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Entrevista a Juan Puchades: “El olvido es un mal endémico de la música popular española”

 

 

Por Javier Márquez Sánchez.

 

La música no es un género demasiado popular en las librerías españolas, no al menos los libros firmados por autores autóctonos. El director del diario de actualidad musical Efeeme.com, Juan Puchades, ha publicado recientemente un volumen que, de ser tomado como modelo, podría hacer cambiar esa tendencia. Peret. Biografía íntima de la rumba catalana, publicado por Global Rhythm, es un excelente trabajo de investigación que se disfruta, además, con la facilidad y el encanto que permiten una prosa experta y bien curtida en este terreno. Un libro notable y necesario, que ya en su día recomendamos en Esquire, sobre el que hemos hablado con su autor.

 

Empecemos por justificar la elección del personaje: ¿Cómo definirías el papel de Peret en la historia musical española de las últimas décadas?

Si pensamos en Peret como creador de la rumba catalana, el papel es decisivo, pues se trata de un género que, de una forma u otra, en España ha salpicado a casi todos los géneros y su influencia, por tanto ha sido básica. Por no hablar de lo internacional de su obra, con ventas brutales en Europa y América. Logró vender un estilo pop radicalmente distinto a lo que se conocía y que con el toque de la guitarra traía ecos muy claramente hispanos.

 

En contraposición a ese papel, ¿cómo crees que se ha tratado al artista? ¿Se valora su legado como se merece?

Desde luego que no, solo hay que pensar que el 80% de su obra no está editada en cedé o lo está de mala manera. Pero ése es un mal endémico de la música popular española: el olvido y poco respeto hacia nuestra propia historia. Es algo terrible y desolador.

 

¿Qué te sedujo como aficionado de la obra de Peret, y qué te llevó a afrontar el arriesgado proyecto que supone este libro?

Hubo una primera fase, hace unos veinticinco años, de descubrimiento de su música, de sorpresa absoluta ante su manera de hacer las cosas, ante su fuerza y ritmo, que me pareció muy rockera, muy primitiva y muy original; descubrí algo que no se parecía a nada. Luego, al ir descubriendo la discografía e ir analizándola me di cuenta de sus dotes ya no solo como innovador musical, sino también como vocalista, como compositor, como productor. Completamente fascinado por su obra, hace ya mucho que me pasó por la cabeza la idea de escribir un libro sobre él, porque aunque el personaje es totalmente popular, se sabía muy poco de él, de su manera de hacer las cosas, de sus discos, de sus procesos creativos, de sus razones. Además, lo de la rumba catalana, circunscrita a ambientes gitanos, era como todo un misterio por resolver, y los misterios musicales son toda una invitación a descubrir.

 

 

La carrera del de Mataró ha pasado por diversas etapas, con periodos de mucha popularidad, otros de olvido y alguno de retiro voluntario. De forma esquemática, ¿cómo dividirías ese medio siglo en el oficio?

Está la etapa inicial (entre finales de los años 50 y los primeros 60), la de búsqueda de un estilo; otra de consolidación de éste y de éxito completo en medio mundo, que se iniciaría hacia 1966 y llegaría hasta mediados de los 70; luego vendría la del regreso tras el periodo religioso, vinculada con los Juegos Olímpicos de 1992. Y, por último, la del nuevo siglo, con Peret tomándose las cosas con calma y, sin embargo, siendo reconocido por las generaciones más jóvenes.

 

Más allá de sus canciones, al gran público siempre le ha resultado morboso el episodio religioso del músico. ¿Tuvo Peret recelos al abordar esta parte de su vida o es algo ya asumido?

Creo que el más apurado a la hora de hablar de eso fui yo… Me daba cierto corte afrontar esa parte durante las conversaciones, por aquello de que me parecía muy raro alguien que había pasado por semejante experiencia y no tenía muy claro cómo enfocarlo, qué preguntar o qué me iba a responder. Sin embargo él habla de ello con completa naturalidad, incluso con cierta ironía. Es una persona que saca lecciones de todo y, desde luego, aquello no cayó en saco roto.

 

Hablemos de la rumba catalana y empecemos por definirla: ¿Qué diferencia a la catalana de “la otra” rumba?

Hay un hilo conductor cuando hablamos de rumba, que es Cuba, la música cubana y ese género, muy amplio y salpicado de diferentes estilos y corrientes, que llaman rumba. Por lo tanto, Cuba siempre estará presente en cualquier tipo de rumba o no será. La rumba catalana nace con ritmo de rock’n’roll y sumándole armonías y breaks de la música cubana. Esto, Peret con una guitarra lo explica muy bien, tocando ritmo de rock y sacando de él una rumba catalana. Al final, lo que salió de allí está, sobre todo, muy próximo al pop, y desde luego uno de los nombres que se usaron para definirla, a mí me gusta más: rumba pop. Porque creo que es eso. A veces se confunde con la flamenca, pero por el uso de la guitarra española.

 

No obstante, habitualmente se ve la rumba catalana como un género divertido, con mucho ritmo, de gala televisiva de sábado noche y baile en fiestas… En tu libro, sin embargo, nos lo presentas como un género con un potencial que nada tiene que envidiar al rock primigenio estadounidense. ¿Sería exagerada esa comparación?

