Mi película favorita de Navidad es…
Por Redacción Cine.
Casi se podría considerar un sub-género en sí y rápidamente se nos viene a la mente una multitud de títulos basados en la Navidad, o cuyas historias transcurren durante esa fecha.
Cada cual tendrá sus preferencias, así que aquí hemos recogido los títulos favoritos de algunos de los columnistas y redactores más prolíficos del canal Cine de Culturamas como representación de todos los que participan en ella, para de esta manera transmitiros los mejores deseos para estas fechas. Léase como un Christmas navideño de marcado carácter cinéfilo.
La gran familia (1962) para Alejandro Contreras
Que sirva como homenaje a la gran actriz María Isbert que se nos fue este 2011, me gustaría recordar una de las escenas que más me han impresionado en el cine, en una película donde María trabajaba junto a su padre. ¿A quién no se le rompía el corazón viendo a un Pepe Isbert que buscaba desesperadamente al pequeño Chencho que se había perdido en la Plaza Mayor de Madrid en plena época navideña? El abuelo de una numerosísima familia deshecho al grito de “¡Chencho!, hijo mío, ¿dónde estás? ¡Chencho!…”. Sin lugar a dudas, una escena que forma parte de la memoria colectiva de este país. Un título muy idóneo ahora que la navidad ha dejado atrás su significado religioso para convertirse en una celebración familiar, ya sea para familias tan tradicionales como la de La gran familia (1962) o para otros modelos menos convencionales pero tan válidos como los de Make the Yuletide Gay (2009).
Eduardo Manostijeras (1990) para Alicia Valeria Alonso
Un antiguo caserón abandonado en lo alto de una colina, bañado por la nieve de la Navidad, se pierde en la escena hasta llegar a la ventana de una habitación donde una anciana cuenta a su nieta, entre suspiros de recuerdos amontonados, la historia de amor de su juventud. La banda sonora de Danny Elfman adorna este primer instante, en este clásico navideño y del cine de las últimas décadas. El joven Eduardo Manostijeras (Johnny Depp) se pierde entre la ilusión y el rechazo de los habitantes de un pequeño pueblo norteamericano. Una de esas extrañas delicias de Tim Burton, que retrata a la perfección la extravagancia, la inocencia y la perversión humana, en un cuento repleto de escenas para recordar. El baile de Kim (Winona Ryder) bajo la lluvia helada, que cae del ángel esculpido por las prodigiosas manos de Eduardo, quedó grabado en mi retina desde mi más tierna infancia. Y desde entonces, nunca lo pude olvidar…
Placido (1961) para Aurora Pimentel Igea
Para mí la combinación perfecta para estas fechas, donde como te descuides mueres de una indigestión de azúcar, es Plácido (1961), de Luis García Berlanga. El guión de Azcona, el mismo director, Font y Colina es perfecto, con humor, ternura y un pelín de mala leche. Tiene un plantel de actores que están espléndidos con Cassen al frente intentando pagar de algún modo la letra del motocarro aquel antes de que acabe el día. Creo además que lo que cuenta y cómo lo cuenta es de una actualidad plena, por ella no pasa el tiempo: aquel “siente un pobre a su mesa” no es muy distinto de la “solidaridad” con que hoy nos llenamos la boca a veces, no es muy diferente al Telemaratón y esos inventos.
El dia de la bestia (1995) para Fernando Marañón
Es muy difícil escapar de Capra en estas fechas, no sólo porque su clásico navideño se emite cada año en varios canales de televisión en abierto, sino porque si topas con él, te atrapa y vuelve a galvanizarte el alma de esperanza. Y cuando uno tiene el año en pose descreída, la esperanza va contra sus intereses. Siempre es mejor buscar una alternativa gamberra que alimente la corrosión por tanto adorno, tanto villancico y tanta polla (en sentido metafórico, no hace falta decirlo). Así que este año mi película es El día de la Bestia (1995), de Alex de La Iglesia, donde un cura decide hacer todo el mal que pueda en plena Navidad, roba libros esotéricos en El Corte Inglés y busca al maligno en la Calle Preciados de Madrid con ayuda de un heavy, hasta que descubre en una extraña firma el lugar donde el Anticristo va a nacer escoltado de pijos: Las torres KIO de Plaza de Castilla. Ahora a veces cuelgan una estrella de Belén entre las torres. Juraría que apunta hacia Carabanchel.
