Los nuevos bohemios y la red
LOS POETAS TABERNARIOS ¿LOS NUEVOS BOHEMIOS?
Por Juana Vázquez
Si realizamos un repaso somero de la historia en cuanto a las relaciones de los creadores con el poder reinante en cada momento, podemos deducir que escritores, pintores y músicos dependían, en buena medida, del mecenazgo de los poderosos para poder realizar sus obras, y algunos incluso formaban parte del “servicio” de las cortes de los reyes y príncipes o de los grandes señores. Todos estamos familiarizados con oficios tales como Pintor de Cámara, Maestro de Capilla o Cronista Real.
Por lo que se refiere a España, prácticamente toda la producción literaria del siglo XV y principios del XVI, con la única excepción de La Celestina, se debe al generoso mecenazgo de los poderosos. Sólo citaré, a titulo de ejemplos, a Juan II de Castilla, a cuyo servicio trabajaba Juan de Mena o al Maestre de Alcántara, Don Juan de Zúñiga, mecenas de Nebrija. Grandes protectores de las humanidades fueron en ese periodo, los Reyes Católicos, los Alba o el Cardenal Cisneros, patrocinador de la Universidad de Alcalá.
Fue en el siglo XIX, con el Romanticismo, cuando escritores, músicos y pintores se convierten en autores en el sentido moderno de la palabra. El nacimiento de un mercado incipiente para los libros y el arte, permitió a los creadores vivir en unos casos y malvivir en otros, sin depender de mecenas que los apoyaran económicamente.
Podemos, por tanto, concluir diciendo que el rasgo más común en el pensamiento de los creadores españoles a partir del Romanticismo fue la libertad para crear. Y cuando se lleva esta libertad al límite, cuando el creador se pone en contra del establisement político, económico, religioso, y social, surge el bohemio.
Los bohemios apartados de la industria cultural, tenían ante sí un oscuro panorama para sobrevivir, y tuvieron que conformarse con la miseria, las drogas, el alcohol, el encanallamiento… Ellos hacían y vivían literatura en cafés, cafetuchos, tabernas, tertulias callejeras, buhardillas, prostíbulos y hasta cementerios.
Algunos nombres de bohemios de la época bohemia por excelencia- finales del XIX principios del XX- son Pedro Barrantes, Antonio Palomero, Marcos Zapata, Alfonso Tobar, Emilio Carrere, Pedro de Répide, Heliodoro Puche, Pedro Luis Gálvez, Alfonso Vidal y Planas y Armando Buscarini.
Pero el príncipe de los bohemios, era y es, sin lugar a dudas, Alejandro Sawa. El personaje de Max Estrella en “Luces de Bohemia” de Valle Inclán.
Sawa en su libro Declaraciones de un vencido dice algo sobre las aspiraciones del escritor bohemio español de su época.
“Ir a Madrid, vivir en Madrid, tomar activa participación en las batallas del pensamiento contra las panzas esclavas; ir al Ateneo Científico y Literario todas las noches, a la Biblioteca Nacional, todas las mañanas…¡Ah Madrid, Madrid, solapada ramera cuántas ilusiones seduces para darte luego el placer de exprimirlas!
Y es que en definitiva, sus sueños e ideales se estrellaban contra una realidad sórdida. Pues el germen de la bohemia era una furiosa protesta contra los males del capitalismo, y de la sociedad burguesa que había accedido ya al poder.
A un poco más de cien años de la muerte del príncipe de los bohemios, Alejandro Sawa, que murió ciego y loco, y en la más absoluta miseria, termino preguntándome: ¿quedan hoy bohemios ?… No sé, pero es de todos conocida -pues se han hecho cargo del acontecimiento periódicos nacionales, entre ellos éste- la cultura que está emergiendo en la periferia del sistema, muy parecida a la de los bohemios de hace un siglo. Y son, sobre todo los poetas, los que llevan adelante esta nueva “movida cultural”, de la que ya se puede hablar como una revolución de la época. Se reúnen gracias a la difusión de sus eventos a través de las redes sociales, sobre todo Facebook y Twiter. Importantísimas para este movimiento poético. Son jóvenes treintañeros, pero que integran tanto a lo más jóvenes como a los pasados de la cincuentena. De esta forma España se está abriendo- y sobre todo Madrid, pero no sólo- a la literaturización de la vida tabernaria, en bares, cafés, cervecerías, librerías, edificios “okupados”, y tugurios de toda índole- como hacían los bohemios de hace más de un siglo-. Así, no hay día en que no resuenen poesías, rimadas, sin rimar, poesía-espectáculo, con música, sin ella, con imágenes, declamadas, dramatizadas, perfopoesía, poesía visual, spoken word … leidas a través de folios, iPad, Blackberry o portátiles.
Algunos de estos lugares de reunión, donde corre el alcohol y la inspiración, son: en Madrid ( Diablos azules, Libertad 8, Tapas y fotos, La fugitiva, Entrelineas, Sala Triángulo, Badulake, Tipos Infames, Traficantes de sueños, Clamores, Bukowski…),en Barcelona (Original, Macondo bar, Inusual project, Elèctri, La papa…), en Sevilla ( El perro andaluz…), en Valencia (El dorado…)y otros muchos, en Zaragoza, Gijón, Murcia, Cáceres, Logroño, León…
¿Serán estos poetas que se conocen, publican y se convocan para recitar, a través de la redes sociales, sin tener apenas en cuenta la industria editorial, los nuevos bohemios? Desde luego la gran mayoría aspira, como Roberto Bolaños, a “volarle la tapa de lo sesos a la cultura oficial”.