El enigma del delirio
Por Mario Sánchez Arsenal.
CaixaForum Madrid.
Paseo del Prado, 36.
Hasta el 9 de septiembre.
En una operación conjunta entre la Fondazione Giorgio Cini de Venecia, el estudio de arquitectura aMDL de Milán, Factum Arte y Obra Social “la Caixa” se nos presenta esta muestra bajo el título de Las artes de Piranesi. Arquitecto, grabador, anticuario, vedutista y diseñador, que se podrá visitar hasta el 9 de septiembre. Como puede comprobarse fácilmente se trata de una monográfica a la antigua usanza, de carácter amplio y ambicioso, pero bajo algunas puntualizaciones sustanciosas. Una de ellas, es la apuesta decidida en maridar las nuevas tecnologías y las técnicas últimas de vanguardia digital en el campo de lo analógico. También a su vez por la perspectiva abarcante con la que se concibe la figura de este personaje fascinante y desbordante por tantos motivos.
Giambattista Piranesi (Venecia, 1720 – Roma, 1778) anticipó con sus métodos de trabajo el papel de los arquitectos y diseñadores de la actualidad. CaixaForum pone el acento en su contemporaneidad con un planteamiento inédito hasta la fecha. El artista es presentado como creador moderno y comprometido con la renovación de la arquitectura –la verdad es que nunca dejó de serlo en otros campos más visibles– a través, como decimos, de la tecnología más avanzada para descubrir la riqueza de toda su obra, su eclecticismo y su excéntrica vena creativa. Destaca, por encima de muchas cosas, la multidisciplinariedad de Piranesi, su fidelidad a un estilo propio dentro de los mismos métodos de aproximación, su extraordinaria modernidad. Así, se pueden contemplar desde las series de Prima Parte di Architetture e Prospettive (1743), Le Antichità Romane, las Vedute di Roma, hasta sus últimos trabajos dedicados a estudios de objetos y mobiliario de hacia 1770.
Michele De Lucchi (aMDL), Giuseppe Pavanello (Fondazione Giorgio Cini) y Adam Lowe (Factum Arte) se han encargado de los distintos discursos expositivos, recayendo en el primero la concepción global de la muestra. Ésta pretende ser una exposición original, pionera y provocativa. Así podemos ver los distintos espacios divididos cronológicamente, que van desde la producción juvenil y la herencia veneciana (Piranesi arqueólogo), su papel como arquitecto, teórico o polemista (Piranesi estudioso de la ingeniería antigua), las Carceri d’invenzione, hasta el Piranesi anticuario, decorador y “diseñador”. El recorrido finaliza con un aspecto muy novedoso y sugerente: Gabriele Basilico, fotógrafo y documentalista que ha centrado su trayectoria profesional y artística en el tema de la ciudad, se ha encargado de recorrer con su cámara los lugares sobre los que Piranesi gravitó en sus vedute, acercando una mirada contemporánea al espectador con sus fotografías, intentando hurgar, comprobar, contrastar y hasta valorar las analogías de los grabados piranesianos respecto de la plausible, y a veces, gris realidad. En ello podemos sopesar la materia de la fantasía de Piranesi y ver las deformidades de una mente gráfica privilegiada como la del artista veneciano. Se trata de una selección de 24 fotografías de entre las cerca de 350 que Basilico ha realizado, sin embargo, Pasquale Gagliardo nos confesó que la Fondazione Cini está en ciernes de publicar un libro con la serie completa, que, viendo lo visto, se esperará como agua de mayo.
En términos prácticos de accesibilidad, visibilidad y disposición, es obligado decir que la exposición está muy bien trazada y muy bien administrada. Nos referimos a la colocación de las luces, por ejemplo, o a los distintos elementos que puedan hacer que el visitante repela o simpatice con la muestra. En esos mismos términos, como decimos, suple con gran facilidad lo que han venido siendo los acontecimientos de este tipo, es más, en la isleta en la que están colocados los cuatro capricci podemos disponer a gusto de unas lupas facilitadas por el CaixaForum para así disfrutar de cualquier detalle que escape a nuestra vista, detalle que personalmente no hemos podido ver en muchas exposiciones similares. Los dispositivos lumínicos cumplen perfectamente su función y, sin ser excesivos, mantienen un estado de penumbra corta que al mismo tiempo acoge la mirada y mece la sensibilidad al acercarnos. Después de todo lo dicho, resulta evidente que sólo nos queda encumbrar todas estas facetas dentro de la ejemplaridad.
Por último habría que mencionar el catálogo, la auténtica memoria de la órbita de las exposiciones. Si bien se echa en falta un aparato bibliográfico acorde con las exigencias de una figura como la de Piranesi, los capítulos sirven como metodología de profundización valiosa para quien lo desee. Michele De Lucchi analiza el rol polifacético que pudo desempeñar el artista a lo largo de su vida; Giuseppe Pavanello se adentra con un apartado formidable en busca de su faceta como arquitecto; John Wilton-Ely traza un discurso sobre la imbricación de la fantasía en la obra de Piranesi; Norman Rosenthal nos habla de las cárceles que tanta tinta han hecho correr; Adam Lowe nos pone en contexto con el papel más insólito del artista, el de diseñador de objetos; Elisa Benedetti indaga en la posible relevancia del gusto egipcio en la estética piranesiana; Luigi Ficacci nos presenta la traducción de Piranesi llevada a cabo por Gabriele Basilico en su obra fotográfica; y Marcello Fagiolo, siempre magistral, nos seduce de nuevo con un ensayo que versa sobre la escena trágica de la Roma antigua, la autopsia, radiografía y regeneración de Piranesi.
Sólo resta que vayan a visitarla sin más dilación y que admiren con acento pausado y detenido la majestuosidad de las litografías, o los fantásticos contrastes y artificios de luz que el artista calculadamente administra para que percibamos una sensación especial al reconocer un rincón de Roma, o ese dulce enigma silencioso que emana de los mármoles enterrados entre el tiempo, o el descansar del hombre sobre la inmensidad de la antigua civilización de Roma, o bien la idea genial de delirio grandilocuente que se extrae de prácticamente toda su obra. Las piedras serán las protagonistas de su viaje, así que no dejen de reposar sobre ellas con deleite y no olviden que el tiempo también pinta líneas.