Una apasionante visita a Roma seguida de lúcidos pensamientos sobre coleccionismo

 
Por Eloy V. Palazón
 
 

Roma en cuatro pasos seguido de Algunos avisos urgentes sobre decoración de interiores y coleccionismo.

Ángel González García.

Ediciones Asimétricas. 2011.

Rústica con solapas. ISBN: 978-84-938115-6-3.

200 págs. 44 ilustraciones. 16 €

 

La sinceridad con la que habla Ángel González, profesor de Historia del Arte Contemporáneo en la Universidad Complutense de Madrid, es reconfortante, de esa que no se encuentra en muchos libros actualmente. Primero nos deleita con un paseo por cuatro casas de Roma donde, según el autor, se decidió el futuro de la pintura: la Villa de Livia en Prima Porta, la Farnesina, la Palazzina Borghese y la casa de Mario Praz en el Palazzo Primoli. Un recorrido que nos lleva desde los exquisitos murales romanos y sus motivos (como los pájaros) hasta el interior “elegante” de la casa del crítico de arte y literatura Mario Praz, quien se dedicó a acumular “chucherías históricas artísticamente arregladas”. Y precisamente este afán por acumular es el aspecto que se desarrolla en la segunda parte de este pequeño pero excelente ensayo: lo que el autor  llama “bibelotización” de la experiencia artística, ese afán por comprar y amontonar toda clase de baratijas y que tiene como final lógico el actual coleccionismo de arte, tan promovido por el mercado. Esta vez, Ángel González va de la mano de Walter Benjamín (y su París decimonónico de los Pasajes), Marx, Adolf Loos ( y su Ornamento y delito) para señalar que somos herederos de Des Esseintes, el protagonista de la novela de Huysmans À rebours (A contrapelo), que vive entre excesos decorativos y que detesta lo natural, soportando sólo lo artificial.

 

Hay una idea más que me gustaría resaltar de este libro, que atraviesa el ensayo al completo y que en palabras del propio autor es: “será la Historia lo que quede, mientras el Arte se pierde en esa horrible componenda de la Historia del Arte”. Es decir, se ha desarrollado un gusto mayor por la Historia, por lo contextual del Arte, más que por el propio Arte. Las cuestiones más artísticas se dejan de lado para dar paso a los aspectos históricos. De ahí que el ensayista diga en su prólogo que “los artistas pensionados en la Academia de España en Roma [a quien iba dirigido el paseo por las cuatro casas romanas], a los que yo imaginaba- y no me equivoqué- mohínos por no haberlo sido en otra ciudad más à la page, como Berlín o Nueva York”, por no haber elegido ciudades con más actualidad artística, por haber elegido una ciudad ya fuera de toda actualidad artística, pero que en su momento lo fue. Por haber elegido Historia en vez de Arte.

 

www.edicionesasimetricas.com

 

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