No, para nada. Las primerísimas grabaciones de Peret, muy toscas, muy auténticas, solo con dos palmeros, guitarra y voz son una cosa prodigiosa que cuando las escuchas lo primero que te viene a la cabeza es el rock’n’roll clásico, el de Sun Records. Luego, al igual que el rock, evolucionó como un género con capacidad de aceptar todo tipo de instrumentaciones y formatos, de mutar, en definitiva. Y en la rumba catalana lo mismo cabe la diversión como la profundidad, cuando se aproxima a la canción de autor, lo que sale de ahí es algo muy serio.

 

Es evidente que este libro ha conllevado una ardua labor de investigación. Háblanos un poco del trabajo realizado: ¿Cuánto tiempo has invertido? ¿Cómo te has documentado sobre unos temas –Peret y la rumba- sobre los que apenas existen trabajos previos?

Podría decir que empecé hace 25 años comprando discos de Peret y de rumba catalana… ¡y no mentiría! El trabajo de investigación, previo al de redacción, me llevó aproximadamente un año: comencé por organizar la discografía de Peret, que era un caos y me parecía el primer paso para aclararme yo mismo. Luego me puse a recopilar toda la información que tenía a mano, también eché mano de hemeroteca y, por último, entrevisté a Peret, en persona y por Skype, durante un número de horas que es imposible de calcular. Además entrevisté a palmeros, músicos, productores, arreglistas, managers y gente de la industria del disco que ha trabajado con él para que la visión no fuera unidireccional, que me parecía esencial, y para que recordaran anécdotas. Así pude ir armando el relato de los hechos y poniendo orden en la cronología. Además, por supuesto, molesté a muchísima gente consultándole datos concretos… He sido muy plomo.

 

Uno de los grandes aciertos del libro es su tono narrativo, que no sólo hace más atractiva la lectura sino que además ayuda a empatizar con el personaje, a que nos emocionemos con la historia. Se aprecia tu experiencia como lector de bibliografía musical anglosajona. ¿Tienes algunos autores de referencia en este campo? ¿Por qué en España existe tan pobre tradición literaria en este sentido?

No, no fue un autor en concreto, más bien una manera de hacer las cosas habitual en la bibliografía musical anglosajona, que puede ir de Victor Bockris a Howard Shunes pasando por Paul Williams o Peter Guralnick. Gente que trata de aproximarse con rigor al biografiado o al análisis musical, según el caso. Eso para mí fue una obsesión desde el primer momento, quería hacer un libro intenso y serio, en el que se pudiera contar todo lo contable y en el que hubiera el mayor número de voces posible, discrepantes si era necesario con la de Peret. Respecto a porqué no se hacen en España libros así, bueno, obviamente solo tenemos acceso a creadores nacionales, pues el trabajo de campo lo tienes que hacer aquí, lo cual imagino que desanima pues deduzco que a todos nos parece mucho más interesante lo que haya que contar de Lou Reed que de Rosendo, por decir algo; teoría con la que no estoy de acuerdo: los creadores de países periféricos tienen “historias” tan interesantes como los anglosajones. Por otro lado, el esfuerzo de llevar adelante una investigación minuciosa y por tanto laboriosa, desde luego no está pagado: es una inversión brutal en tiempo que debes de entender únicamente desde el placer o la satisfacción personal, pues las ventas, evidentemente, serán locales. Nuestro mercado no es global.

 

Cuentas en el libro que Peret intentó crear en 2010 una Escuela de Rumba Catalana, para enseñar las claves del género a las nuevas generaciones de músicos. Pero al parecer no encontró apoyo institucional. Parece que estamos ante un nuevo episodio de ignorancia y desdén oficial.

Sí, pero esto es lo habitual, ¿no? En Barcelona deberían de entender que la rumba catalana es un género urbano que pertenece a la ciudad pues nació en sus calles. Probablemente el último género eminentemente urbano nacido en Europa durante el siglo XX.

 

¿Crees que tenemos aún Peret para rato, que hay proyectos para seguir adelante con discos y giras?

Él sigue activo y es un animal de escenario. En estos momentos sé que está grabando un nuevo disco, así que sí, hay Peret para rato. ¡Afortunadamente!

 

Para los que te leemos habitualmente en Efeeme.com y hemos disfrutado con este libro excepcional hay una pregunta obligada: ¿Ha sido Peret un desafío puntual o tienes en mente otros posibles libros musicales?

Acabé el texto hace unos meses y quedé completamente agotado, noqueado, sentí una especie de enorme vacío cósmico, y no es broma. Después, en cuanto pude reflexionar mínimamente, asumí, con absoluta tranquilidad, que nunca más podré hacer algo parecido, que, mejor o peor, eso es lo máximo que puedo ofrecer, que no llego a más. Han pasado los meses y sigo firmemente convencido de ello, nunca haré nada igual. Sin embargo, aun asumiéndolo, en los últimos días un viejo proyecto de libro ha comenzado a rondarme de nuevo por la cabeza, en esta ocasión dedicado a un grupo, también español… A ver si puede ser.

 

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