Boris Izaguirre: “La crisis será para la literatura de este momento una nueva guerra civil”
Por Juan Laborda.
Nos recibe, amable y alejado de su imagen de divo televisivo, en una sala de la sede de la Editorial Planeta en Madrid. Se interesa por Culturamas y, casi sin necesidad de preguntarle, comienza a hablar sobre su última novela Dos monstruos juntos, se nota que la ha disfrutado. En ella una pareja muy especial, la ambiciosa Patricia y el bello Alfredo, recorren una serie de momentos fundamentales de nuestro tiempo. La charla se inicia con toda una declaración de intenciones y una primicia:
A mi me gusta mucho esta novela, me he implicado en gran medida y, la verdad, disfruto hablando de ella, viviéndola. Por eso me planteo la posibilidad de hacer un episodio más, siempre dependiendo de cómo respondan los lectores ante la obra. Parece que en ese sentido tenemos la feliz noticia de que ya es una segunda edición y de que probablemente haya una tercera. Lo importante de la tercera edición es que he podido corregir definitivamente las erratas. Fue precisamente aquí, en este escritorio donde la corregí.
Enhorabuena, ¿estamos, por tanto, en uno de los escenarios de gestación de la novela?
Sí, así es. Desde esta sala, apoyado en aquella estantería, hice una llamada cuando aún no había decidido dónde se iba a establecer el Claws, el local que regenta Patricia en Londres. Yo quería una calle muy pequeña entre Charing Cross y Covent Garden, allí ya existe un club ancestral, quizá donde irían los abuelos de los protagonistas. Aquí parado llamé a una gran amiga mía, agregada cultural en la embajada de México, y le pregunté el nombre de esa callecita e inmediatamente me respondió.
Otro caso que nos ha permitido corregir es el del aria de Monteverdi, que inspira un poco toda la novela y que escucha Patricia en el avión, en realidad no se llama Como ti amo, sino Por ti miro. A pesar de ello siempre quedan cosas por corregir, por más que se mire, luego no depende siempre de ti y un signo de interrogación pasa a ser de exclamación por ejemplo. En cualquier caso creo que es mi novela más corregida.
Precisamente en torno a eso, ¿cómo definiría su estilo en esta obra?
Yo quería exprimir el lenguaje lo máximo posible, que fuera lo suficientemente prístino, exacto, como si realmente hubiera una gran distancia entre el autor y la obra, pero que luego esa distancia no fuera igual para el lector, que se sintiera dentro. Me llevó tres años escribirla, uno entero de redacción, pero el verdadero trabajo ha sido la corrección, ha sido durísimo. Tomé la decisión, un tanto impetuosa, de corregir sin haber terminado. Corregía de lo que tenía hecho hacia atrás, pero mucha gente, entre ellos mi buen amigo Eduardo Mendicutti, me dijo que estaba loco, que eso era peligrosísimo. Me dijo que así era muy posible que no la terminase nunca. Entre otras razones, estuve a punto de abandonar en varias ocasiones por la absoluta actualidad de los hechos que se narran en la novela, pero para eso se buscó una buena solución, que fue llamar a Juan Cruz y proponerle un artículo de actualidad y de ahí surgió La paradoja y el estilo, que es mi columna de los sábados en El País.
¿Qué se ha quedado en el tintero en ese proceso tan largo de pulir?
Muchas de las cosas que se eliminaron fueron precisamente las películas. En la novela que no existe Patricia acudía al cine con mucha frecuencia. En una ocasión va al cine a ver Al final de la escapada, ese pasaje se quedó fuera. La novela se llama Dos monstruos juntos, pero en realidad hay uno que devora al otro, en el fondo es así siempre, en las relaciones personales, en la vida…conmigo ocurrió igual. Ella (Patricia) iba ganando terreno y vi que terminaría por tirarme, así que decidí que, de verdad, era mejor que ganase y se hiciera con la novela. Luego fui muy cruel y quité de plano cosas que nos gustaban, como por ejemplo ese episodio del cine. Yo quería que tuviera cierta alma, de ahí la presencia de la música en su vida o el cine, para que de este modo tuviera un cierto poso intelectual y reflexivo.
