Entrevista a Álvaro Cervantes, de «El sexo de los ángeles»
Por Rubén Romero Sánchez
– Felicidades por la Biznaga de Plata al actor revelación en el Festival de Cine Málaga, por tu papel en El sexo de los ángeles.
– Estoy muy contento por que me reconozca un jurado como el que había en Málaga, y me hace mucha ilusión porque es mi primer premio.
– En «El sexo de los ángeles» tu personaje aparece siempre acompañado por una música hitchkockiana que presenta al personaje como algo peligroso, negativo. Sin embargo tu personaje es muy buena persona. ¿Cómo trabajaste ese personaje para suavizarlo, estaba en el guión o hablasteis mucho antes de rodar?
– Todo está en el guión, que puede tener varias lecturas. El personaje tenía el riesgo de caer mal, que el espectador lo viera maquiavélico, un vampiro emocional. Sin embargo, es todo lo contrario, en lugar de chupar la energía de Bruno y Carla lo que hace es inyectarles amor y una dosis de renovación. El director Xavier Villaverde y yo quisimos dotar de humanidad a un personaje que al principio puede hacer sentirse inquieto al espectador. Todo lo que ocasiona a su alrededor le afecta a él también, no le resbala.
– Uno de los aspectos destacables de la película es lo que no se dice, las miradas entre los personajes. ¿Supuso esto un reto para ti como actor?
– Lo que no se dice es la base del cine. Yo prefiero que las imágenes y los cuerpos hablen por sí solos. El vínculo creado por los personajes va en esa dirección: se crea por la atracción, por la observación.
– Hay mucho cine sobre hombres o mujeres homosexuales, pero no tanto sobre hombres bisexuales o tríos. ¿Crees que el espectador verá una simple historia de amor entre personas o verá algo más, haciendo hincapié en la bisexualidad de los protagonistas?
– Yo creo que no habla de la bisexualidad sino de la libertad en el amor y en todas las posibilidades que uno tiene para vivir el amor. Si de algo va la película es de desetiquetar; no hay plantillas en el amor, ni en las relaciones ni en las personas. Esta película borrará etiquetas.
– ¿Crees que esta película y otras que están proliferando en los últimos años reflejan cambios en las relaciones amorosas de la sociedad, sobre todo en los jóvenes?
– Las personas nos movemos a través de relaciones de amistad y amor. Ahora por suerte la gente no tiene tanto miedo a descubrirse, a descubrir lo que siente y a cómo quiere vivir su vida. Ahora hay puertas que se abren, y corre el aire.
– ¿Cómo tomaste la decisión de hacer esta película? Supone un riesgo para Llorenç González y para ti.
– Precisamente por el riesgo. Los actores actuamos para jugar, y el mío es un personaje con el que puedes jugar. A medida que trabajo y voy aprendiendo me reafirmo en que aquí hemos venido a jugar: en la vida, que es más difícil, y en la ficción.
– En una película en la que las emociones son tan importantes y hay tantas escenas de sexo, la complicidad entre los actores debe ser muy alta. ¿Cómo fue trabajar con Astrid y Llorenç?
– Fue un trabajo muy generoso y de mucha confianza. Yo los fui descubriendo a la par que los descubre mi personaje. Nos hemos cuidado mucho y nos hemos querido mucho. Se ha creado un vínculo profesional y ahora somos muy amigos.
– En muchas escenas de balie break no te doblan, sino que bailas tú.
– Siempre me ha gustado bailar break, y lo de poder bailar en la peli me apetecía mucho. Tuve que aprender coreografías, es algo que me apasiona.
– La película está dirigida a un público joven, pero este público excepto en contadas ocasiones rechaza el cine español. ¿Te preocupa que la película no pueda llegar a su público?
– Creo que es una película que conecta con todo el mundo. Este conflicto de las emociones le pasa a todo el mundo a todas las edades. En Málaga la gente se emocionó y las películas que emocionan acaban llegando al público.
– Tu personaje se come la pantalla, y todos los movimientos están muy medidos. Nunca bajas físicamente la cabeza. ¿Cómo se construye un personaje con tanta presencia?
– Me ayudó conocer al amigo de un amigo, este verano en Berlín. De él tome actitudes el look, porque también hicimos en la película un trabajo de caracterización. Creamos una manera de moverse para Rai, de mirar…
– En las tertulias de cine de Culturamas, Zoe Berriatúa decía que el cine español estaba muerto, y Sergio Peris-Mencheta decía que estaba convaleciente, pero aún no muerto. ¿Cómo ves tú la industria del cine español?
– Habrá que reinvertarse, está la cosa muy mal, se van a hacer menos películas de las que se hacen ahora. Esto genera preocupación, pero la gente que necesite hacer películas para contar historias lo va a hacer, con menos dinero, con más esfuerzo pero las van hacer.
– Tú tienes en mente contar historias, aparte de actuar?
– Sí me interesa. He hecho cortos con amigos y tengo alguna cosa por ahí que me gustaría hacer. Pero ahora estoy centrado en ser actor, que es un camino largo y me encanta.