Ignacio Elguero De Olavide : " Lo importante es llegar a un pacto educativo"
Por Chus Sanesteban
Estudioso de la vida cotidiana de los adolescentes de la transición, Ignacio Elguero De Olavide ( Madrid, 1964 ) presentó el pasado 1 de diciembre , ¡ Al Encerado ¡ ( Planeta ) un paseo sentimental por los colegios de los años sesenta, setenta y ochenta. Y además de recordar, charlamos de Educación.
Empieza ya usted con un imperativo…
Sí, es que era así: fulanita, fulanito ¡Al encerado! Y ya comenzaban a sudarte las manos. Fueron años de imperativos.
Intercala su historia con la de otros personajes, ¿ hay algún pícaro que no nos debamos perder ?
Cada uno nos cuenta su historia, con anécdotas curiosas. Juan Luis Cano abriendo las huchas del Domund, Echanove maravillándose con la llegada de las chicas a clase en COU; Patxi López no pudiendo hacer la primera comunión porque sus padres estaban desterrados del país vasco, María Dolores de Cospedal ejerciendo de boy scout, Javier Sierra merendando en el cole bocadillos de mejillones, Ángeles Caso y Pepa Bueno deseando ser delegadas de clase, Pardeza participando en “Torneo”, Sole Jiménez en el coro entonando las canciones de misa o Ángel Antonio Herrera maleado, dándole al cigarro en los lavabos. Hay de todo.
Los personajes que le acompañan, ¿ cómo fueron escogidos?
Pues les elegí porque cada uno de ellos da un perfil distinto para elaborar el gran mapa de la educación que recibió la generación del baby boom (los nacidos entre finales de los años cincuenta y la llegada de los setenta): colegialas y colegiales de centros religiosos, de instituto público, de colegios de falange, en provincias, en pueblos y en grandes capitales.
¿ Implantaría alguna de las asignaturas desaparecidas ?
Si por mí fuera, implantaría el latín como enseñanza obligatoria. De esto no tengo la menor duda.
¿ Habrá un próximo título recordando a la generación de los 90 ?
No. Yo me he dedicado, y espero seguir dedicándome a analizar a los niños y adolescentes de la transición, esas niñas y niños nacidos principalmente en la década de los sesenta y que tiene unas características muy definidas. Una generación poco estudiada, de alguna forma eclipsada por la anterior, que tras la muerte de Franco fue tomando posiciones. Parecía que después de ellos no había nada.
En cuanto a la generación siguiente a la nuestra tendrá que ser otro el que se ocupe de ella.
No es libro para nostálgicos, pero sí para recordar. Y si es posible, con esos compañeros de tantos años…
Sí. Efectivamente no es un libro que juega a la evocación nostálgica. Lo que trata es de decir: esto era así, y así lo vivimos. Me gusta la memoria, el recuerdo, porque es una de las facultades del ser humano. Y todos, cuando echamos la vista atrás, recordamos aquellas compañeras, aquellos compañeros de clase con los que te pasabas cantidad de años en el colegio, compartiendo clase. La infancia marca, mucho.
Permítame que haga una comparación: la Educación es como un partido de fútbol donde los profesionales que juegan están cada vez más preparados pero entrenadores, directivos, etc. no entienden de fútbol y éste no es lo rentable.
¿ Todos y nadie tenemos la respuesta ?
Pues efectivamente, cada uno cree tener la receta. Es muy complicado. Lo que es realmente importante es llegar a un pacto educativo. O se hacen esfuerzos por todas partes o mal asunto. Creo que Ángel Gabilondo ha sido un gran ministro, de altísimo nivel, y lo ha puesto todo. Ahora tengo bastante confianza en José Ignacio Wert. Ojala se llegue a un pacto. La rentabilidad es social, con lo que ganamos todos.