¿Es una novela que recoge los grandes acontecimientos de nuestra época: los atentados del 11S, Irak, Afganistán, el tsunami de 2004, la crisis bursátil de 2008…?
Y no se olvide de la nube volcánica de Islandia…yo quería hablar de la nube también porque en el 2010 hubo varias cosas que aislaron determinados espacios de Europa: la nube a la que hacemos referencia, pero también las nevadas aislaron a Inglaterra, y en el 2009 nevó en Londres, que fue inaudito. Eso también me servía para ver las metáforas que acompañan a esta novela, Patricia tiene la conciencia de que todas las cosas están profundamente ligadas y que la gente de su edad ha ido creciendo en una Europa donde cualquier pieza que se mueve arrastra a todas las otras. Yo lo he querido reflejar con la influencia de los fenómenos de la naturaleza, como los terremotos. La novela empieza con un “terremoto bursátil” (el cierre de Lehman Brothers) y concluye con uno verdadero, el de Haití. Hemos conseguido de una manera diabólica que todo esté ligado.
¿Es un reflejo de nuestra época?
Más que un retrato, a mí me gusta pensar que las grandes situaciones de la historia tienen un reflejo en las pequeñas cosas de la vida. Por eso me planteo cuando al inicio de la crisis pensábamos que era una cosa exterior. A nadie se le ocurrió pensar cuánto de esa crisis iba, poco a poco, a instalarse en nuestras vidas, más allá de que crecieran las tasas de desempleo, de la macroeconomía o de las cifras, cuando de verdad estuviera dentro de nosotros. De ahí parte Dos monstruos juntos, ellos, Patricia y Alfredo, son una pareja larga, han pasado juntos por muchas cosas, como conseguir el éxito, pero les toca ahora adentrarse en la crisis, cómo reaccionar, cómo se enfrentan a esa total desastre. Para mi ellos son como un edificio perfectamente cimentado, con sus plantas y sus divisiones, con baños, salones, etc… pero cuyo alrededor de repente está en ruinas. Era lo que me interesaba: hasta donde es capaz de penetrar una crisis bajo la epidermis de dos personas.
Hay varios momentos de la novela en los que muestra que estamos al final de una era, a mi me recuerda a la descomposición del Imperio romano, ¿estamos ante el fin de un imperio?
Eso está totalmente inspirado en la película La caída del Imperio romano, que me fascina y persigue permanentemente, y en concreto en ese momento en el que Sofia Loren dice: ”contempla, que tus ojos observen la caída de Roma”. Patricia recupera mucho ese tipo de mirada sobre las cosas, pero yo quiero que ella sea una superviviente, que por donde pase caigan las columnas pero no encima de ella. Y que siga allí de pie para observar esa debacle. En efecto, se ha visto que las crisis tienen sus grandes víctimas pero también sus observadores, todos esos países subdesarrollados que empiezan a vernos ahora como los países subdesarrollados a nosotros. Patricia y Alfredo confían en que aquellos sean potenciales clientes del Ovingtons, su restaurante. Son una especie de aves de rapiña.
Ya que ha ido surgiendo: ¿Por qué Dos monstruos juntos?
Todas las parejas terminan por crear un monstruo. No todo el mundo tiene una pareja exitosa, Alfredo y Patricia tienen esa arma, la gente se lo dice: “cuando estáis juntos sois increíbles”… esa era la primera monstruosidad. La segunda la caída de Europa, pero hay más como saber si continuarán o no después de la crisis, su tendencia a la corrupción, su carácter marcadamente materialista, por no citar sus infidelidades.
¿Son héroes o antihéroes, puesto que ellos blanquean dinero?
