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«La pócima del buen comer», un teatro infantil muy comestible

Por Mario S. Arsenal.

 

No suelo ser asiduo a los espectáculos infantiles, de hecho, prácticamente no conocía nada del universo pueril y encantador de esos bastidores. El teatro, como bien se sabe, es un espectáculo provechoso sea del cariz que sea. Bien podemos disfrutar de una obra trágica al modo de los antiguos dramas como de una comedia en su más pura acepción paródica. La intensidad emocional de cada uno de estos polos llevan en sí mismos implícita la tensión afectuosa correspondiente, esto es, el llanto o la carcajada. De ambos extraemos en ocasiones muchos conocimientos, premisas que entonaríamos como auténticas sentencias, unos verdaderos exempla (dicho en palabras antiguas). La obra teatral que nos ocupa no tiene ningún atisbo de sobriedad, sentencia o desgarramiento emocional, quizás sí mucho de ejemplo (dicho en palabras modernas).

 

“La pócima del buen comer” es un espectáculo infantil verdaderamente encantador que conjuga precisamente dos funciones esenciales del hecho teatral para niños, la diversión y el aprendizaje. El engranaje se pone al servicio de aquellos chiquillos impresionados por el humilde aparato del teatro que tienen delante, sorprendidos por el fantástico universo que allí se da cita, enmudecidos encantadoramente por el descubrimiento del teatro del mundo: prodesse et delectare. Unos formidables Gerard Clua y Juan Romo encarnan a los dos personajes que conducen la acción: Doc, el científico, y su ayudante Manolito. Entre ellos acontecen multitud de vicisitudes y aventuras, pero el meollo de la cuestión estriba en hacer entrar por los ojos, y con una sonrisa, la imperiosidad de una buena alimentación. Naturalmente el receptor del mensaje es la totalidad de niños que asisten, por ello se propicia de manera encomiable la participación de éstos en el espectáculo, tanto es así, que en más de una ocasión se han visto sorprendidos por la aparición ingenua y repentina de un tercer actor que emerge de entre el público con voz aguda y penetrantemente elevada; a veces incluso más de uno los niños que se atreven a perder la vergüenza y lanzarse a formar parte del espectáculo espontáneamente.

 

Este proyecto nació de una fusión creativa entre Gerard Clua (actor y director) y Juan Romo (actor). Ambos ya habían colaborado anteriormente en el montaje de “No cabemos más”, estrenado en la misma sala en 2010. Este montaje era el germen de un tándem artístico que poco a poco fue gestando la idea de un espectáculo infantil. Asimismo Juan Romo tenía una trayectoria artística aunque no había explorado el género del teatro para niños, y Gerard Clua, por el contrario, ya poseía una experiencia fructífera con su exitoso espectáculo “¡Mamá! ¿Qué es el Breakdance?”, un montaje que ha realizado una gira de más de 130 funciones por toda España y que aún ahora continúa de gira en la Red de Teatros de la Comunidad de Madrid. En cuanto al proyecto en sí de “La pócima del buen comer”, empezó a tomar forma al irse sumando una serie de colaboradores habituales de los dos artistas, la escenografía de Raquel Rodrigo y Ferran J. Navarro, producción musical de Arturo Torres (Art2) y Marc Benito (Respectmark), diseño de línea editorial y posición en la red de Gerard Magrí y la producción de Martelache. Un espectáculo recomendado para niños y no tan niños, disfrútenlo junto a ellos.

 

Más información:

La Escalera de Jacob

Domingos, 18:00h, La Escalera de Jacob (Calle Lavapiés, 11)

One thought on “«La pócima del buen comer», un teatro infantil muy comestible

  • Estimados amigos soy maestro de computación de escuela primaria en México(Cd. Victoria, Tamaulipas) y me urge conseguir un argumento pequeño de obra de teatro sobre el buen comer que la puedan actuar varios niños de 11 años, ojalá pudieran ayudarme. Me urge de verdad. Les agradezco si me contestan el mensaje.
    Atentamente
    OSCAR LOPEZ GARZA

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