Vuelve Mad Men: esperado estreno de la quinta temporada.
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Por Juan Manuel Calvache.
Esta semana la cadena americana AMC estrena la quinta temporada de Mad Men, después de 17 largos meses de espera.
A estas alturas es difícil hablar de Mad Men sin ser reiterativo. Que es una serie sobre unos publicistas de Nueva York, con clase y estilo, que ha traspasado la pantalla y ha devuelto el gusto por la moda Vintage de los años 60, es algo que todo el mundo sabe. Pero por suerte, esto es solo el envoltorio de lo que creo es una serie destinada a vivir para siempre, a ser un clásico, más allá de tendencias y modas pasajeras, porque la grandeza de esta serie está por debajo de la superficie.
A simple vista nos enseñan lo que fue el esplendor del sueño americano (después de la Segunda Guerra Mundial), y más concretamente a los elegantes, orgullosos y naïfs trabajadores de una agencia de publicidad de la calle más poderosa del Nueva York de la época, la avenida Madison. Pero sobre esa superficie, en la que prevalece la inocencia de esa sociedad venida a más, la serie nos muestra magistralmente las otras facetas (no tan agradables) de aquella América menor de edad, en el fondo ignorante, que precedió a las protestas y posteriores conquistas sociales de finales de los 60. Todo esto lo vemos en el trasfondo de la serie. Porque Mad Men no dice, sino que insinúa, muestra sutilmente.
Mad Men trata sobre hombres, pero sobre todo habla de mujeres. En una sociedad en la que ser esposa y madre era el único destino, la serie nos dibuja perfectamente tres maravillosos personajes de mujer, tres maneras de vivir en esa sociedad: Betty Draper (January Jones), la en apariencia perfecta esposa y ama de casa, pero con una gran frustración interior; Joanny (Christina Hendricks), que explota su atractivo físico, consciente de que por muy inteligente que sea es su única manera de conseguir algo profesional y personalmente en ese mundo de hombres; y Peggy (Elisabeth Moss) que toma directamente el rol de hombre, para poder competir con ellos (convirtiéndose es la versión femenina del protagonista).
Y por encima de todo Don Draper (magnífico Jon Hamm). El protagonista, macho alfa y canalizador de toda la historia. Personaje complejo, de múltiples matices, al que puedes odiar o querer en décimas de segundo, muy al estilo Tony Soprano (se nota la mano de Matthew Weiner, creador de la serie, y antiguo guionista de Los Soprano).
Siéntense y disfruten, porque estamos ante una de las grandes, y eviten (o no) las ganas de fumar o beberse un buen trago después de cada capítulo, porque estos Mad Men (y Women) crean adicción.