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Entrevista a Elsa Osorio por «La Capitana»

 

Por Benito Garrido.

Fotografías de Pablo Álvarez.

 

A propósito de su última novela La Capitana (Editorial Siruela, 2012), hemos entrevistado a la escritora argentina Elsa Osorio.

 

Elsa Osorio (Buenos Aires, 1952) reside actualmente en Buenos Aires, donde coordina talleres de narrativa.  Ha publicado entre otros títulos Ritos privados, Reina Mugre, Beatriz Guido, Callejón con salida o Cielo de tango.  También ha escrito guiones para cine y televisión.  Ha obtenido diversos galardones, como el Premio Nacional de Literatura en Argentina, el premio Argentores al mejor guión de comedia, el Premio Periodismo de Humor, y el segundo premio literario de Amnistía Internacional por su novela A veinte años, Luz, traducida ya a dieciocho idiomas.

 

La Capitana. Elsa Osorio. Editorial Siruela, Madrid 2012. Novela.  288 páginas.  19,95 €

 

Mika Feldman podría parecer un personaje de ficción, pero existió. De las aventuras de la Patagonia a los primeros tiempos de la República en Madrid; de los grupos clandestinos de oposición al estalinismo en Francia, al convulsionado Berlín donde el nazismo crece peligrosamente, Mika vive junto a su marido Hipólito la gran aventura intelectual e ideológica del siglo XX. Lo que buscan hace años está en España, en esa guerra que Mika hará suya al mando de una temeraria columna del POUM. Lo ignora todo sobre técnicas y estrategias militares, es extranjera, no está ligada a poder alguno y es mujer. Pero su carisma, su talento para comprender a los otros y tomar decisiones la vuelven indispensable. Son sus mismos milicianos quienes la eligen capitana. Perseguida por los fascistas como «una que manda entre los rojos», acusada por el feroz estalinismo de «desafecta a la República» y acosada por un siniestro agente de la GPU, el conmovedor relato de su vida extraordinaria deja sin aliento al lector. La argentina Mika Feldman de Etchebéhère (1902-1992), la Capitana, luchó por la igualdad, la justicia y la libertad durante toda su vida. Elsa Osorio acepta el desafío de convertir en literatura esta maravillosa historia.

 

Elsa Osorio ha escrito un libro memorable. Basándose en documentos, cartas, manuscritos y sobre todo testimonios de personas que convivieron con Mika, ha dibujado y detallado la singular historia de esta mujer. La vida de Mika (Moisés Ville, provincia de Santa Fe (Argentina), 1902 – París, 1992) como mujer argentina, judía y comunista, fue una vida plenamente comprometida con los ideales revolucionarios del momento y con los hechos históricos que le tocó vivir. Fue una luchadora por la libertad, coherente con sus ideas y defensora de las mismas hasta el límite.

 

Amiga personal de Cortázar y Breton, estudió Arte en la Sorbona de París. Llegó a pertenecer al Partido Comunista junto con su compañero Hipólito, aunque poco tiempo después fueron expulsados por su desacuerdo con la organización. Tras su paso por la guerra civil española, Feldman escribió el libro Mi guerra de España, que también ha sido básico para Osorio en la escritura de su novela. En su recorrido vital Mika llegó hasta Alemania, de donde a la llegada del nazismo, tuvo que huir de vuelta a la Argentina por su condición de judía. Desde 1946 y ya hasta su muerte, vivió en París, lugar donde continuó con su lucha de ideales revolucionarios en episodios tan claves como el mayo del 68.

 


Entrevista:

 

P.- ¿Qué te impulsó a escribir esta novela?

Fue el personaje el que despertó mi curiosidad. No tenía idea hacer un libro. Pero me vine a Madrid, encontré algunas personas que la habían conocido, y es en ese momento cuando empecé a tirar del hilo. Posteriormente, localicé un documento de ella, en concreto, su acta de defunción, y eso fue como si constatase su existencia real. Es entonces cuando definitivamente decido iniciar una investigación sobre su figura, que tuvo sus altibajos (hubo incluso momentos que la dejé) por las dificultades que acarreaba la misma. Tampoco me había planteado hacer un ensayo. Hasta que en ese flujo de desencuentros, en marzo de 2007, uno de los testigos de esta historia me llevó a la casa ya casi abandonada de la protagonista en las afueras de París, y aquello fue como una especie de metáfora (la vida de una mujer olvidada en el tiempo), que finalmente me llevó a iniciar la escritura de esta novela. Casi cuatro años escribiendo y estudiando su perfil. Una labor muy atareada y cuidada.

 

P.- ¿Es Mika un personaje histórico realmente olvidado?

