La Tormenta Solar Perfecta Parte II (El Cambio)
Por J.D. Álvarez.
Editor de Ediciones Atlantis y Neverland Ediciones, autor de la novela Fantasmas de Kensington y creador de Earthbook.
Enlazando con la primera parte de mi artículo publicado en Culturamas en marzo de 2011, si los transformadores centrales de las redes eléctricas se frieran paulatinamente tras una sucesión de tormentas solares hasta alcanzar la Tormenta Solar Perfecta, -es decir, todo este proceso no será de la noche a la mañana ni algo repentino, si no que de forma progresiva se sucederán las tormentas solares hasta la llegada de la mencionada Tormenta Solar Perfecta-, entre 2012 y 2013 inicialmente pequeñas localidades, más tarde ciudades y finalmente las provincias y estados de todo el planeta, irán perdiendo sus transformadores eléctricos centrales y sistemas de información y comunicación, algo similar a lo que ha ocurrido con la mancha solar 1429 y la llamarada de escala X.1 (la más alta es X.5) del 5 de marzo de 2012, aunque a menor escala pero es un buen ejemplo, donde las comunicaciones por radio cayeron en múltiples zonas de India, China y Australia, tal y como mencionaba el periódico El Mundo el mismo día. (http://www.elmundo.es/elmundo/2012/03/05/ciencia/1330949699.html) Así que podemos contar ya con que este pasado 5 de marzo ha sido el comienzo de este proceso gradual, relativamente lento y progresivo.
Las ciudades que hayan perdido las redes eléctricas se irán sumando una tras otra hasta que esa suma englobe países enteros, después continentes y finalmente, con la aparición la gran Tormenta Solar Perfecta y sus Eyecciones de Masa Coronal (CME), estaremos hablando de todo el globo terráqueo. Otro factor a tener en cuenta es que la intensidad del campo magnético de la Tierra ha disminuido un 10% en los últimos 300 años. De hecho, en estos tiempos vivimos una etapa en la que nunca había estado en un nivel tan bajo desde los últimos 5.000 años. Además, durante este periodo, el campo magnético terrestre, al encontrarse más débil, hace que aumente el nivel de radicación hacia el núcleo de la Tierra, envuelto por una capa de magma compuesta de partículas de hierro, de modo que las tormentas solares electromagnéticas, al colisionar contra el campo magnético terrestre desde el hemisferio sur, pueden provocar a su vez movimientos en las placas tectónicas y en consecuencia, seísmos y tsunamis, como sucedió con Japón el 11 marzo de 2011: la noche anterior hubo una gran tormenta solar que entró por el hemisferio sur, provocando el terremoto y posterior tsunami de modo que llegó a trasladar la isla 2,4 metros en el mapa terrestre y desplazar el eje de la Tierra 15 cm.
Volviendo a los transformadores generales –y reitero por lo que pueda servir, que serán las espiras de las bobinas de estos transformadores las que se fundirán al no ser capaces de soportar las subidas de tensión eléctrica producidas por las tormentas solares-, los países más ricos y desarrollados, en circunstancias normales, y digo normales, tardarían aproximadamente entre 1 y 2 años en arreglar o sustituir los transformadores centrales eléctricos por otros nuevos, mientras que los países más subdesarrollados, precisarían entre 15 y 20 años. En el hipotético caso de que con suerte, una gran potencia económica fuera el primero de los gobiernos en reiniciar la civilización, la sociedad, ya para entonces totalmente desestructurada, tendría que tomar la decisión de depender de nuevo de la luz eléctrica hasta que la siguiente tormenta solar volviera a destruir las redes eléctricas y el proceso empezara desde cero una vez más. Sin olvidar, claro está, el precio que los países con menos recursos tendrían que pagar a cambio de “comprar” –tampoco olvidemos que para entonces el dinero no tendría ningún valor- estos transformadores a los países más ricos. Antes de que esto suceda, llegaría El Cambio.
Y ahora, antes de continuar con este nuevo epígrafe del artículo, comenzaré dejando claro que mientras que tanto lo anteriormente mencionado, así como la primera parte del artículo posee un carácter puramente científico y que su elaboración y desarrollo lo hice tras una amplia labor de documentación, lo que viene a continuación es más bien teórico y deductivo y las reflexiones e hipótesis sobre el cambio en nuestra civilización, son a título personal y carecen de la base científica del primer artículo y el inicio de éste.
