E-Mails para Roland Emmerich
E-Mails para Roland Emmerich, Sergi de Diego Mas.
Honolulu Books, Barcelona, 80pp.
Por Raúl Quinto
El Fin del Mundo es hoy, está sucediendo ahora. El Apocalipsis es un estado mental: la forma de vida contemporánea. Su formulación es ruidosa, sobrecargada de datos y señales, por esa razón es invisible y sorda. El miedo al fin es un miedo desactivado, de baja frecuencia, algo con lo que se convive pero no es algo que se viva. Es un relato subliminal susurrado bajo todos los gestos posibles. Entonces. Un relato es algo que se puede contar, un relato no sucede, no es un suceso; un relato es, por naturaleza, algo ficticio. Una invención, un artefacto. Por eso el miedo no cala. Por eso nuestro Fin del Mundo es como un guion de Roland Emmerich. 2012, por ejemplo. Ahora. En la película. Fuera de ella.
Porque todo tiene la misma substancia de una imagen en una pantalla, todo es superficie. La ceremonia de confusión de los medios e Internet, la crisis, la profundidad del abismo bajo las cifras de las páginas de economía, nuestra vida instalada en el miedo y el shock. Todo es como una película. Todo es simulacro, también la propia realidad y las emociones que se dicen humanas. Lo vio Jean Baudrillard. Lo dice este libro también. El universo es un relato, un texto (in)finito. El fin de todo es ahora. Y todo es ahora ficción.
Desde eso, frente a eso, escribe Sergi de Diego Mas su primer libro de poemas. E-Mails para Roland Emmerich (Honolulu Books, 2012). Reconociendo, además la necesidad del conflicto, que más allá de la textualidad pactada del mundo, el mundo busca una salida propia. Poemas para un mundo que se viene abajo. Poesía para la toma de conciencia de clase, y no en el sentido marxista: hoy en día nuestra clase es la de los hijos del Apocalipsis. Y está sucediendo ahora. Poesía del después, postpoesía, al cabo. Ya que el mundo es un texto habrá que leer su superficie con los dedos, como en braille, y en un mismo plano mezclar, mientras suena el sampler del Fin, la astronomía, la música pop, el cine soviético, las marcas del consumismo, series de televisión, la vida misma y sus enigmas. Todo. Igual que sucede en la red de redes. Sergi de Diego Mas también sabe que Internet es el último capítulo del libro del Apocalipsis. Hoy.
Nos dice: “Nuestro conocimiento no alcanza más allá del fenómeno visual” (p.59). Pues todo es ficticio, simulado, pura superficie. Porque el Fin del Mundo ya pasó, y el ser humano es ahora otra cosa.
AUTOPSIA
El progreso como remezcla de errores
y virtud.
Observo desiertos de naturaleza muerta.
Montañas de basura.
¿Dónde anida la ciudad viva?
Un remix también es la reducción
corpórea a formas más simples de
la materia.
Necesito la distancia, la topografía de la historia.
La autopsia es la relectura del cuerpo.
[Un pequeño salto al pasado.]
NÚCLEO
En una serie de televisión, los forenses
escriben la sinopsis sobre el rostro de
la urbe.
Cirugía estética disimulada en
interrupciones temporales repletas
de flores.
Las macetas son regadas por vasos
capilares de viejas canciones
afrancesadas.
Se alimenta el núcleo de un siglo:
su palabra y número.
En la bolsa de plástico encuentro el
único disfraz cierto de esta ciudad: The
Platters cantan Only you amordazados,
con un spray limpiador de fachadas que
sopla al son de la misteriosa página 34.
El siglo 34 como interludio perfecto
para un guión mediático.
Tan sólo me resta esperar y enumerar
palabras para un final de hierro y níquel
que no pretenderé entender.