La Isla de la Televisión
La Isla de la Televisión de Cesar Fernández García. Ediciones Palabra, 2012. Colección Mochila de Ástor, Serie negra, nº 22. 192 pp., 8,40 euros.
Por Miguel Luis Sancho
La Isla de la Televisión es el programa estrella de “La Cadena”, la única emisora que, en un futuro de ciencia-ficción, controla la vida de los ciudadanos. Su director y presentador, Cerebro Primero, acaba de poner en marcha la primera versión juvenil del afamado concurso. Joaquín, un chico de 15 años al que le encanta pintar, quiere ir y ganar el dinero destinado al ganador para así cambiar su dura situación familiar. Su madre, por supuesto, se niega, pero no lo puede impedir. Así son las reglas del Sistema ideado por “La Cadena”.
En helicóptero, en una escena impactante, Joaquín es arrojado sin miramientos al mar. El concurso ha dado comienzo y el protagonista tiene a toda costa que sobrevivir. Ya en la isla televisiva, conocerá a los otros concursantes de su misma edad, que han sido elegidos por poseer una cualidad en la que destacan: Pintor, Futbolista, Científica, Cantante,… La isla, como el guión del programa exige, está llena de trampas y de pruebas que los concursantes deben ir superando, a la que descubren que están ideadas por una mente retorcida y malvada.
La intención de la última novela de Fernández García es clara: criticar los “Reality Show”, que juegan con los bajos instintos de las personas y potencian la vida falsa y simulada. Para ello, el autor desenmascara los trucos y artimañas de ciertos programas de televisión, que solo buscan la manipulación de los espectadores. El antídoto contra ella se encuentra en la libertad individual y en la creatividad personal, que se esconde en el mundo interior de cada ser humano.
Como otras obras del autor, la novela posee una estructura impecable, calculada al milímetro, que conduce al lector con acierto hasta la hermosa escena final, cargada de simbolismo, donde Joaquín elabora un dibujo con una goma de borrar a partir de un fondo negro.
Los personajes, en general, están bien perfilados y son bastante creíbles, gracias a la marca o cualidad externa que los caracteriza. Entre los personajes, destacaría el rico mundo interior del protagonista Joaquín, que mantiene una relación especial con su padre muerto hace años, a través de la pintura y la belleza.
En cuanto al estilo de de la novela, la prosa de Fernández García es un buen ejemplo de LIJ de calidad, realizando un difícil equilibrio entre lo estético y lo funcional. El libro se lee con facilidad y con agrado, con el alma en un puño en las escenas de acción, pero también con el corazón encogido en las escenas más descriptivas y emotivas.
En definitiva, una buena novela de aventuras y de misterio, que no dejará indiferente al lector… ¡Bienvenidos al concurso!
Interesante novela juvenil. Me gusta la oposición entre la superficialidad del «entretenimiento masivo» frente al mundo interior de los personajes.
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