Estado de la cuestión
Por Rubén Sánchez Trigos.
Acaba de anunciarse ‘Visiones sobre lo fantástico en la cultura española contemporánea’, o lo que es lo mismo, el ‘I Congreso Internacional sobre lo fantástico en Narrativa, Teatro, Cine, Televisión, Cómic y Videojuegos’, que tendrá lugar en noviembre de 2012 en la Universidad Autónoma de Barcelona, organizado por el Grupo de Estudios de lo Fantástico (GEF). Recientemente, la Universidad Complutense de Madrid ha clausurado el congreso internacional ‘Alan Moore y sus alrededores’ dedicado, sí, al autor inglés, y en 2008, la Universidad Carlos III acogió con notable afluencia de público –doy fe- el ‘I Congreso Internacional de Literatura Fantástica’. Algo está cambiando en la comunidad científica española, pensarán quienes recuerden que hasta hace muy pocos años resultaba virtualmente imposible la inclusión de determinados temas, enfoques o autores en nuestras aulas y salones de actos. Sin embargo, conviene contener (al menos de momento) los brindis al sol.
Es cierto que existe actualmente una generación –o dos- de académicos que prefieren ahondar en la obra fantástica de Galdós, que la tiene, antes que buscarle la enésima vuelta de tuerca a sus Episodios nacionales, o que emplean, sin rubor, los estudios culturales para acercarse a la figura del vampiro en el cine fanta-terrorífico español producido bajo la sombra de Franco, pero no es menos cierto a) que el estudio de los llamados géneros populares en España llega con retraso con respecto a otros países y b) que la brecha entre universidad y sociedad todavía sigue siendo enorme.
Ambos puntos merecen más espacio y atención del que aquí puede darse, pero me gustaría, al menos, llamar la atención sobre un aspecto especialmente sintomático del segundo: me refiero a los libros, o más concretamente a las publicaciones sobre cine popular, tanto divulgativas como académicas, que sufrimos en España. Basta señalar que la inmensa mayoría de los libros de referencia que se han escrito sobre géneros populares en los últimos treinta años –los estudios que Mark Jancovich le ha dedicado al fenómeno de la cult movie, por ejemplo- permanecen inéditos en castellano, o, aún más importante, que el trabajo que estos y otros autores han dedicado al estudio del cine popular español, sigue sin estar traducido ¡al español! –estoy pensando en el indispensable Spanish popular cinema de Willis y Lázaro-Reboll, o en la obra de Marsha Kinder-. Estas ausencias no serían tan fragantes si otras publicaciones de parecida índole vinieran a llenar su hueco. Pero no. No es así.
A día de hoy, el aficionado más o menos exigente interesado en el cine fantástico, de terror o de ciencia ficción tiene, a grandes rasgos, dos opciones: o se conforma con alguno de esos libros repletos de fichas de películas, imágenes y escaso texto que suelen copar las librerías y los grandes almacenes –ya saben: Las 100 mejores películas de…- o acude a estudios harto más interesantes como los que publica Valdemar regularmente. Sea como sea, muy pocas publicaciones dedicadas a estos géneros provienen de la universidad. Los editores tienen sus propios motivos: dicen que al mercado editorial no le interesan, que un material así no se vende. Y tienen razón, supongo. Sin embargo, el problema no es exclusivamente académico. Dos ensayos canónicos sobre el cine de terror nada universitarios como Danza macabra, de Stephen King (¡), y Monster show, de David J. Skal tardaron más de veinte y más de diez años en editarse en nuestro país –curiosamente, hasta que Valdemar se decidió a rescatarlos-. Algo está cambiando, en efecto, cuando por primera vez en España se organizan congresos como los que mencionaba en el primer párrafo. Ahora sólo hace falta que todos –lectores, autores y editores- empecemos a creérnoslo.
Rubén Sánchez Trigos es profesor e investigador en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos. Especializado en cine y literatura fantástica, en 2009 apareció su primera novela, Los huéspedes (Finalista Premio Drakul), un thriller de terror en un ambiente urbano.