Patricia descubre un sistema muy lógico. Hemos visto que con la crisis toda la porquería salió a flote. Los cadáveres han salido a la luz. La corrupción estaba oculta, la maquina del dinero permitía taparlo todo, pero ahora no. Por eso todos nos hemos vuelto expertos en finanzas y términos bursátiles. Patricia se da cuenta, estando colocada, de que de repente existe una posibilidad real de coger ese dinero desaparecido. Ella descubre la manera y aprovecha el blanqueo para crear un agujero negro donde recoger todo ese dinero que ya está oculto.
Precisamente, estafan a los estafadores, como a Madoff.
Para mi era muy determinante que fueran antihéroes modernos. Yo antes de Alfredo y Patricia, siempre podía pensar que un antihéroe es el que fracasa, el que se equivoca. En este caso ellos son muy exitosos, pero están haciendo una cosa que es profundamente horrible, que es blanquear dinero, se aprovechan de la podredumbre.
Ellos son indetenibles, están en libertad total haciendo lo que les da la gana. Sí, tienen un poco de Bonnie and Clyde, aunque estos no terminan bien. Es probable que tengan ese gusto del pillo de la picaresca española, también de esa pareja maravillosa que son Peter O´toole y Audrey Hepburn en Cómo robar un millón, todo esto está. Tienen un poco de Al final de la escapada de Jean Luc Godard, en el sentido de que el personaje de Jean Seberg también se llama Patricia, pero lo que les diferencia de todos estos es que ellos son impunes, funcionan y triunfan. Hasta ahora en Europa hemos visto que se ha creado lo que yo llamo la sociedad de la impunidad, donde nadie es culpable, donde todo el mundo es presuntamente culpable, nadie asume ninguna culpa.
El armario secreto de Hitchcock es su ensayo sobre el director. Tiene usted varias referencias a él en el libro: Encadenados, Psicosis…
Sí, una de mis teorías en ese libro es precisamente que Hitchcock repite el mismo plano de Encadenados, que es ese celebérrimo plano de ojo de águila que baja las escaleras hasta la llave de la mano de Ingrid Bergman. Luego en Marnie, cuando han decidido que van a desenmascararla, ella está al pie de la escalera con la familia de la persona con la que se ha casado hasta que llega el señor del banco que ella ha robado. Todo el tiempo vemos a los invitados y planos de la cara de ella, hasta que llega este señor. Yo he recogido esa misma descripción para la fiesta del hermano de Alfredo en Valencia.
Verá, pasó mucho tiempo entre mi primera novela y la segunda, pero siempre quise tener productividad y mantener la publicación de mis obras. Yo no tengo una gran cultura literaria sino más bien audiovisual. Esa es la narrativa que me interesa. Así que pensé, porqué no analizar a Hitchcock, lo cual me ha dado mucho oficio. Yo lo que hago es contar una historia ya conocida, a través de la fascinación cinematográfica, eso me ha servido mucho para mis siguientes libros. No es que yo haga una heroína hitchcockniana, pero si me gusta mucho citarle, porque fue como un master ese libro. Fetiche y él han sido la construcción de un sistema de trabajo.
¿Cómo ha vivido la actualidad política de nuestro país respecto a su novela?
Estamos en una época de gran agitación, como vemos por ejemplo en las elecciones anticipadas. Esta es una novela sobre la contemporaneidad, pero le ha tocado vivir en un tiempo tan raro, tan descolocado, tan contradictorio como la propia novela. Resulta extraño vivir la promoción opinando sobre temas tan de actualidad. Todo eso me hace pensar que puede haber más monstruos juntos. Me atrae la idea de jugar con la entrega, entregas de episodios, como los Episodios nacionales, además estoy animado con la idea. Yo creo que la crisis será para la literatura de este momento una nueva guerra civil. Es el gran tema porque en el fondo es una nueva guerra, que no sabemos cómo va a acabar.
Muy buena entrevista. Seguid así!