca con el nombre de Tebaida Berciana, lugar de ermitaños, que fundaron varios monasterios como el de Peñalba de Santiago.

La ruta más atractiva parte de Ponferrada, capital del Bierzo y lugar de paso de los peregrinos que se dirigen a Santiago. Su monumento más importante es el castillo, construido por los templarios en el siglo XII y habitado por éstos hasta la disolución de la orden.

Tierras de Oza

Salimos de Ponferrada en dirección sur, siguiendo las indicaciones hacia Peñalba de Santiago. La ruta nos acerca a los pueblos del valle del Oza, como San Esteban de Valdueza, previo paso por las vegas agrarias de San Lorenzo. Un paseo por sus estrechas callejuelas permite descubrir su origen señorial a través de los blasones que decoran las fachadas. La carretera se estrecha tras dejar atrás San Esteban la carretera y continúa paralela al río Oza, entre frondosos árboles y matorrales de ribera.

Río Oza

No muy lejos de allí, se encuentra Villanueva de Valdueza, donde destaca la hermosa  edificación en piedra de la iglesia de la Virgen de la Asunción, y lo el Museo del Carro. San Clemente de Valdueza es otra aldea rural formada por un conjunto de casas a ambos lados del río Oza, de calles empinadas y una atmósfera donde lo único que se oye es la fuerza de la naturaleza.

Ascendiendo por la carretera  llegamos a Montes de Valdueza, uno de los pueblos más bonitos y que conservan una estampa ancestral. En él se pueden contemplar las ruinas del monasterio de San Pedro y su magnífica torre románica. Su origen se remontan al siglo VII, aunque fuese san Genadio quien lo reconstruyera en el siglo IX, tras la invasión árabe. A pesar de su mal estado, pueden apreciarse algunas partes del claustro. La iglesia colindante, muy sencilla, pertenece al románico.

La estrecha carretera continúa entre montes antes de llegar a Peñalba de Santiago. Un mirador permite contemplar las estribaciones de los montes Aquilianos y las cumbres de Pico Tuerto, la Silla de la Yegua o la Peña Alba que da nombre al pueblo. La localidad es una auténtica oda a la arquitectura típica rural con sus calles estrechas, sus bellas casas de piedra, los techos de pizarra con altas escaleras y balcones de madera. Digna de mención es su iglesia de estilo mozárabe del año 937, que tiene una puerta con dos arcos y capiteles labrados, además de una espadaña de tres huecos. Se recomienda hacer también una parada en la cantina y disfrutar de un buen plato típico de la zona, como las chacinas (carnes adobadas o embutidas), por 10 ó 15 euros, que es el precio del menú en la mayoría de los establecimientos. 

Cueva de San Genadio

Desde allí se puede continuar la excursión hasta la cueva de San Genadio. En esta cueva pasaba largas temporadas meditando San Genadio, un curioso obispo que restauró el Monasterio de San Pedro de Montes e impulsó otras restauraciones en la zona del Bierzo, además de gustarle el ajedrez. El camino hasta la cueva no entraña mucha dificultad por lo que puede hacerse sin mayores complicaciones. 

La vuelta podemos realizarla por la otra variante del camino, que discurre más alta, y desde la que tendremos las mejores vistas del valle del Silencio. Este camino es más llano, terminando en la parte alta de Peñalba de Santiago.

El entorno, puramente agreste, impresiona desde un primer momento. En él se pueden encontrar numerosas especies animales como jabalíes, corzos, zorros, hurones, ginetas y lobos, además de 140 especies de aves que pueblan todo el valle. Entre las plantas destacan los robles, las encinas, y los castaños, que embellecen el paisaje.

Déjate envolver por la tranquilidad de sus verdes paisajes, sus largos senderos, sus silencios. Visita el Valle del Silencio y disfruta de la magia y el encanto de uno de los mejores entornos naturales que encontrarás en Castilla y León.