Una vez aclarado y continuando con lo anterior, mientras tanto, hasta la llegada de los nuevos transformadores al cabo de un tiempo difícil de determinar, la sociedad se podría haber estructurado en dos grupos para entonces:
Los airados
Hablamos de una masa social a escala mundial que ha perdido su trabajo tras la desaparición de miles de empresas en todo el mundo. Una masa social sin dinero, ni cuentas bancarias, ni agua en el hogar, sin luz, comida, sanidad… hablamos de una sociedad decepcionada ante el capitalismo y sus líderes políticos, una sociedad que ha necesitado y dependido de la luz eléctrica y la tecnología para su desarrollo hasta el momento presente –y no olvidemos que el ser humano conoce la electricidad inicialmente desde Tales de Mileto, pasando por Michael Faraday, el telégrafo eléctrico de Samuel Morse en 1833, hasta llegar a la primera demostración práctica que alcanzó el éxito a cargo de Graham Bell en 1879 dando lugar al primer suministro de luz eléctrica de nuestra historia, que inicialmente contó con 85 abonados en la ciudad de Nueva York, por lo que es curioso recordar que disfrutamos de las redes eléctricas desde hace solo un escaso siglo y medio-. En definitiva, esta nueva sociedad que nació con la Revolución Industrial, no cabe la menor duda que manifestaría su decepción ante el Sistema actual mediante revueltas en todo el planeta. La decepción llevaría primeramente al miedo, a continuación, el miedo al pánico colectivo, el pánico a la rabia, la rabia a la ira, y la ira a los primeros disturbios. Disturbios que aisladamente destruirían centros comerciales, establecimientos, casas, automóviles, hasta la llegada del caos a nivel global. Hablamos de la sociedad católica, judía, musulmana, hindú, atea arrastrada por un sentimiento de abandono y desencanto, consciente de su dependencia total respecto a sus gobiernos y líderes políticos y religiosos. Una sociedad abandonada que se pregunta dónde está su Dios ahora, incluso dónde está su gobierno; hablamos de una sociedad que se siente sola ante el caos.
Los evolucionistas
Del mismo modo que una gran parte de esa sociedad global orientaría su respuesta ante el cambio mediante la violencia (y a partir de aquí entendamos la “sociedad global” como un solo ente no fragmentado por creencias religiosas, políticas, económicas o culturales, sino una sociedad conjunta que actúa como un solo organismo autónomo como ha ocurrido con las revueltas de la primavera árabe que comenzaron en las redes sociales), una segunda sección más minoritaria, conocedora de todo el proceso de tormentas solares concatenadas, atenta a los acontecimientos de transformación que inevitablemente han modificado radicalmente la sociedad actual tal y como la conocemos, sin miedo a lo que venga pero cautelosa, preparada y sabedora de por qué ha desaparecido la luz eléctrica, por qué los hogares, comisarías de policía, sistemas y medios de comunicación, colegios, supermercados, farmacias, ayuntamientos, hospitales, etc han dejado de funcionar -una vez sus generadores de emergencia han agotado los combustibles de reserva-. Esa sociedad minoritaria que ha sabido afrontar las circunstancias de forma no violenta, tarde o temprano -después de que las nubes radioactivas de las centrales nucleares cuyos núcleos no hayan podido extinguirse alcanzaran varios miles de kilómetros como el caso de Chernobyl, por lo que el paso siguiente sería trasladarse a zonas no contaminadas- se vería obligada poco a poco a abandonar las ciudades. Y es que, con el tiempo, tampoco podríamos vivir en nuestras propias casas puesto que meses después de que el agua corriente desapareciera y el sistema de alcantarillado se colapsara, nuestros fregaderos e inodoros serían caldos de cultivo de infecciones y epidemias tal y como se menciona en uno de los documentales que cité en la primera parte de este artículo.
Tras la emigración de las ciudades a las zonas rurales, esa sección de la nueva sociedad se vería obligada a vivir de nuevo de la naturaleza: la pesca, la caza, la agricultura y la ganadería. Nace entonces un auténtico sentimiento ecológico; de pronto los alimentos vuelven a ser frescos y naturales.
Con la caída del capitalismo, desaparecen los gobiernos de todo el mundo y durante el proceso, la sociedad se reestructura hacia el trueque. Se intercambian cosas y cualidades que tenemos por otras. Es decir, yo sé fabricar queso y lo cambio por tus hortalizas; si construyes mi casa, yo te crío el ganado. Entre 2 y 15 años después, en el caso de que los ¿gobiernos? que se han mantenido en pie, si es que llegara a ocurrir, fueran capaces de devolver la electricidad a ciertas zonas, la Sociedad del Cambio tendría que plantearse si merece la pena regresar a la Antigua Sociedad y depender de la electricidad hasta que se repita el proceso tras una nueva Tormenta Solar Perfecta, o bien ser autónoma y buscar por sí misma fuentes energéticas alternativas, tras haber aprendido a subsistir en el medio natural. Un sencillo y buen ejemplo de energías alternativas es la bombilla solar creada por los alumnos del Instituto Tecnológico de Massachusetts, basado en los principios de Tecnologías Apropiadas: hablamos de una lámpara que funciona con agua, lejía y luz solar, tal cual suena. “El procedimiento es sencillo y no requiere mucho entrenamiento. Se llena la botella transparente de 1.5 litros con agua purificada, agregando 3 cucharadas de lejía líquida y luego se sella la tapa herméticamente. La lejía evita el desarrollo del moho en la solución, que puede durar hasta 5 años, mientras el agua destilada o purificada aporta mayor claridad”.
Y todavía habría muchas más cosas reutilizables.
Así, con el reencuentro del hombre con lo natural, la nueva economía de intercambio, la vuelta a las relaciones sociales, el creciente sentimiento ecológico y las nuevas energías renovables aún por descubrir, quizá nos encontráramos también con la revisión del concepto de Dios, quizá y solo quizá, naciera una nueva sociedad más evolucionada, autónoma, espiritual, consciente de sí misma y sobre todo, no dependiente. Quizá… pero solo es una reflexión personal.