Segunda residencia
Por Rebeca García Nieto.
Segunda residencia. Margarita Leoz. Tropo Editores. 202 páginas.
Miriam se inventa toda esa historia, va saltando de una frase a otra de puntillas, como se posarían unos pies ingrávidos sobre las piedras de un río…
Segunda residencia trata de pequeños naufragios cotidianos: parejas en punto muerto, personas solitarias, desubicadas e insatisfechas con su vida sin siquiera saberlo… Pero, por encima de todo, es una colección de sutilezas. Este libro de relatos es idóneo para los amantes de los detalles: un traje granate oculto en el fondo de un armario, un bote de callos a la madrileña, las bolas de un jersey de lana, una moto destrozada situada junto a la parte de atrás de una casa, unos clavos incrustados en la rama de un árbol, la desconchadura existente detrás de un grifo de agua caliente… dan forma al decorado en el que transcurren las vidas de los protagonistas. A este inventario de objetos varados hay que añadir alguna que otra ausencia. Al igual que ocurre en la vida real, lo que ya no es tiene también cabida en Segunda residencia. Así, cuando Rafael da marcha atrás con el coche, siempre teme atropellar al perro en esa maniobra y abre la puerta para ver mejor, pero el perro murió de viejo y está enterrado junto al roble. Le vienen a la cabeza las lágrimas calientes de las niñas mientras él echaba paladas de tierra sobre el animal.
Una vez que el ojo se ha acostumbrado a los innumerables matices que caracterizan los relatos de Margarita Leoz, uno puede descubrir el verdadero alcance de lo narrado. Por ejemplo, la lata de callos a la madrileña, que da título a uno de los relatos, es algo más que un bote de conservas oculto en un armario y parece aludir a esa parte más vulgar, más cercana a las vísceras, que todos guardamos, sin saber, en lo más profundo de nuestro ser. A mi modo de ver, uno de los aciertos de Margarita Leoz es haber sabido perfilar los matices perversos de algunos de sus personajes de forma imperceptible, apenas con un par de pinceladas. Detalles en apariencia sin importancia sirven para desvelar profundas verdades subcutáneas, como la frialdad de una doctora al emitir un diagnóstico o la ambivalente relación entre dos hermanos, por citar solo un par de ejemplos.
Además de estas sutilezas psicológicas, el punto fuerte de esta colección de relatos es su verosimilitud. La sencillez con que los trece relatos están narrados los hace creíbles a ojos del lector. No obstante, no podemos olvidar que la verosimilitud es en sí misma un artificio, parte de la ficción (o, en palabras de John Cheever, una mentira). El gran logro de Margarita Leoz es hacer creer al lector que está pisando tierra firme cuando en realidad sus pies descansan sobre un territorio inexistente, imaginario.
Margarita Leoz nació en Pamplona en 1980. Se licenció en Filología Francesa en la Universidad de Salamanca y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Barcelona.
Ha sido galardonada con varios premios (Francisco Ynduráin de las Letras, Encuentros de Jóvenes Artistas de Navarra, entre otros), figura en antologías, colabora en diversas revistas culturales y como comentarista literaria en programas de televisión regional.
En 2008 publicó el libro de poesía El telar de Penélope (Ed. Calambur).
Segunda residencia es su primer libro de relatos.