El canon bibliotecario en Francia
En 2012, el «canon bibliotecario» reporta 14 millones de euros en Francia
Por Joel Franz Rosell.
El tema del «canon bibliotecario» ha generado cierta polémica en España. Ciertos defensores del libre acceso a la cultura, que se equivocan de enemigo (y a veces acaban defendiendo también la piratería vía Internet) han enrarecido el debate de metodologías que pueden ser mejorables. Como no conozco la especificidad española en el tema, me referiré a la situación en Francia, país tan literario y con tanto lector donde ¿paradójicamente? la implementación del canon no levantó la menor protesta.
Comienzo por comentar los datos recibidos de la SOFIA, la Sociedad Francesa para los Intereses de los Escritores, que procede desde hace algunos días a su sexto reparto por préstamos en biblioteca.
Esta remuneración corresponde a los derechos por los libros adquiridos en 2009 por la extensa y eficaz red de bibliotecas públicas de Francia. Las principales cifras comunicadas por la SOFIA son las siguientes: una recaudación total de 17.168.000 euros que se dividen en 10.644.807 euros aportados por el Estado y 6.523.926 euros aportados por las entidades que proporcionan los libros a las bibliotecas (municipios, regiones, etc) así como 300-000 euros procedentes de productos financieros (desde el momento de recibir la primera recaudación hasta el momento de su pago, ese dinero reporta intereses bancarios, no lo olvidemos… como sí lo olvidan los editores, que pagan a sus autores –sin corrección alguna- cantidades que han podido estar en sus respectivas cuentas bancarias durante más de un año).
Tras el depósito correspondiente a la Caja complementaria de jubilación de escritores y traductores (1.158.500 euros) y de los gastos de gestión por la SOFIA (2.214.000 euros, es decir 12,67% de la percepción), la suma neta a repartir es de 14.096.120 euros, que se dividen en partes iguales (7.048.060 euros c/u) entre los 57 853 autores de un lado y los 2 886 editores por el otro. Este sexto reparto remunera 418,235 títulos, que equivalen a 6.414.807 ejemplares (la remuneración de base ha sido fijada en 2,20 € por cada ejemplar, y se reparte entre autor y editor.
Siempre que uno de sus títulos sea adquirido en el año de referencia (en esta ocasión 2009), los autores adherentes de la SOFIA reciben directemente sus derechos de autor (no se trata de otra cosa, y 2,20€ por un ejemplar que puede costar 20€ y será usado por decenas de lectores que, en alguna medida, se ahorran –privan a editor y autor- su adquisición). Los autores que no han adherido a la SOFIA recibirán su remuneración a través de las otras sociedades de gestión colectiva a las que pertenezcan o, en su defecto, a través sus editores.
A fin de asegurarse que los fondos que transitan por los editores lleguen efectivamente a su destinatario (en los primeros años hubo casos de flagrante desvío del recurso), cada empresa editorial debe confirmar que los títulos referenciados pertenecen efectivamente a su fondo y que han hecho llegar a sus destinatarios lo que les corresponde. De no recibir estas garantías, la SOFIA suspende la transacción del ejercicio siguiente.
Las cifras antes citadas dan una idea de la extraordinaria diversidad de las adquisiciones de las bibliotecas francesas y del importante rol que les cabe en la vida del fondo editorial. Para dar un toque personal a la información revelo al atento lector que el “canon” me ha reportado este año la vertiginosa cifra de 24 euros y 55 céntimos… si bien es cierto que en 2009 solo uno de mis libros franceses (publicado en 2007) ingresó en catálogo bibliotecario.
El pago del “canon” no ha modificado en nada la gratuidad y buen funcionamiento de las bibliotecas públicas francesas. El insaciable lector que soy, visita por lo menos una vez por semana las bibliotecas de su barrio (y otras de las 67 que hay en París; sin contar la Nacional y las de instituciones nacionales y extranjeras, la del Instituto Cervantes, sin ir más lejos). Salvo el préstamo de música y filmes, por los que se paga un abono anual de 61€ que permite acceso ilimitado al vasto fondo de la red municipal, todos los servicios son gratuitos e incluyen conferencias, encuentros con autores, narración de cuentos, exposiciones, folletos informativos diversos, conexión a Internet y, por supuesto, préstamo de documentos. Se pueden sacar simultáneamente 4 libros y 5 tebeos, además de diarios y revistas, métodos de lengua, etc, durante 15 días (renovables), en cualquier biblioteca de París o pidiéndolos a la Reserva Central, en caso de ediciones en excasa cantidad (los más interesados pueden darese una vuelta por www.bibliotheques.paris.fr ).
El catálogo está enteramente numerizado y se puede reservar títulos de todas las bibliotecas y desde cualquiera de ellas. El grueso del fondo está en francés, por supuesto, pero hay excelentes partidas en inglés y en todas las lenguas (dominan las de los emigrantes más numerosos, como el lógico (árabe, por ejemplo; pero también puede ser mandarín en los barrios chinos, etc). El fondo en castellano no es insignificante, aunque de literatura infantil no hay gran cosa (por falta de demanda, me dijo una funcionaria de la biblioteca que posee el fondo mayor en castellano, la situada junto a la placita José Martí, a 200 metros de la plaza Trocadero, frecuentada por cuanto turista quiere mirar la Torre Eiffel “cara a cara”.
Pero el problema de la venta, difusión y lectura de libros en castellano merece crónica aparte entre estas prosas que pasan.