Aldea 1936
Aldea 1936. José López Rueda. Ediciones de la Torre. 284 pp. 22 €.
La verdad es que hasta entonces iban teniendo suerte los del pueblo. Llevaban ya casi un año de guerra y sólo sabían de ella lo que leían en los periódicos o lo que oían contar. La primavera florecía en los frutales de las huertas y reía en los verdes sembrados con la risa roja de las amapolas. Los campesinos continuaban trabajando sus campos como en tiempos de paz y en casi todas las casas se echaban de menos las voces viriles de los hijos mayores o del padre joven. Proseguía en el pueblo la vida sin grandes novedades. Tal vez un poco menos alegre que en épocas de normalidad. Habían cerrado el baile que tenían detrás de la iglesia por falta de elemento masculino. A las mozas no les gustaba tener por parejas a viejos solterones o a jóvenes barbilampiños. Era preferible no bailar. Las escuelas no habían funcionado aquel curso durante los meses de invierno por haber servido de cuartel a las tropas italianas; pero don Valentín contaba con reanudar sus tareas pedagógicas tan pronto como dejaran el pueblo los «camisas negras». Claro que esto no iba a poder ser hasta el curso siguiente, porque los voluntarios italianos no tenían trazas de marcharse y estaba ya cerca el tiempo de las vacaciones.
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