El bazar de las sorpresas (1940) para Gonzalo Suárez López
En 1940 el mundo se veía abocado a una nueva pesadilla mundial de proporcionales consecuencias. Ajeno por entonces al desastre, Ernst Lubitsch ―judío nacido en Alemania― siguió a lo suyo en su cobijo estadounidense y dos años después de rodar La octava mujer de Barba Azul (1938) repartió otra dosis de ternura, de aire fresco y de ese conocido “toque Lubitsch” en El bazar de las sorpresas (1940): una comedia de enredos ambientada en Budapest en los días previos a la Navidad que protagonizan unos entrañables James Stewart y Margaret Sullavan y que ser carne de remake ―Tienes un e-mail (1998)― no sirvió sino para confirmar que las comparaciones son odiosas. Recordar a la vez contexto y película guarda una cierta similitud con el ejercicio actual de adoptar este espíritu navideño en tiempos de crisis. Por Lubitsch, y por los viejos tiempos, que no quede.
Raging Blues (2004) para José A. Cartán
En su primer cortometraje como director, Vincent Paronnaud, Persépolis (2007), enfoca su mirada en la aparente felicidad de la época navideña. Valiéndose de una animación en blanco y negro y casi siluetada nos situará en los años 30 del siglo XX. Y sin temblarle el pulso realizará una crítica feroz a la deshumanización del hombre, donde humor negro y deporte se darán la mano en un final escalofriante.
Gremlins (1984) para Juan José Magaña
No lo expongas a la luz del sol, no le des de beber agua ni permitas que se moje y sobre todo…. no le des de comer después de medianoche¡¡¡¡….resumiendo, ten cuidado con lo que regalas ya que hay regalos que requieren de una gran responsabilidad¡¡¡ Feliz navidad a todos¡¡¡¡
El grinch (2000) para Luis Muñoz Díez
En mi infancia la Navidad la celebrábamos en un casón de San Lorenzo, con mucha familia, y estaba próxima a la que Bergman describe en Fanny y Alexander (1982), con músicas, cantos, teatros caseros y salidas nocturnas a la misa del gayo, por lo que el almíbar navideño de mi infancia no pasa por el Cine. La primera película que me impactó, ya más mayor, fue Placido (1961), del inmenso Berlanga, en donde “Ollascocinen” organiza, en una pequeña ciudad, una rifa de pobres y artistas para sentarlos a tu mesa el día de Navidad. Pero quizá, ya de mayor, la primera metáfora navideña que me llamó la atención fue El Grinch (2000), ese personaje semejante a un guisante enorme arrugado que tiene secuestrada la Navidad y que al final se redime por amor. Yo aún deseo ser redimido así. ¡Feliz Navidad!
Love Actually (2003) para Mila Marcos
Sin duda he aquí,una comedia coral,llena de momentos para todos los públicos con un reparto de escandalo. Cuenta con actores como, Liam Neeson, Colin Firth, Emma Thompson, Rowan Atkinson, Alan Rickman… Llena de historias entrecruzadas, donde todos tienen algo en común, Love Actually (2003), logra generar magia tanto con sus momentos realistas, como en sus escenas llenas de humor, de buenas vibraciones y grandes sentimientos como la amistad, el amor y los sueños. Película con chispa, entretenida, que no aburre. Una “obra” rebosante de Navidad por todos los poros. En resumen, encandila de ella su increíblemente bien escogida música, su gran vena cómica y todos esos grandes momentos que tocan “la fibra sensible”.
Qué bello es vivir (1946) para Nacho Cabana
De las películas clásicas me quedo con Qué bello es vivir (1946) de Frank Capra. Me encanta el personaje de James Steward que centra su felicidad en querer escapar de Bedford Falls hasta que se da cuenta de cómo sería este pueblo sin él. Cuando George Bailey regresa a casa corriendo tras el intento de suicidio gritando “Hola Bedford Falls, hola vieja compañía de empréstitos” no puedo evitar que se me salten las lágrimas.
Solo en casa (1990) para Nuria Monvoisin Cano
Una de mis películas favoritas de navidad es ya un clásico familiar desde los 90, Solo en casa (1990), film americano de la época dorada de Macaulay Culkin. No es una gran película obligatoria, pero me quedo con ella porque transmite muy bien la atmosfera navideña occidental. Lo mejor: Joe Pesci como ladrón.
Willow (1988) para Víctor J. Aciego Pastrana
Sin duda, Willow (1988) de Ron Howard. El empeño de televisar esta película en fechas tan señaladas la hace casi tan navideña como Cuento de Navidad de Dickens… Acción, aventura, una banda sonora inolvidable. Todavía conservo la imagen de mí mismo saliendo del cine, fascinado por el valor del pequeño Willow (Warwick Davis), y decidido a convertirme en Madmartigan (Val Kilmer) cuando fuese mayor. Un clásico del que disfruto casi todos los años.