Manuel Huerga: “Pepe Rubianes era un hombre y un artista irrepetible”
Por Luis Muñoz Díez.
Gaudí (1988), Antártida (1995) y Salvador (2006) son los títulos de las tres películas de éxito filmadas por Manuel Huerga, nacido en Barcelona el 20 de octubre de 1957. Huerga no es sólo un director de cine ni un creador de espectáculos teatrales, ni un realizador de televisión, cuenta con algo más: parece que sintetizara la realidad gozando del poder de plasmarla en la pantalla de una forma muy precisa. No creo que nadie cuestione que es uno de los mejores documentalistas que tenemos.
En sus trabajos se embosca y no hay más protagonista que la realidad o la persona sobre la que echa el foco, bien sea la reconstrucción de un retrato coloreado con pedazos de palabras de quienes lo quisieron, como es el caso del documental dedicado a Pepe Rubianes, Un pont de mar brava para Lluis Llach en el Palau Sant Jordi, las Ceremonias de Inauguración y Clausura de los XXV Juegos Olímpicos Barcelona’92 o la tediosa gala de la entrega de los Goya.
Para mí, su documental realizado en torno al controvertido humorista Pepe Rubianes es un acto de amor, y para salir de la duda se lo pregunto.
Esta película, ¿es un acto de amor?
Sí, de amor y también de justicia. Pepe Rubianes era un hombre y un artista irrepetible, lleno de talento y de generosidad, que no sólo nos hacía reír sino que era un ejemplo de libertad, que vivió como un ser libre, a contracorriente de todo lo que suponía una sumisión al sistema de funcionamiento que tenemos.
Está totalmente conseguido, porque yo antes de ver la proyección conocía la dimensión del artista y al salir sentí ternura por la persona.
Me alegro que así sea. Es importante que la película no sólo interese a quienes ya le conocían.
El documental se inicia hablando de la repercusión que tuvieron unas palabras por las que el propio Rubianes pidió disculpas y explicó en que contexto se habían dicho y cual era el concepto en concreto que criticaba:
“…yo insulté a la España que mató a Lorca. Respeto a la España democrática y constitucional. Esta España me merece todos mis respetos y, además, pertenezco a ella…”
Me voy a permitir trascribir exactamente lo que dijo porque la polémica aumentó y distorsionó sus palabras:
«…a mí, la unidad de España me suda la polla por delante y por detrás, que se metan a España en el puto culo, a ver si les explota dentro y les quedan los huevos colgando del campanario»
¿En el inicio del documental hay un deseo de devolver cada palabra a su contexto?
Quise “despachar” al principio la parte más dura, recordar cómo fueron los últimos momentos de Pepe, enfrentándose al mismo tiempo con su enfermedad y con los que le querían ver muerto por aquellas declaraciones. No quería dejarlo para el final dejando en el espectador un sabor agrio. Pasado ése momento la película transcurre por los cauces del buen humor, los recuerdos y el retrato fiel y entrañable.
El parlamento de Pepe Rubianes pertenecía a un párrafo de su espectáculo, sólo cambió la palabra trabajo por España. ¿Si la hubiera cambiado por Catalunya cree que la reacción hubiera sido distinta, se la habrían tomado con sentido del humor ciertos sectores -que hay en todas partes y de tibios tienen poco o nada-?
Es una buena pregunta, Carles Flavià me la plantea a menudo. Pero la crítica de Pepe no es contra España en general sino contra aquellos que pretenden imponer que éste país sea de una determinada manera. Y de ésta gente también hay en Catalunya. De todos modos, nunca sabremos qué habría dicho sobre Catalunya, aunque, para bien o para mal, no habría dudado en decir lo que pensaba. Ésa era su grandeza.
El personaje de Pepe Rubianes se funde con la persona. La impresión después de ver el documental es que la línea era muy fina, ¿estoy en lo cierto?
El título juega con ése concepto, y al terminar de verla, y de conocer mejor a la persona, aprendemos que él hacía de su vida una exhibición pública. Se desnudaba cada día sobre el escenario, porque decía lo que pensaba. De ahí que las entrevistas en televisión se convirtieron género en sí mismo de su repertorio. Le gustaba provocar y divertir con las anécdotas de su vida, exageradas, reinventadas, pero siempre con una base real.
Decía en su espectáculo, hablando de afectos, que se distraía con una mosca, pero seguía queriendo a sus mujeres y a ese hilo hay algo que me llama la atención, y en el epitafio de “que os den…” hay una contradicción entre lo que dice y quedarse con el culo al aire y desprotegido. ¿Era contradictorio en sus afectos porque necesitaba ser querido?
¿Quién no necesita ser querido? Pepe no era una excepción. Pero hay gente que asume que su forma de ser es algo incompatible con la convivencia, y eso lleva a cierta soledad, a ciertas carencias. Hay algo de despecho en su epitafio. Se ríe de la vida por no llorar y al final se despide con un “ahí os quedáis”, que es como yo interpreto sus palabras, aunque él siempre las dice más gordas.
El tema religioso estaba muy presente en su obra, el tema de la pasión es un estudio cómico y disparatado, pero de alguien que sabe muy bien de que habla, ¿era rebeldía o anidaba en él alguna inquietud religiosa, por eso que se dice que a nadie le ocupa más lugar Dios que a los ateos (véase Buñuel)?
Sí, Buñuel era ateo gracias a Dios. Supongo que Pepe era de los que estaba cabreado con Dios por permitir un mundo tan injusto. Y eso es lo que hace que se tome a broma el cielo y el infierno y juegue con arbitrariedad del bien y del mal. Aquí es donde también hay que mirar esa amistad con el Pare Manel y su obra benéfica. Pepe era generoso con los amigos, con los necesitados, pero al mismo tiempo aborrecía la hipocresía de la Iglesia.
Este tipo de artistas se revisten de la ironía y del disparate cómico para desnudar un alma y mostrar una verdad que, probablemente, no podrían enseñar de otra manera, ¿crees que es por pudor o porque de otra manera no se aceptaría?
Sí, ya lo he dicho antes, Pepe se desnudaba en el escenario como terapia personal, pero estoy seguro que también funcionaba como terapia colectiva. Él decía lo que los demás no nos atrevemos a decir, en el teatro o en la televisión conseguía exorcizar nuestros fantasmas, era una voz colectiva, un grito, un exabrupto y un llanto, en definitiva. Posiblemente, su Lorca es el mejor ejemplo del verdadero sentir de Rubianes.
En el documental, las imágenes rodadas en Kenia, dan un idea de un ser libre y universal que tilda a los políticos de pijos, ¿qué más se puede añadir de Rubianes que no se sepa?
Todo lo que quiso que supiéramos está ahí, en el documental, pero también en todas y cada una de las funciones de aquellos diez años en el Capitol, ha escrito poesía, pensamientos y reflexiones que están publicadas. Pero todos tenemos una puerta que no se abre a los demás.
¿Qué ha pretendido Manuel Huerga transmitir con este documental?
Pues por un lado compartir con todos los que le admirábamos un merecido gesto de recuerdo, y por el otro darlo a conocer a quienes no le conocían, o a quienes se hicieron una idea sesgada o tendenciosa, invitarles a compartir una cena con sus amigos y comprobar que Pepe Rubianes era un gran tipo.
¿Qué se puede añadir?
Vayan a verla.
Con sus palabras y la invitación a que se acuda a las salas para ver la película, cierro esta entrevista.
Pepe & Rubianes (2011) se estrenó en España el pasado 23 de diciembre de 2011.
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