KIKO VENENO Y CASA DECOR 2012
He estado caminando por un suelo dorado; me he visto reflejado en la distorsión de la felicidad y he levitado sentado en una silla junto a la persona que quiero.
Una de dos, o he paseado por Casa Decor, o me he ‘echado un cantecito’ con Kiko Veneno. La fortuna ha hecho que hiciera las dos cosas con escasas horas de diferencia, y ambas, a su manera, me han permitido disfrutar y olvidarme de los telediarios.
Sí, he paseado sobre un suelo dorado, como un cuento. Daba pena pisarlo, pero a la vez te tentaba a que lo hicieras. Al hacerlo, he pensado que lo quiero para mis ‘momentos’ de oropel, de esos que me dan de tarde en tarde y en los que me convenzo de que la vida todavía tiene un pase.
Casa Decor cumple 20 años, como el disco emblemático de Kiko Veneno, “Échate un cantecito”. Parece que el 92 fue nuestro año, el año de España, y yo puse mi granito de arena porque fue también en esos meses cuando conocí a la que hoy es mi mujer. Será el destino. El caso es que para celebrarlo han elegido un palacete en pleno centro de Madrid, la Real Compañía Asturiana de Minas, hoy propiedad de la Mutua Madrileña, un edificio decimonónico de estilo francés que alberga un total de 4500 metros cuadrados. Que conste que me conformo con el edificio en sí, sólo él bien valdría la visita. ¿Cómo es posible que en el siglo XIX se construyeran esas maravillas y ahora en el siglo XXI nos dediquemos a dejar medianías a nuestros hijos? Ahí dejo la pregunta, que ahora tengo prisa y no me apetece contestar, me esperan para cenar.
Creo sinceramente que este año Casa Decor está mejor, más currado, como si fuera verdad que la conmemoración de la fecha les haya hecho espabilarse. Tal vez peque de generoso, o tal vez de optimista, o es que acaso Kiko me ha inoculado su Veneno y vea todo de colorines, pero la verdad es que ahora que hago repaso de las doscientas fotos que he hecho, creo que me ha gustado todo. Claro que lo que escribo no es una crítica, yo no suelo hacerlo, no me sale. Tiene el conjunto de los espacios un toque justo de sofisticación que lo hace atractivo, pero sin llegar a los extremos del sinsentido. Este año todo parece más cuerdo. No reniego de la locura, que conste, pero algunos, con la excusa de querer parecer Dalí, se convierten en imitadores baratos. No es el caso, no.
Otros años paseé por el edificio a velocidad de vértigo, casi imposible hacer fotos. En cambio en este, me he quedado con ganas de repetir, de hecho lo haré esta semana, y me tomaré en el bar de diseño francamente chulo una cervecita fresquita de esas que patrocinan el evento.
Que conste que no soy visitante profesional, sólo soy un mirón observador al que le gusta fijarse en los detalles. Casi todas las fotos que tengo son de pequeñas cosas que me llaman la atención, y no necesariamente fotografío el espacio en sí. De este año me ha gustado el uso relajante de la iluminación y el empleo del espejo con criterios funcionales, no ornamentales. El espejo ha sido un recurso atractivo en la decoración, pero no siempre se acertaba con su ubicación. Curiosamente este año nada falla. ¿Será otra vez Kiko Veneno?
Por cierto, que lo que antes era el almacen, lo han convertido en un gran espacio con jardines interiores, verticales y horizontales, y sería un sitio estupendo para que Lobo López o Joselito ‘el de la voz de oro’, se dejaran oír.
No sé a quién hay que felicitar por la presente edición de Casa Decor. No creo que lea esto, pero si lo hace, que sepa que ha dado usted en el clavo, oiga, que me ha animado el día y que me ha puesto cuerpo bailongo para ir al concierto de Kiko Veneno en La Riviera.
Fue ayer 30, un éxito este hombre, un amor. En fin, que como se ve en la foto, ayer me pase el día levitando.
Amor y flores para todos, que hoy estoy así de buenrollista. Es lo que tiene el Veneno.