El regalo de Castellet

Por Raúl Fernández de la Rosa

 

Cumple cincuenta años Edicions 62, y como si se tratara de su pareja Josep Maria Castellet le hace un regalo significativo, que engloba la memoria. No podía ser más apropiado, un libro: ʻMemòries confidencials d’un editor. Tres escriptors amicsʼ.

 

El trabajo se divide en dos partes, cómo su título indica. La primera es la revisión o reescritura de la obra no venal, para minorías, que realizó en el veinticinco aniversario. Ahora se amplían los años hasta el 97, diez años más, que supondrían, a su fin, su cambio de papel en la editorial.

 

La política y la literatura van de la mano de la historia de la casa editorial que tenía el cometido de sacar a las letras catalanas del provincialismo querido por el régimen, entre otras luchas. Castellet introdujo las plumas universales en lengua catalana, fue su trabajo.

 

El libro está lleno de anécdotas y de intrahistoria editorial-política. Los años del régimen del bigote no eran fáciles para ciertos cometidos. El recorrido engarza viajes más allá del charco o enciclopedias catalanas que podrían haber asesinado a la celebrada.

 

La segunda parte sigue por el camino de la memoria. Pero esta vez se trata de tres personajes, tres amigos del exdirector literario. Tres figuras importantes para la editorial y para Cataluña, unidas por el nexo de la amistad con el escritor: Salvador Espriu, Baltasar Porcel y Montserrat Roig.

 

Desgranar el pasado siempre es interesante, necesario. No es una novedad que un editor realice sus memorias, pero si estas son sinceras, son siempre bienvenidas. El dietro le quinte puede ser luminoso y divertido.

 

Por otro lado, Castellet se ha destacado ya como un buen memorialista. Y la memoria es, sin duda, una de las columnas o magdalenas de la literatura. Eso sí, por muy fiel que uno quiera ser, está condenado a elegir, a dar voz, a silenciar, a mentir, quizás.