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Héctor, el hombre extraordinariamente fuerte

Héctor, el hombre extraordinariamente fuerte. Magali Le Huche. Editorial AH, 2009. Rústica. 41 p. il. 26×24 cm. A partir de 9 años. 14 euros.

 

Por Rebeca Martín.

 

En el pueblo hay un circo y en el circo del pueblo hay domadores, bailarinas, payasos, equilibristas y un hombre muy fuerte, extraordinariamente fuerte. Es Héctor. Al mirarle lo primero que uno ve son sus enormes músculos, pero si le mirásemos bien, veríamos algo  todavía más grande: su secreto. Y es que, cuando acaba la función, a Héctor no le gusta levantar pesas ni hacer flexiones. No. Con lo que más disfruta el forzudo, es ¡haciendo punto!

 

El circo descrito por Magali Le Huche, una autora parisina, nos presenta un extraordinario escenario plagado de personajes circenses muy profesionales y volcados en su trabajo: dar de comer a los leones, sostener pesos pesados, bailar como los ángeles… Pero un día, tras un golpe de viento que se lleva todo lo que encuentra a su paso, los artistas se desnudan ante el lector y muestran sus secretos. Así sabemos que algunos sienten celos de los otros y que otros están incluso enamorados, en silencio.

 

Lo que aprendemos de Héctor y el resto de la troupe es que a veces nos quedamos con la primera impresión y cometemos el error de no mirar el fondo de las personas, donde podemos encontrar grandes sorpresas. Todo esto, con un tono muy adecuado para los primeros lectores y sustentado en sencillas rimas. Las imágenes que acompañan a la historia, de vivos colores y simpáticos trazos, le dan al circo un aire extraordinario y a la vez misterioso, pero sobre todo muy divertido.

 

La colección infantil de Adriana Hidalgo editora, creada en el año 2009, considera los libros álbum como pequeños objetos de arte, donde las ilustraciones y el texto en conjunto cuentan una historia. En este caso, la historia escrita por Magali Le Huche apela a la sensibilidad de los niños y los grandes a través de la originalidad y la sorpresa, utilizando para ello un tono divertido y desenfadado muy propio del circo. Además, las ilustraciones completan el sentido cómico de la obra a la vez que le otorgan la ternura que necesitan todos los personajes, fundamentalmente el protagonista, para resultarles cercanos al lector. 

 

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