Albert Nobbs (2011) de Rodrigo García
Por Alejandro Contreras.
En 1917 el novelista irlandés incluyó un relato corto The Singular Life of Albert Nobbs dentro de una publicación suya donde reunía otros relatos. Este relato se llevó en multitud de ocasiones al teatro hasta que en 1982 fue la actriz Glenn Close quién la protagonizó. Desde entonces ha estado interesada en llevar este personaje al cine, y a punto estuvo de hacerlo a principios ya del siglo XXI junto al director Istvan Szabo, pero el proyecto se canceló por falta de financiación. Una década después el proyecto es una realidad gracias al empuje de Glenn Close que además es co-guionista de la adaptación que ha llevado al cine su buen amigo Rodrigo García, hijo del famoso escritor colombiano Gabriel García Márquez.
Albert Nobbs (2011) nos plantea a una mujer que a principios del siglo XIX se ve obligada a disfrazarse de hombre para poder trabajar en unos tiempos muy difíciles para Irlanda. Nadie de su entorno se ha percatado de estos en los últimos 30 años ni siquiera sus compañeros de trabajo en el hotel donde además reside. Allí Albert Nobbs (Glenn Close) trabaja para poder ahorar lo suficiente para algún día montar su propio negocio. La llegada de Hubert Page (Janet McTeer), un pintor al que le obligarán a dar alojamiento en su cama mientras termina sus trabajos en el hotel, supondrá una grieta en su pantomina y le abrirá los ojos hacía otras realidades que desconoce.
El mayor problema de esta película es que desde el minuto uno te preguntas cómo es posible que nadie se de cuenta de que Albert Nobbs y Hubert Page son dos mujeres disfrazadas como hombres. Y aunque los intérpretes hacen lo indecible por parecerlo, y de ahí tantas nominaciones y premios que han ido cosechando, tienes la misma sensación que cuando no entiendes que nadie vea que Clark Kent es igualito a Supermán pero con gafas en sus películas. Aún así, sorprende muchísimo la escena en la que Janet McTeer demuestra que es una mujer. Una escena que te deja sin palabras y que es difícil de olvidar, aunque se tire el resto de la película imitando a Stephen Fry.
Aunque Amanda Seyfried y Orlando Bloom se cayeron del proyecto, sus sustitutos en los papeles de Helen Dawes (Mia Wasikowska) y Joe (Aaron Johnson) dejan muy buen sabor de boca. Vemos a una Mia Wasikowska muy distinta a la que vimos en Jane Eyre (2011) aunque siga vestida de manera similar, y a un Aaron Johnson que poco recuerda al John Lennon de Nowhere boy (2009). Junto a ellos destaca más por su nombre que por su participación en la película, un Jonathan Rhys Meyer bastante prescindible en un pequeño papel que no debe resultar muy complicado para él porque ya lo ha hecho en multitud de ocasiones.
Albert Nobbs (2011) es lenta y aburrida como las películas que hacen años arrasaban en los premios, pero que por suerte ya no se hacen. Tiene un sabor añejo algo pasado de moda, y la historia se eterniza en las casi dos horas de metraje. Todo un vehículo para el lucimiento de Glenn Close que le ha funcionado para que consiga una nueva nominación a los Oscars, en este caso sería la sexta, y con la que intentará conseguir un galardón que en las cinco veces anteriores le fue arrebatado. Probablemente no lo conseguirá en esta ocasión, a pesar de su gran implicación en el proyecto y el esfuerzo interpretativo realizado. Tal vez el reto era demasiado complicado, aunque en algunos momentos como en ese momento donde las dos protagonistas deciden vestirse como las mujeres que son, consigue resultar ambas incluso más masculinas que cuando Jorge Sanz se travistió en criada en Belle Epoque (1992).
Albert Nobbs (2011) se estrenó en España el pasado 27 de enero de 2011.