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‘Los que miran el frío’ somos nosotros

 

Por Jorge Díaz Martínez.

 

Los que miran el frío. Francisco Onieva. Ediciones Espuela de Plata, 2011. 

 

El poeta Francisco Onieva se ha estrenado recientemente como narrador con una cuidada colección de cuentos entrelazados que bajo el título de Los que miran el frío ofrece un panorama realista y descarnado de la vida en un pequeño pueblo de provincia andaluz en torno a los años de la Guerra Civil española. Hay que decir que con esta primera incursión en el terreno de la narrativa Francisco Onieva ha conseguido ya situar a Los que miran en frío como finalista del Premio Andalucía de la Crítica 2012. Me gustaría también recomendar esta entrevista en la que el autor da buena cuenta de sus planteamientos y objetivos, además de muchas otras curiosidades que van más allá de lo propiamente literario. Poco puedo añadir a lo que ahí se dice, aunque sí comentar algunas impresiones personales tras la lectura de la obra.

 

El estilo de la prosa recuerda a la de la vieja narrativa, de frase larga y sencilla, adornada con sugerentes imágenes. Eso hace, en primer lugar, de la lectura una experiencia amable, detenida, perfecta, en mi opinión, para la soledad de una sombrilla. Pero, más que comentar los aspectos técnicos de la escritura de este libro, quisiera apuntar a lo que realmente me ha conmovido, que es quizá lo más relevante en una obra literaria, es decir, la imagen del mundo que transmite, ese regusto amargo que nos deja en la boca cada uno de los capítulos –más que cuentos, son capítulos, aunque independientes- del libro. La indefensión, el amor, la crudeza, el azar, la muerte, la derrota, el sinsentido, el rebrote de la vida, la sensación de ser simplemente arrastrados por los acontecimientos, la inevitabilidad, el desasosiego, la calma, la inocencia, el valor, la pobreza, una mirada humana hacia comportamientos normalmente considerados cobardes o traidores, toda una guerra desfila en estas páginas desde la perspectiva de rural de sus actores, sus ilusiones, sus víctimas, sus secuelas, sus hijos, sus nietos, lo que somos.

 

Los que miran el frío consigue que un relato histórico se convierta en una lectura íntima, arrancada de las hojas de diarios no escritos. El noventa por ciento de los lectores hallarán en estos cuentos una historia muy viva,  muchos tal vez recuerden las historias escuchadas a sus mayores. A través de este libro el lector español tendrá ocasión de charlar con la familia. En este libro hablamos de nosotros. 

 

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