Sí, es algo increíble. Yo también me planteaba esa cuestión, y me resultaba tan extraño. Ahora parece que se quiere hacer una película sobre ella, un documental. Yo creo que la razón clave de este olvido, aparte del aislamiento de sus archivos, ha sido el que no haya habido ninguna agrupación o partido político que pueda reclamar su epopeya como legado. Ella que fue una fiel defensora del movimiento obrero, no estuvo realmente afiliada durante tiempo largo a ningún partido, de ahí que su figura no haya sido reivindicada políticamente.

Por otro lado, todo aquel que era antiestalinista, se le asimilaba ya directamente como trotskista. Y ni ella ni su marido nunca estuvieron en un grupo trotskista por mucho que lo admirasen.

 

P.- ¿Historia novelada o novela histórica?

Yo prefiero llamarlo novela. Ella escribió las memorias de la guerra y yo me basé en sus propios testimonios, narrados batalla a batalla. Pero en la narración ajusté las visiones: por un lado la del narrador en la posición de Mika, y por otro un narrador diferente, cercano al personaje principal, que permitiese presentar una voz alternativa a la historia. Se configuran así relatos que mezclan personajes y permiten ver a Mika desde otra perspectiva. Todo es ficción pero con una base histórica de datos reales.

 

P.- Mujer valiente e idealista (sobre todo por su condición de mujer), de las que ya no quedan, pero también una mujer apasionada y profundamente enamorada.

Yo me he planteado muchas veces, mientras escribía la novela, a quien hoy podría interesar la vida de una persona que ha dado mucho por los otros. Quizás necesitemos recuperar un mundo de valores, al margen del individualismo que hoy nos impera. Hace falta recuperar esa idea de creer apasionadamente en algo, no porque cualquier pasado fuese mejor, sino por la búsqueda de inquietudes.

Y luego también está la historia de amor entre ellos que, mezclada con la pasión revolucionaria, es como si se alimentara una de otra. Las cartas entre Mika y su marido eran realmente apasionadas. Como él, siendo hombre de acción, estuvo retirado en más de una ocasión por ser tuberculoso, esto le permitía reflexionar sobre el amor, el deseo. Sus pensamientos eran de profundo amor y respeto por el otro. En el amor uno tiene que nutrirse para ser mejor cada día.

 

P.- Viajas en el libro del pasado al presente de la protagonista. Algo que agudiza precisamente el contraste de lo que fue y cómo acabó su vida.

Sí, incluso aún más cuando narro los hechos que evocan el fortalecimiento del nazismo. Ellos piensan que todo va a cambiar, no le dan ninguna importancia al nazismo. Mientras el comunismo y el socialismo están más enfrentándose como enemigos que como compañeros ante lo que se les viene encima. Visto de esa perspectiva el planteamiento final es aún más rotundo.

 

P.- Este sistema de narración implica un gran trabajo de revisión.

Sí, pero en el caso de esta novela yo cambié las estructuras en un momento. Necesitaba revisar mucha información y eso hacía que lo puramente literario se convirtiese en un escollo. Esto me llevó a quitar muchísimas cosas de la novela, privilegié dos relatos: el de la guerra y la vida de ella antes de la contienda. Luego también añadí algunos capítulos muy puntuales que son posteriores a la guerra civil española, pero ya más bien para relajar la tensión narrativa, o para contar las reflexiones en las que se manifiesta el significado que aquellos acontecimientos tuvieron en su vida.

 

P.- ¿A la hora de escribir, eres más de momentos de inspiración o de constancia en el trabajo?

Claramente la constancia diaria. Siempre hay un impulso que te lleva a escribir una cosa u otra, pero en realidad es un trabajo de sentarse y dedicarle muchas horas.

 

P.- ¿Como argentina que eres has encontrado puntos de identidad con la Capitana?

Personaje realmente admirable. Comparto con ella, aunque desde otra época, esa cuestión internacionalista: me interesa mucho mi país, pero también lo que pasa en otros lugares del mundo. Entiendo perfectamente que ella viniera a luchar en la guerra de España. Me interesa la justicia internacional y creo que a todos nosotros debería afectarnos y atraernos lo que ocurra en otros países. Tener ideales no está nada mal.

 

P.- ¿Qué autores han marcado tu carrera como escritora?

Cortázar es uno de los autores que más me ha influido en mi escritura. He tenido también a Vargas Llosa como maestro, sobre todo su Conversaciones en la catedral. Leo de todo y no me cierro a nada. Con Borges estuve dando clases un tiempo, así que él también me transmitió ese amor total por los libros, esa idea de entrega total a la literatura.

 

P.- ¿Estás embarcada en algún nuevo proyecto?

Estoy armando un guión para la televisión sobre una novela mía: A veinte años, Luz. Y por otro lado estoy empezando a  escribir una nueva historia. Pero como tardo tanto en escribir, prefiero no hablar sobre ella hasta que no esté más avanzada.

 

 

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