Contra el tiempo (2012) de José Manuel Serrano Cueto

 

Por Juan Laborda Barceló

 

 

Una hermosa actriz de reparto que acaba ganándose la vida como dobladora de voz (entre otros, de películas pornográficas), el periplo vital y profesional de una actriz danesa, un galán maduro que hizo de Fernando el Católico en una gran superproducción de Ridley Scott o un eterno secundario del cine del oeste, son algunos de los protagonistas de esta película. Junto a ellos otros nombres poco recordados de nuestra cinematografía componen un catálogo del cine español de los años 60, 70 y 80. Las magníficas anédoctas que recorren el metraje podrían nutrir varios guiones de aquello que se llamó “el cine dentro del cine” (El crepúsculo de los dioses (1950) de Billy Wilder o Dos semanas en otra ciudad (1962) de Vincente Minnelli, son dos buenos ejemplos de ello, es decir, películas que reflexionan sobre el propio cine), aunque aquel género se centró en la ficción y la obra que nos ocupa se enmarca en el largo documental.

 

En cualquier caso, hay algo en Contra el tiempo de ese gusto estético de lo cinematográfico por autocontemplarse, recreándose en sí mismo. No en vano, el hilo narrativo se establece a través de la figura de un joven actor (Antonio Mora) que busca en las experiencias de los veteranos las claves para conocer los entresijos de la profesión. Así, el documental crea una ficción dentro de sí mismo, pues si el recorrido es inventado, pero verosímil, las entrevistas a esos intérpretes maduros (Lone Fleming, Antonio Mayans, Mabel Escaño, Carlos Bravo o Ricardo Palacios) están cargadas de verdad, pasión por la actuación y amor, más o menos explícito, por el cine.

 

La ficción, que no era la proyectada en el guión original, gana enteros en el último tercio de la película. Dos de esos actores se reúnen en el marco del Festival de Cine de Málaga. El encuentro añejo, pero pleno de encanto, es el clímax de la narración. La ciudad  juega un papel de telonera omnipresente, creando un fondo mágico sobre el que transita la pareja. La nostalgia viva de un tiempo que ya no volverá, encarnada en esos dos actores que ahora hacen de sí mismos frente a las cámaras, es un juego de espejos y emociones irresistible para cualquier cinéfilo. Pocas cosas hay más cinematográficas (y literarias) que el melancólico homenaje al pasado. 

 

El director, José Manuel Serrano Cueto, se centra en lo humano. Plasma de forma amena las ricas experiencias de ese grupo de actores, cerrando con un sentido homenaje a Aldo Sambrell, el gran villano del spaghetti western, fallecido en 2010.

 

El documental, como venimos explicando, recoge las impresiones de unos actores caídos injustamente en el olvido, pero a su vez se convierte en una fuente histórica innegable, adquiriendo un valor añadido. Esas entrevistas son fuentes directas para el conocimiento de una época de nuestra historia y de nuestra cinematografía. Los años de las superproducciones de Samuel Bronston, cuando un buen número de nuestros técnicos y actores se bregaron en esos proyectos norteamericanos. El cine que se rodaba por extranjeros en España y el que hacían los directores de aquí, en definitiva, nuestra industria patria, se retrata por los comentarios de los hombres que vivieron aquella época. Es, por tanto, un documento, que aunque no tenga esa finalidad ni esos objetivos puede servir a los fines de Clío, musa de la Historia.*

 

Contra el tiempo es un ejercicio de cinefilia en todo su sentido. Tiene la valentía de poner el foco sobre unos hombres y mujeres que, a pesar de no haber sido escuchados en mucho tiempo, pueden aportar grandes cosas sobre el pasado y el presente de nuestro cine.

 

Trailer:

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*Acaba de aparecer en el mercado el libro Contra el tiempo. Actores de reparto, escrito por el director del documental y publicado por Tyrannosaurus Books. En ella, además del diario de rodaje, se encontrarán las entrevistas ampliadas y nuevos personajes que se quedaron fuera de la película como Jack Taylor o Antonio Pica, cuyos testimonios permiten ahondar en el conocimiento de su carrera y de nuestro cine.