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Fotografía sin verdad

Por Marta Matarán

 

 Bajo este título se expone hasta el 26 de febrero en la Sala Efti (c/ Fuenterrabía 4 y 6. Madrid) un interesante trabajo en el que los fotógrafos Diego Caballo Ardila y Daniel Caballo Méndez muestran los resultados fruto de las investigaciones que han llevado a cabo a lo largo de muchos años.

 

 La muestra incluye tanto el periodo de la técnica analógica, donde ya existían casos notables de manipulación de las fotografías alterando la realidad, como la más recientes pertenecientes a la era digital en las que- a decir por las imágenes expuestas- proliferan mucho más. Lógico si se tiene presente la facilidad que ofrecen las modernas técnicas y programas digitales.

 

Imagen mostrada en la exposición. Torres clonadas, no gemelas.

Los ámbitos en los que se han apreciado las diferencias entre lo mostrado y lo sucedido o real abarcan todo tipo de género. Los motivos que se perseguían son igualmente de lo más diverso.

 

 Así, se pueden ver escenas de la vida política en las que se intenta mostrar al personaje en cuestión mucho más cercano al pueblo, fotografías de zonas en conflicto en las que se intenta atribuir al momento una mayor carga de violencia,  por supuesto, no faltan las consabidos rejuvenecimientos en las fotografías de moda y sociedad. Sin embargo, éstos quedan eclipsados por otras imágenes en las que se advierte un “auténtico” cambio de razas o el poder de la censura que llega hasta el punto de vestir a los guerrilleros dinkas.

 

 Los autores “no denuncia, alertan”. En este sentido, el día de la inauguración, realizaron un doble llamamiento. Por una parte, al público en general, para que destapen los casos que vean de forma que pueda haber una depuración en los medios. Por otra, un llamamiento específico dirigido a los fotógrafos y editores de prensa para que no olviden que “el periodismo es un servicio público”.

 

 La obra expuesta viene avalada por los años de investigación dedicados, las tesis doctorales y la posibilidad que han tenido de poder cotejar las copias con los originales por la agencia en la que trabajan.

 

 Quienes los conocen sabrán que Diego y Daniel son padre e hijo, pero no sería justo terminar esta breve reseña sin desatacar la figura que los eclipsó en la inauguración: Enrique Meneses, el padre y abuelo respectivamente, quien con todo lujo de detalles deleitó al personal allí presente con anécdotas de las buenas. De las que quedan grabadas en la mente.

 

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